La mayor metrópoli de Estados Unidos impulsa nuevas estrategias destinadas a los emprendedores foráneos que tengan en mente una idea de negocio factible, práctica y que, en suma, pueda agregar valor añadido a la economía.
La iniciativa, dirigida a los inmigrantes y que, por tanto, viene acompañada por un programa que facilita el visado para operar legalmente en el país, es conocida como IN2NYC. Bajo esta denominación se pretende, en principio, ofrecer el apoyo y los recursos financieros suficientes para que ejecutivos en potencia puedan dar forma a sus proyectos esbozados y, de este modo, generar empleos locales que fomenten el crecimiento de Nueva York.
No se trata de una cuestión legal sobre la inmigración, asignatura pendiente de una decisión consensuada a nivel internacional, sino de evitar los límites que se aplican a la concesión de visados dirigidos a los trabajadores especializados. Así, para la responsable de la agencia del desarrollo financiero de Nueva York, Maria Torres-Springer, “la diversidad económica es uno de los activos que hace fuerte la ciudad”.
Silicon Valley como modelo a seguir
Torres-Springer añade que, cuando tuvo lugar el derrumbe de Lehman Brothers, saltaron las alarmas sobre la base en la que sustentaba la economía de la urbe de los rascacielos: su enorme dependencia de sectores como el financiero y el inmobiliario marcó el final de toda una época, así como el inicio una trayectoria diametralmente opuesta.
Lo cierto es que actualmente la ciudad de Nueva York se propone competir o, por lo menos, seguir a muy corta distancia, con el mayor centro de innovación de Estados Unidos, el mismísimo Silicon Valley; de hecho, para la misma responsable, “la tecnología desempeña un papel cada vez mayor en el desarrollo de nuestro barrios”.
No obstante, y a pesar de los buenos propósitos, resulta imprescindible rodearse de talento para cumplir con los objetivos planteados. Y, hasta la fecha, no ha sido tarea fácil. “Llevamos ya demasiado tiempo viendo cómo los graduados hacen las maletas tras completar los estudios porque no consiguen los permisos necesarios para quedarse y crear sus empresas. Debemos retener ese ingenio para poder competir en la economía global”, aseguran en la agencia municipal.
Posibles opciones
Los emprendedores extranjeros que aspiran a trabajar legalmente en Estados Unidos generalmente emplean el visado H-B1 aunque su cupo está limitado a 65.000 permisos anuales, teniendo en cuenta que 20.000 de ellos están reservados a estudiantes foráneos. El acceso, por tanto, es muy restringido.
Una forma de solventar el problema es trabajando para una organización sin ánimo de lucro o en el ámbito de la educación superior. Como consecuencia, el programa IN2NYC aprovecha la opción estableciendo una relación de colaboración de las empresas con la Universidad Pública de Nueva York (CUNY) para que pueda ser secundada más adelante por otros centros de estudios. De cualquier forma, esas compañías tienen como requisito crear consejos de administración en los que se incluya ciudadanos estadounidenses.
Finalmente, no hay que olvidar que firmas como Google o Tesla “fueron fundadas por inmigrantes que llegaron a la ciudad con una idea innovadora”, declara Torres-Springer. Una realidad que Nueva York espera que, a muy corto plazo, se repita.