Actualmente podemos seguir aprovechándonos del ahorro que supone, entre otros recursos, el intercambio de libros de texto; pero antes de que entre en vigor la LOMCE, una normativa que implica nuevos contenidos escolares.
Ya estamos en el mes de septiembre. Las vacaciones se han acabado e iniciamos la reincorporación de los adultos al trabajo y de la vuelta al colegio de los más pequeños. Y aunque el coste medio por estudiante se incrementa sólo un 0,94% sobre el año pasado, según datos publicados por FUCI -Federación de Usuarios Consumidores Independientes-, miles de familias españolas deben afrontar un gasto global de 846 euros por hijo. Una cifra que, en innumerables casos, se vuelve más que problemática.
El informe elaborado por la organización toma como referencia 300 colegios públicos, privados y concertados de la geografía nacional, explicando que en el primer caso -centros estatales- el precio asciende a los 565 euros; en el segundo, a 1.185 euros; y en el tercero, a 790 euros. El motivo del aumento, tal y como manifiesta Gustavo Samayoa, Presidente de FUCI, se debe principalmente a la eliminación de ayudas y a la subida de los combustibles, esta última estrechamente relacionada con el pago del transporte escolar.
Al mismo tiempo, la educación puede resultar más o menos económica dependiendo de la Comunidad Autónoma en la que residamos; así pues, si vivimos en Madrid, Cataluña o Valencia, la formación de nuestros hijos nos va a salir más cara que si nos trasladamos a Canarias, Extremadura o Galicia; entre otras razones, debido en gran medida al índice de riqueza que sostiene cada región.
La partida de mayor peso en cuanto a costes se refiere viene determinada con el uniforme/ropa del estudiante, aunque se sigue manteniendo estable en relación al año pasado. Mientras, la matrícula sólo se debe abonar en los colegios privados y con respecto al material escolar, éste sigue limitándose al mismo nivel de precios que en el periodo anterior.
Por otro lado, la alimentación tampoco experimenta elevados incrementos aunque si ya hablamos de transporte, habrá que tener en cuenta el muy posible ascenso del petróleo dadas las tensiones de los principales países productores (Véase Organización de Países Exportadores de Petróleo – OPEP). No obstante, en estos dos apartados -comida y locomoción- sus costes mensuales hay que multiplicarlos por los 10 meses que dura el curso escolar.
Con respecto a los libros de texto, este año todavía estamos de enhorabuena. La entrada en vigor de la nueva Ley de Educación -la LOMCE-, preparada para 2016, va a originar un fuerte crecimiento de sus precios ya que esta normativa implica nuevos contenidos y, por tanto, la imposibilidad de poder reutilizar los manuales.
Pero por el momento podemos seguir sacando partido de lo que se conoce como economía colaborativa y continuar comprando y vendiendo libros de años anteriores. Es decir, si lo que necesitamos es adquirir nuevo material, el mercado de segunda mano ofrece un amplio abanico de posibilidades. Lo único que hay que hacer es aprovechar las opciones que las nuevas tecnologías ofrecen y contactar con servicios populares de anuncios tipo Segundamano.es, Wallapop, Selltag, Letgo o Milanuncios.es.
Si, por el contrario, lo que deseamos es obtener beneficio de los libros que ya han cumplido su función educativa, el primer paso será presentar de la mejor manera posible el material que tengamos en nuestras manos, ya sea borrando anotaciones a lápiz o plastificando sus cubiertas, y escribir el correspondiente artículo publicitario. De modo claro y conciso.
Igualmente, una buena foto puede garantizar la atención del que lo lee y unas técnicas de marketing adecuadas ayudarán a cumplir con nuestro objetivo; por ejemplo, ofrecer tres libros por el precio de dos o descuentos puntuales que convenzan al posible comprador. Como última pauta, no se debe olvidar que muchos colegios e institutos celebran sus propios encuentros para intercambiar los libros que se necesitan en este nuevo curso que comienza.