El control fiscal ejercido por un aparato gubernamental intriga en los ciudadanos. De hecho, con frecuencia vemos noticias sobre millonarios famosos cuyos problemas están relacionados con su economía, más específicamente, con sus impuestos.
Las riquezas no siempre nacen de los sitios más esperados. El intercambio de criptomonedas, el control de los NFT, lugares como un casino online en Chile, la creación de contenido web alternativo, entre otros, son vías que podrían generar eventualmente mucho dinero y que, a pesar de no ser “cotidianas”, no se catalogan como procesos ilícitos que interfieran con la economía de un país.
Y, cuando generen mucho dinero, podrían provocar también montos muy altos que deben pagarse en impuestos.
Es por ello que muchas personas y empresas buscan ampararse bajo leyes de países distintos, donde se aplican otros tipos de medidas tributarias; serían lo que se conoce como Paraísos Fiscales.
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Entendiendo el concepto de paraíso fiscal
Un paraíso fiscal, en términos simples, es una jurisdicción cuyos impuestos son notoriamente más bajos que el de la gran mayoría de los países. Además, goza de una seguridad jurídica que desencadena una extrema protección a la seguridad y privacidad de sus ciudadanos residentes junto con sus activos.
En términos físicos, suelen ser islas o países pequeños, incluso en aspectos demográficos, que utilizan como mecanismo de atracción la reducción notoria del aporte económico que debe retribuirse al Estado (sin necesidad de residir en el mismo) y de este modo generar ingresos a base de empleos en grandes industrias.
No todo país con una tasa de contribución tributaria baja puede ser catalogado Paraíso Fiscal, los aspectos primordiales para que lo sea se pueden reducir a tres:
- Flexibilidad: Ofrecen beneficios de bajos impuestos aun cuando los ciudadanos no se encuentren físicamente dentro del territorio nacional, no tengan residencia ni ejerzan actividades económicas en el mismo.
- Confidencialidad: Discreción total frente al seguimiento de terceros o de otros gobiernos para con sus nacionales.
- Falta de transparencia: Por lo cual no existe documentación económica de dominio público que facilite hacer el control.
¿Cómo trabajan los Paraísos Fiscales?
Una persona que cuente con una fortuna y trabaje por incrementarla, puede abrir una sociedad en un paraíso fiscal, la cual estará bajo las leyes de anonimato de ese país. De esta forma nacen las conocidas “empresas fantasmas” o “empresas “offshore”. Otra opción disponible en estos casos es colocar un testaferro.
Estas sociedades no ejercen actividades económicas en estos países, por lo tanto, solo quedan inscritas bajo un papel, lo cual les permite gozar los beneficios de cuentas bancarias con un ínfimo margen de pérdida por impuestos.
Los beneficios para quienes ejercen estas actividades son:
- No tener la obligación de declarar el origen del dinero.
- Máxima confidencialidad.
- No declarar en auditorías los ingresos percibidos como ganancias netas.
Con el fin de asegurar aún más su dinero, las personas o empresas buscan crear filiales de sus sociedades en la mayor cantidad de paraísos fiscales posible, con el fin de disipar con mayor facilidad la información sobre la fuente principal de ingresos.
¿Dónde está el debate?
Las organizaciones más grandes del mundo como la ONU, la UE, los parlamentos, entre otras, se encuentran en desacuerdo con los procesos que se aplican en estos “paraísos”. Es un debate que recae en temáticas morales y éticas.
La situación con los Paraísos Fiscales es que acaban complicando la búsqueda de la veracidad y legitimidad de las riquezas de ciertas empresas, pudiendo ser utilizados como mecanismo perfecto para la ejecución de actos fuera de cualquier marco constitucional, tales como la evasión fiscal, el lavado de dinero en masa e incluso, el tráfico de drogas.
Además, está la injusticia que representa para el grueso de la sociedad, pagar impuestos de manera legítima, mientras que una parte mínima de la población, no solo tributa poco sino que practica evasión fiscal.