La llamada Cuarta Revolución Industrial tendrá, según las previsiones, un impacto menor en las economías desarrolladas que en los mercados emergentes -especialmente América Latina y Asia-, que se verán afectados por la reducción de la ventaja competitiva representada por la mano de obra barata.
Las últimas declaraciones de CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) afirman que “la región necesita un nuevo estilo de desarrollo sostenible que permita retomar la senda de crecimiento económico fomentando nuevas coaliciones entre los sectores público y privado, centros académicos y la ciudadanía”. Todavía queda mucho por hacer en el continente, analizando el efecto de la cuarta revolución industrial, la mayoría de países latinoamericanos están peor situados que el resto de países para aprovechar el avance tecnológico.
En relación a México, su presidente Enrique Peña Nieto resalta que el incremento del gasto público en Ciencia y Tecnología, el impulso a la conectividad y la apertura del mercado energético otorgan al país las herramientas necesarias para tomar ventaja en el nuevo paradigma; sin embargo, México sigue siendo una de las naciones más atrasadas en educación tomando como referencia los resultados del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA por sus siglas en Inglés) que realiza la OCDE.
Por su lado, Colombia tiene posibilidades de sobresalir en este próximo ámbito, una vez solucione retos como la evasión de impuestos de empresas y personas, la desaceleración de la economía y el déficit fiscal. Mientras, los expertos apuntan que Perú debería enfatizar su batalla por la innovación pedagógica y educativa.
Finalmente, Chile, que logra la mejor posición ente los países de América Central y del Sur, sale más desahogada que España en cuanto a flexibilidad laboral, al contrario que Argentina y Venezuela, que se sitúan incluso por detrás de nuestro país; de hecho, la nación gobernada por Maduro tiene el mercado laboral más rígido, con Brasil o India ocupando posiciones más avanzadas.