Desde que en junio de 2016 33 millones de británicos fuesen a las urnas para decidir su futuro, ha llovido mucho. Han pasado ya dos años. Dos años de especulaciones, elucubraciones e hipótesis varias sobre el futuro de la Unión. Dos años en los que el máximo avance del Brexit ha sido un retroceso. Ahora, el final del túnel se torna más oscuro que nunca. Y es que, si se volviese a votar mañana, tan solo un 35% de los británicos votaría a favor del Brexit.
Según una encuesta del Eurobarómetro, si la votación fuese mañana, tan solo un 35% de los británicos votaría a favor del Brexit. Las negociaciones están estancadas. La premier Theresa May aprieta y desde la Unión Europea se mantienen firmes. A este ritmo no habrá acuerdo. Por eso, 670.000 británicos se lanzaron a las calles de Londres para manifestar su descontento.
El Brexit provoca una crisis institucional en Reino Unido
El peso de Inglaterra en el Reino Unido marcó la diferencia. Irlanda del Norte, Gibraltar y Escocia votaron a favor de la permanencia. No querían Brexit. Y ahora, sufren las consecuencias. El Brexit no solo hace tambalear los cimientos de la economía británica, también hace que peligre la unión del Reino.
Escocia e Irlanda del Norte no están por la labor de separarse. Quieren seguir siendo ciudadanos europeos. La crisis institucional ya es un hecho. Una crisis, donde cada región intenta librar la guerra por su cuenta.
En 2014 el pueblo escocés votó para permanecer en Reino Unido o no. El resultado fue de un 55% a favor de permanecer en el Reino Unido contra un 45% que quería la independencia. Ahora, cuatro años más tarde, una encuesta de Best for Britain revela que, de consumarse el Brexit, un 47% de los escoceses encuestados votaría a favor de la independencia contra un 43% que abogaría a favor de la independencia. Mientras, en caso de no llevarse a cabo la secesión, los datos se invertirían.
En Irlanda del Norte, por su lado, el horizonte es poco esperanzador. El estatus especial que el gobierno de May plantea para ellos no es bien visto por la Unión Europea. Lo cual, no está haciendo más que crear tensiones entre May y el pueblo irlandés.
Los principales costes de un Brexit sin acuerdo
Muchos británicos, incluso algunos que votaron en contra de la permanencia, aluden a que no conocían las consecuencias. Creían que aquello era un referéndum no vinculante. Que no iba en serio. Que nunca se negociarían tales propósitos.
Les prometieron todo. Que con la salida de la UE ahorrarían 350 millones de libras a la semana para invertir en sanidad. Que un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea sería lo más fácil de la historia. Pero ahora, los británicos que comienzan a vislumbrar las consecuencias se han dado cuenta de la realidad. Se han dado cuenta de que fueron engañados. Al menos, eso indica el informe del Banco de Inglaterra. Dicho informe apunta a que cada familia británica ha perdido unos 1.000 euros como consecuencia de la transición hacia el Brexit.
Eso sí, tal como indica el FMI en su último informe, los costes de un Brexit sin acuerdo caerán sobre ambos lados de la balanza. De concluir sin acuerdo, todos los países, sin excepción, lo notarán en su PIB.
Por no hablar del impacto a nivel de empleo, flujo de capitales financieros y flujos migratorios.
El estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI), no analiza el efecto que supone la incertidumbre respecto de la relación futura con la Unión Europea. Del mismo modo, tampoco tiene en cuenta la transición actual hacia una nueva relación. Se centra exclusivamente en el impacto a largo plazo.
Habrá que ver como evolucionan las negociaciones. Sin duda, tanto la Unión Europea como Reino Unido deben estar interesados en que las negociaciones, sea como fueren, lleguen a buen puerto.