Para crear empleo se necesitan abrir empresas. España se sitúa en el puesto 85 de 190 en nivel de dificultad para abrir una empresa, según un informe del Banco Mundial. Mejoramos en la facilidad de hacer negocios, pero la creación de empresas sigue siendo la tarea pendiente. Analizamos todos los factores.
El informe anual Doing Business, analiza diversos factores a tener en cuenta en la puesta en marcha de un negocio. España presenta situaciones muy dispares dependiente del aspecto analizado. En el estudio analiza varios factores que influyen a la hora de hacer negocios. España mejora un puesto respecto a 2015 en el análisis global, y mejora 110 puestos con respecto al año 2013.
La mejor característica de España es el comercio internacional, nos situamos en el puesto número 14. Sin embargo, en la facilidad para crear empresas seguimos bastante abajo en el ranking. Por debajo de Ruanda (76) Turquía (79) y Bulgaria (82). Vamos a analizar cada factor de forma independiente:
Apertura de un negocio
Si atendemos a la clasificación en función de la dificultad de apertura de una empresa, descendemos al puesto 85 y es que aún hacen falta trece días desde que se inician los trámites hasta que puede iniciar la actividad empresarial. Es un factor vital en la cultura emprendedora del país.
Detectamos una clara tendencia a la baja en la última década. La tramitación mediante medios electrónicos introducida hace unos años ha facilitado estas gestiones. Aunque aún queda mucho por hacer para estar a niveles de; Nueva Zelanda (1 día), Hong Kong y Canadá (2 días), Dinamarca (3 días) o Australia, Corea y Francia (4 días). Seguimos estando por encima de la media de la UE (10 días) y de la OCDE (8 días).
Si analizamos el capital mínimo pagado, en España es necesario el 12,9% del ingreso per-cápita medio para crear una sociedad. Nos encontramos a niveles de Asia y Oriente medio. La media Europea es del 4% y en la OCDE, de 9,2%. En cualquier caso, en España es necesario rebajar estos costes para incentivar el autoempleo y la creación de una empresa si queremos dinamizar el tejido empresarial. Además de crear un proceso sencillo por internet. Las nuevas tecnologías deberían ponerlo más fácil.
Comercio exterior
En el comercio transfronterizo, nos situamos en el puesto número 14, nos equiparamos a países como Dinamarca, Austria o Francia. Destacamos que la balanza comercial de España es un punto clave en el PIB; Un 12% de las empresas españolas exportan, según el ICEX. Abrir una empresa en España y enfocarlo al mercado internacional en el medio-largo plazo es lo más habitual.
Crédito y financiación
En cuanto a las facilidades de obtención de un crédito, descendemos hasta el puesto 65. Muy lejos de EEUU o Nueva Zelanda, donde la financiación es mucho más fluida y arriesgada. El sistema bancario español está muy tocado por la reciente crisis económica y la fluidez del crédito se ha visto afectada, aumentando los requisitos y avales necesarios para conseguirlo. En España el capital riesgo no existe; para levantar una ronda de inversión millonaria debes tener un recorrido y una tracción impecable, así como, dilatada en el tiempo. Es decir, en España consigues financiación para crecer y expandirte, pero no para despegar el negocio. Sin embargo, en EEUU, se apuesta por el capital semilla y se asume un mayor riesgo desde el inicio de la actividad, lo que favorece el ecosistema emprendedor.
Carga impositiva
En agilidad respecto al pago de impuestos, nos situamos en el puesto 37, a niveles de EEUU o Portugal. Ha habido una mejora significativa desde 2015 donde nos situábamos en el puesto 79. En España dedicamos 152 horas al año a tramitar impuestos (un 8% de la jornada laboral) y nos situamos por debajo de la media de la OCDE (163 horas). Si analizamos la carga impositiva, esta supone el 49% de los beneficios comerciales; Nos movemos en niveles de Japón, Alemania o Suecia y por encima de la media de la OCDE (40,9%).
Permisos y licencias
En este apartado los resultados son muy dispares y depende del tipo de licencia que analicemos; La obtención de permisos de construcción, descendemos hasta el puesto 115, para la obtención de luz al 79 y para el registro de la propiedad, no situamos en el 50. Otro de los efectos de la crisis inmobiliaria, es que ha restringido estos trámites convirtiéndolos en más exhaustivos y rigurosos.
En definitiva, vamos por la senda correcta tomando medidas que ayudan a la creación de empresas. Hemos comprobado cambios significativos en los últimos años. Sin embargo, queda mucho camino por recorrer si nos comparamos con polos de atracción de emprendedores. La cultura empresarial española, necesita un impulso para poder ser más competitiva a nivel mundial.