Desde que a mediados del siglo XV Gutenberg popularizara la imprenta en toda Europa, las etiquetas de los productos han sido partes esenciales de las estrategias de ventas. Aunque ya se utilizaban mecanismos de etiquetado mucho antes, el chocolate fue el primer producto en la historia en distribuirse con etiquetas modernas.
Esto último fue a mediados del siglo XVI, y a pesar de que la forma en que se compra y vende mercancía ha sufrido un cambio radical, la esencia de este elemento se mantiene intacta. Conocer la importancia de las mismas es clave para todas las marcas que quieran sobresalir frente a la competencia.
¿Por qué las etiquetas de los productos son tan importantes?
Las etiquetas impresas en la actualidad juegan un papel que va más allá de identificar las características de un producto. Un producto, del mismo modo, ha dejado de ser un simple elemento que busca ofrecer un bien o un servicio a un comprador.
Detrás ambos elementos encontramos toda una maquinaria que trabaja en conjunto para aportar bienestar, felicidad o entretenimiento a las personas: una marca. La etiqueta, entonces, sirve como una extensión de la marca; indica quién es el responsable de la elaboración, da garantía de su calidad y genera confianza y empatía para toda la comunidad de compradores.
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Habiendo cientos y cientos de empresas que ofrecen el mismo servicio, ¿qué es lo que hace que determinadas personas se decanten por los productos de una empresa? La respuesta a todo esto es el eje de diferenciación que propone una disyuntiva frente a la competencia.
Por todo esto, las etiquetas han sido, son y serán una pieza clave en el momento de alcanzar elementos diferenciadores que sitúen a la marca por sobre las demás. Si de verdad desea consolidarse como la mejor opción para todos los posibles clientes, parte de los valores de la empresa deben estar sintetizados en este elemento.
¿Qué hace a una etiqueta superior a otra?
Las estrategias de marketing dirigidas a promover un producto siempre tienen en cuenta la etiqueta, ya que es el principal foco de atención cuando un cliente valora minuciosamente la compra de uno de estos.
Considerando que solo se disponen de un par de segundos antes de ser descartados, estos elementos hacen una diferencia notable al momento de incrementar las ventas. Teniendo esto presente, ¿qué hace que una etiqueta sea perfecta?
En este punto, se tiene que recordar que no existe una receta mágica, pero los siguiente principios son compartidos por las mejores empresas y marcas del mundo:
- Distintivo con la marca o nombre de la empresa: Es el elemento más importante, ya que sin este distintivo bien podría ser una etiqueta más, o que el consumidor la asocie con una empresa cualquiera. No importa si esta irá en una prenda de ropa, en un producto de comida o si es empresarial, el nombre de la marca debe estar siempre de forma visible y ocupando parte del rango visual.
- Nombre del producto y datos: En este punto dependerá del contexto en que se utilice, pero el nombre del producto al cual identifica y los posibles datos asociados a él deben formar parte de su diseño. El nombre no puede estar aislado de los colores, formas, figuras y demás elementos estéticos, sino que debe conjugarse de manera perfecta para ser un todo.
- Diseño llamativo y directo: Poca utilidad tiene una etiqueta si esta no es atractiva desde el punto de vista del diseño. Es en este punto donde el equipo de marketing y publicidad debe hacer todo su esfuerzo para que la intención de compra sea directa pero no invasiva, de modo que los consumidores estén al tanto de que ellos son los que tienen en control.
- Material de calidad: El cual debe estar en consonancia con la vida útil que tendrá el producto. Si se trata de una desechable o poco duradero (como un envase de comida), entonces debe estar fabricado con materiales biodegradables. Si su uso será permanente (como la de una prenda de ropa), deberá resistir los embates del tiempo.
Todo esto debe estar enmarcado en un principio mayor: la identidad y valores de la empresa. Cuando un posible comprador observa la etiqueta de un producto, inmediatamente debe asociar a esta con los valores que representan a la marca que lo hizo posible.
Muchas empresas elaboran estos elementos sin contextualizarlos con su filosofía, algo que no solo genera confusión en el momento de asociar los productos de estas con la marca, sino que no contribuye a generar una imagen sólida como organización que trabaja metódicamente para perseguir una idea.
Como herramientas de comunicación, las etiquetas pueden hacer más que cualquier campaña de marketing elaborada. Saber aprovechar sus beneficios puede significar el éxito o la ruina de una empresa que se consolida en el mercado. Tiempo, planificación y objetivos deben combinarse en el momento de diseñar una que esté acorde con los ideales de la empresa.