Debemos ahondar en programas de educación financiera y rediseño de productos como parte de la transformación digital.
La transformación digital ha marcado cambios importantes tanto en la economía como en la sociedad. Los que podemos llamar como “nativos digitales”, aquella generación que creció con acceso casi inmediato a la tecnología y que está comenzando su vida laboral, tiene una forma muy diferente de consumir que los mayores.
Rodeados de dispositivos móviles e Internet, es normal que se sientan más cómodos con experiencias cercanas a la tecnología. No es de extrañar que esto incluya su experiencia financiera, la cual todavía está en etapas tempranas, y no debería ser tan ajena a sus patrones de comportamiento.
La revolución digital ha puesto en evidencia la necesidad de una mayor cobertura en casi todos los aspectos. En el caso de la banca y las finanzas, la brecha entre los mayores y los jóvenes es evidente: los primeros tienen un acceso muy superior que aquellos que apenas se acaban de integrar al mercado laboral.
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Un nuevo enfoque
Los créditos educativos, productos de depósito, y hasta los préstamos con pocos requisitos son algunos de los productos financieros pensados para los jóvenes y adultos jóvenes. El enfoque es facilitar sus actividades diarias, por lo que la inclusión financiera es uno de sus pilares.
En general, se caracterizan por tener menores comisiones, descuentos, promociones y beneficios en establecimientos asociados como una forma de atraer a este público a la vez que se le dan facilidades para acceder a ellos.
El motivo de este camino es desarrollar las finanzas de una población a la que se le dificulta acceder al sistema financiero. Los bancos más tradicionales buscan un perfil de cliente muy específico en el que no existe cabida para los jóvenes que recién están comenzando a manejar su propio dinero.
En la otra cara de la moneda están las entidades bancarias que han creado y promovido estos nuevos productos que llaman a este sector de la población en concreto. Así es cómo han ido apareciendo billeteras virtuales que incentivan el uso de cuentas digitales a costes reducidos, sistemas que innovan en diferentes procesos dentro del banco, la implementación de tecnologías como los códigos QR, tarjetas prepago, y demás.
De forma adyacente, también han surgido iniciativas de educación financiera y emprendimiento destinadas a los jóvenes en España. No es casualidad si consideramos que ambas son materias pendientes en el país, a tal punto que incluso los españoles lo han admitido.
El caso del Grupo Santander: un banco que se planteó la misión hace varios años
En realidad, esta nueva visión del sistema financiero es una progresión natural. Desde hace ya varios años los bancos han tenido en sus objetivos modernizarse para responder a las nuevas necesidades de sus clientes. Entre ellos, podemos destacar a Openbank, así como diferentes bancos de Estados Unidos como Bank of America, JP Morgan o Fifth Third Bancorp.
Dicho lo cual, nos centraremos en el caso de Openbank.
En 1995, el Grupo Santander dio un paso hacia la digitalización al fundar Openbank. Se trata de una iniciativa para crear un banco directo telefónico y que no cobraba comisiones. Apenas un año después, creó la página web oficial para convertir a Openbank en el primer banco que permitía operaciones en línea.
A día de hoy, es el banco digital más grande de Europa, convirtiéndose en un referente en el sector bancario. Vale la pena entender su caso, al ser también fue uno de los primeros bancos digitales de España, como parte de su visión de ofrecer servicios al público joven.
Como ventaja relevante para sus clientes, está la posibilidad de adquirir tarjetas de débito y crédito con facilidad, además de otros productos como hipotecas. Los requisitos para empezar a ser cliente se explican en esta guía de Openbank.
Los resultados de su enfoque: una clientela joven y arriesgada
Enfocado a un público que ya se movía por las recomendaciones de los conocidos, fue de los primeros en tener una fuerte presencia en las redes sociales.
Cabe destacar también que el banco ha tenido un cambio drástico en el perfil de sus clientes. En los últimos tres años, los jóvenes han liderado el crecimiento de nuevos inversores de fondos. Las personas entre los 18 y 39 años han tenido un repunte de más del 180%. Aún así, la base de menos de 30 años se ha triplicado en este mismo período.
Por otro lado, los inversores son más activos a la hora de gestionar su dinero en general. Para este banco, significó el doble de operaciones mensuales de compraventa de fondos de inversión. Si antes se realizaban de media dos transacciones al mes, ahora se realizan cuatro.
Se podría decir que esta tendencia se debe a una disminución obvia de la barrera de entrada, ya que ahora los clientes tienen la posibilidad de invertir en la mayoría de los fondos que el banco comercializa a 1 euro o menos. De hecho, el 90% de las entradas del banco se han realizado en estos fondos.
Finalmente, este sector de la población tiene un mayor acceso a la información, lo que queda patente en sus movimientos. Ya que gracias a sitios web como Economipedia, cualquier persona puede aprender de una forma fácil conceptos sobre la inflación, los tipos de interés o la bolsa de valores.
¿Banca tradicional o productos financieros digitales?
La banca tradicional tiene un modo de operar bastante conservador, algo que se ve acentuado cada vez que el país pasa por una crisis importante. Las medidas buscan mantener todo lo posible el funcionamiento de la institución que depende de sus clientes.
En este sentido, las instituciones financieras convencionales tienen una visión más segura, que genera una mayor confianza. A cambio, sus servicios suelen estar restringidos al público que consideran lo suficientemente sólido para este modelo, lo que deja por fuera a los jóvenes.
Por otro lado, los productos financieros digitales son asequibles a casi cualquier persona, en cualquier lugar del mundo y con requisitos muy bajos. Su forma más básica son las cuentas en los bancos digitales, pero podemos tener una visión más amplia: plataformas de pago como PayPal, transferencias instantáneas en cualquier moneda a través de las criptos, sistemas automatizados de inversiones, etc.
Si bien ofrecen unas ventajas muy atractivas para el público joven, estos productos tienden a representar un mayor riesgo por diferentes motivos (como la pérdida del acceso a las ewallets, por ejemplo).
Los bancos digitales son más una evolución arriesgada, pero necesaria que una alternativa exclusiva para un sector de la población.Podemos intuir que el sistema bancario está en camino a digitalizarse en los próximos años, y el perfil más joven de clientes es el que ha decidido seguirlo.