Los Vehículos Aéreos no Tripulados (UAVs) son una de las áreas dentro de la industria aeronáutica con mayor potencial de crecimiento en España y en el mundo entero. Estas aeronaves reúnen una serie de características que hacen su uso mucho más extensible a otras actividades que las aeronaves tripuladas.
Principalmente, no llevan a bordo un operador humano, evitando el riesgo inherente de los vuelos tripulados para su uso en condiciones de vuelo con escasa visibilidad, condiciones climatológicas adversas o incluso con un poco de imaginación destinarlos para emergencias, ayuda humanitaria, y un sinfín de aplicaciones hasta ahora impensables.
Tanto los bajos costes de explotación, como la maniobrabilidad de estas aeronaves hacen que sea un nicho de mercado con un alto potencial de crecimiento en los próximos años. Así lo demuestra la inversión que se ha multiplicado por seis en los últimos años. No obstante, todavía hay mucho que avanzar al respecto en temas regulatorios. Está ocurriendo como en muchas industrias ha ocurrido en el pasado, y es que hay un desfase entre la tecnología y la regulación, ¿va mucho más rápido la tecnología o la regulación es muy lenta?
La regulación es un elemento clave para el desarrollo de este nicho de mercado, y es que, aquellos países con una regulación más avanzada podrán desarrollar antes este tipo de tecnologías y con ello sumar al producto interior bruto (PIB) del país. Se deben establecer reglas claras y procedimientos ágiles, asignado los recursos necesarios.
Respecto a la regulación, en primer lugar, se debe tener una ley clara y simple. Es necesaria una ley que defina claramente las condiciones de operación de los drones (actualmente está prohibido volar un dron, por ejemplo, en una manifestación para grabar en video), en vez de ser una interminable lista de restricciones de difícil interpretación. Es importante que no esté llena de trabas legales y limitaciones en forma de licencias y acreditaciones. En segundo lugar, el gobierno debe complementar la ley con una serie de incentivos fiscales para las empresas de este sector que realicen inversiones en i+d (inversión y desarrollo).
El sector español es el quinto de Europa en términos de cifra de negocio y empleo. Presentando una gran oportunidad, desde 2012 donde el sector ya representa un 0.9% del PIB.
España tiene que ser pionera en este sector de cara al futuro, y eso sólo se consigue actuando ex-ante. De otro modo, tendremos las mismas posibilidades de ganar que un astillero en medio de un desierto.
Actualmente España es un país muy bien situado desde el punto de vista tecnológico, pero se debe seguir apoyando al sector, como comentábamos en materia regulatoria. En primer lugar, a modo de prueba se está desarrollando el mercado en forma de servicios prestados, esto quiere decir, que sirve a la sociedad en forma de servicios, todavía no hay una compra en el mercado de este tipo de tecnología a nivel particular.
Como sucede en muchas industrias, la repercusión en términos de empleo y producción puede verse modificada positivamente en otros sectores de actividad. Y es así, el sector asegurador puede verse beneficiado, siendo las compañías aseguradoras más rápidas en diseñar los productos aseguradores más competitivos y que mejor se adapten, aquellas que se lleven una mayor parte del pastel.
Hoy en día, se usa este tipo de UAVs para operaciones militares (vigilancia, reconocimiento, adquisición de objetos, apoyo aéreo, iluminación de blancos en misiones de alto riesgo, etc) y civiles (misiones de control de narcotráfico, terrorismo, topografía, control de cosechas, cambio climático, catástrofes naturales, recuento de animales, inspección de líneas eléctricas de alto voltaje, etc).
Desde el punto de vista de inversión, hay que seguir muy de cerca empresas tales como Aerovisión, Sener o Indra para revisar futuros cambios de valoración y oportunidades de inversión. De hecho, el primer helicóptero dron se llama pelícano y es capaz de tomar imagenes de alta resolución a gran altura, tiene sistemas de contramedidas electrónicas y sensores de detección de amenazas químicas, bacteriológicas, radioactivas y nucleares.
Pelícano diseñado por Indra y CybAero