Un bache económico, la reforma de la cocina, un viaje ahora que estamos en plena temporada vacacional… Son muchas las razones por las que, en ocasiones, necesitamos un dinero extra de forma sencilla y, sobre todo, rápida.
No en vano y como consecuencia de la crisis económica que la pandemia ha traído consigo, este año, según los datos del Banco de España, el crédito concedido por las entidades financieras a las familias e instituciones sin ánimo de lucro residentes en España subió un 0,1% el pasado mayo, respecto al mes anterior, hasta alcanzar los 694.617 millones de euros.
Un escenario en el que son muchos los que recurren a microcréditos como el que ofrecen las tarjetas revolving, un producto financiero al que ya han recurrido más de 2 millones de personas en nuestro país.
Una forma de obtener dinero de forma casi inmediata y sin apenas papeleo pero que esconde no pocos peligros: intereses abusivos, desinformación, falta de transparencia e incluso acoso suelen acompañar a este tipo de financiación.
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¿Cómo funcionan?
Una tarjeta revolving no es sino un crédito cuyo pago es aplazado; es decir, todas las compras que se paguen a través de la tarjeta o disposiciones de efectivo que se realicen se aplazarán, eso sí, con sus correspondientes intereses.
Lo que las diferencia de las tarjetas convencionales es que, mientras que estas se pagan a mes vencido, las tarjetas revolving permiten fraccionar los pagos en varias cuotas y realizar disposiciones como si se tratara de una línea de crédito.
Y es ahí, cuando el cliente elige la devolución de ese importe a plazos, cuando se le aplican unos intereses tan abusivos (la mayoría de las tarjetas revolving suelen superar un 20% TAE) que ya han sido calificados de usuarios en numerosas ocasiones por la Justicia.
¿Cómo saber si es una tarjeta revolving?
Uno de los grandes problemas de las tarjetas revolving radica en su comercialización, poco clara en la mayoría de los casos y que hace que, muchas veces, no sepamos que esa tarjeta que nos “hicieron” en un momento, un día en un centro comercial cualquiera, es una tarjeta revolving.
Así y junto a las de entidades financieras conocidas como Wizink, Santander, BBVA, EVO, Cofidis, Caixabank o Bankinter, también existen tarjetas revolving comercializadas por empresas tan conocidas por el gran público como Alcampo, Cepsa, Carrefour, Fnac, Iberia, Eroski, Inditex, Ikea, Leroy Merlín, Renfe o Vodafone, entre muchas otras.
Por ello, desde el despacho de abogados especialistas en tarjetas revolving Reclama Por Mí nos dan 3 “pistas” con las que identificar aquellos contratos de tarjetas revolving poco transparentes o usurarios:
- Desinformación
Centros comerciales, hipermercados, gasolineras o grandes almacenes… Son numerosas las empresas y entidades que ofrecen tarjetas revolving pero en muy pocas ocasiones informan de las verdaderas consecuencias que supone contratar este producto financiero. Apenas unos minutos y sin una explicación clara y sencilla de las condiciones suelen ser la forma habitual de comercializar las tarjetas revolving en estos casos.
- Falta de transparencia
Letra minúscula, imposible de leer y términos incomprensibles. En el contrato de las tarjetas revolving, así es la redacción del apartado referente a las condiciones donde figuran los intereses pactados, comisiones o seguros. Todo para hacer ilegible la lectura por parte del consumidor que no puede entender realmente lo que está firmando.
- Intereses abusivos
Los intereses de estas tarjetas, que se sitúan de media en torno al 20% TAE ya son muy elevados, sin contar las comisiones que surjan durante el contrato.
Reclamar para acabar con las tarjetas revolving
Dinero al que podemos acceder de forma sencilla, en apenas minutos y sin demasiadas condiciones. Así se publicitan las tarjetas revolving y así hacen que sean muchos los que deciden recurrir a ellas.
“Como el dinero está disponible y se paga a final de mes es más fácil utilizar la tarjeta sin pensarlo. Sin embargo, en prácticamente todos los casos de afectados por las tarjetas revolving que nos llegan, vemos cómo el cliente termina pagando mucho más dinero del crédito inicial, debido a los elevados intereses que le aplican, uno de los motivos por el que el afectado decide denunciar y reclamar”, explican desde Reclama Por Mí, que ha recibido alrededor de 20.000 consultas de reclamación de tarjetas revolving y microcréditos.
Por esta razón, acaban sumergidos en espirales de deudas inmensas durante meses, años e incluso décadas. La única solución para que salgan de esa terrible situación es reclamar por las tarjetas revolving, lo que ahora es más viable que nunca.
Porque, como apuntan desde Reclama Por Mí, es posible reclamar una tarjeta revolving ya no solo por los abusivos intereses sino también por la falta de transparencia que las caracteriza.
Además, es importante destacar que los afectados que consiguieron saldar su deuda y pudieron finalmente pagar las cuotas aún pueden reclamar ya que estas cláusulas abusivas no prescriben. Es decir, “los afectados que han tenido una tarjeta revolving todavía están a tiempo de denunciar su tarjeta revolving y llegar a recuperar todo lo pagado de más en concepto de intereses”, apuntan desde Reclama Por Mí.