Los ciudadanos latinoamericanos reducieron notablemente el consumo en los EEUU, debido a las políticas represivas de inmigración de Donald Trump. Su temor a ser intervenidos por la policía estadounidense ha hecho que comiencen a guardar su efectivo para sufragar los gastos judiciales y legales en caso de ser procesados.
Como hemos podido observar en todos los medios informartivos, el actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, no es una persona que se caracterice por simpatizar mucho con los ciudadanos extranjeros que residen en su país.
Desde la elección de Donald Trump como nuevo presidente de los EEUU, el miedo sucumbió a las familias inmigrantes que residían en el país. Las políticas de deportación inmediata a los inmigrantes que residían ilegalmente en el país, además, el presidente Trump hizo un llamamiento en el que se quería comprometer a construir un muro en la frontera con México, para evitar de este modo, la llegada a los EEUU de «asesinos» y «violadores», que según él, provenían de Latinoamérica.
La administración de los EEUU presiona fuertemente a la comunidad hispana
Aunque las administraciones estadounidenses hayan intentado evitar, a toda costa, las deportaciones de familias inmigrantes en masa, los funcionarios del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas efectuaron 41.318 detenciones durante los tres primeros meses de Trump como presidente, un 38% más respecto al mismo período del año anterior, 2016.
Estas cifras causaron verdadero pánico en las familias inmigrantes que residían en los EEUU, y fue este mismo hecho, el que les llevó a reducir su consumo para poder sufragar los gastos de un proceso judicial, en caso de que un familiar fuese detenido para expatriarlo del país.
Según indican directores de marketing de diversas empresas norteamericanas, el pánico no solo se concentra en los ciudadanos que residen indocumentados en el país, sino que también ha influido en las familias de ciudadanos de origen Hispano que tienen su documentación en regla y reside de manera legal en el país.
La deportación se ha convertido en un tema candente entre la comunidad hispana, la cual se ha unido fuertemente para luchar contra esta discriminación injustificada, ya que según informa Carlos Santiago, presidente de la conocida consultora que lleva su nombra y que ha asesorado a empresas de la talla de Unilever o Walmart, “La deportación se ha concebido entre la comunidad hispana como una lucha familiar, ya que más de la mitad de la población latinoamericana tiene sus papeles en regla, pero probablemente tenga un familiar indocumentado y necesiten prestarle ayuda financiera o tengan que hacerse cargo de los niños de otra familia que esté en riesgo de expatriación. Además, estas políticas represivas no han dejado indiferente a ningún ciudadano latinoamericano, lo cual les ha llevado a pensar que no son bienvenidos en este país”.
Este motivo ha hecho que los ciudadanos de origen hispano decidan aprovisionar su efectivo, en caso que tenga que ser usado para algún fin de los anteriormente citados.
La comunidad hispana, una gran comunidad con un alto impacto en la economía nacional
El número de latinos que residen en los EEUU es de 57,2 millones de ciudadanos, un 17% de la población total del país. La población latina residente en los EEUU es inmensamente grande y se ha convertido en una comunidad en plena expansión, dispuesta a quedarse y luchar por su ciudadanía norteamericana.
Según el Centro Selig para el crecimiento económico de la Universidad de Georgia, el poder adquisitivo de los hispanos en los EEUU, alcanzará en 2020 los 1.7 billones de dólares (USD), una cifra bastante abultada que, según indican las grandes empresas norteamericanas, favorecería mucho a la economía nacional.
El consumo de los latinoamericanos en los EEUU ha reforzado mucho la economía estadounidense, es por ello que compañías como McDonald’s, Ford o Walmart, han gastado miles de millones de dólares en publicidad para los consumidores hispanos.
Industrias como la del cine es una muestra real de la fuerza latina en los EEUU. El 17% de la población que acude con más frecuencia a las salas de cine, un 32% de los espectadores de cine en EEUU son de origen hispano. En cuanto a datos sobre el consumo del sector de la información, los latinos han incrementado el uso de Internet, que pasó de ser un 37%, a ser un 56% entre 2006 y 2012. Un crecimiento que destaca sin embargo con la disminución del consumo de radio (del 64% al 56%) o de periódicos (58% a 42%). También baja el consumo de TV, aunque se mantiene con un porcentaje bastante alto, al pasar de un 92% a un 86%.
Según indicaba Linda Lane González, presidenta de la Asociación de Agencias de Publicidad Hispanas, “El mercado hispano impulsa el crecimiento económico de la mayoría de las categorías, desde las finanzas o ventas hasta la industria de la automoción y comunicaciones, en los últimos 10 o 15 años, ha sido un imperativo empresarial”.
Dadas las declaraciones de diferentes organismos e instituciones que se dedican al estudio de la economía estadounidense, el hecho de que el consumo de los ciudadanos latinoamericanos disminuya como lo está haciendo en los últimos meses, es algo que no favorecerá a la economía nacional.
Según indican expertos del mercado estadounidense, el descenso de la comunidad hispana en el consumo nacional va a tener un impacto muy negativo en la economía y en el sector empresarial estadounidense, ya que muchos de los pequeños comercios que habitan las calles de las principales ciudades de EEUU son de origen hispano, además, muchos inversores que se dedican a seguir la actividad minorista, podrían verse afectados y sufrir graves complicaciones, lo que les llevaría a paralizar sus inversiones.
El miedo por la deportación se hace cada vez mas real
El temor y la incertidumbre de los ciudadanos de origen latinoamericano por saber si podrán continuar con su vida en el país norteamericano está causando verdaderos estragos entre los pequeños comercios donde realizaban el consumo la comunidad inmigrante, que han reducido sus cifras de ventas en un 40%.
Esto ha llevado a muchos pequeños comercios a cerrar, reduciendo así los propios ingresos de los propietarios de los mismos y el ingreso que derivaban en materia fiscal al gobierno estadounidense.
Además, según indican muchos ciudadanos inmigrantes, han dejado de reportar violaciones y actos delictivos que ocurren en las inmediaciones de sus viviendas, por temor a atraer a la policía a sus barrios y situarse como el foco de atención.
Si algo es seguro, es que los ciudadanos latinoamericanos son un gran potenciador de la economía estadounidense y el gobierno americano lo está pasando por alto. No sabemos si las políticas del presidente Trump están basadas y sustentadas en algún motivo o estudio económico o social, o es un solo un motivo personal de rechazo a los inmigrantes.
Lo que sí sabemos es que mientras sigan estas políticas de represión y expatriación a los ciudadanos de origen hispano, ya sea de manera justificada o injustificada, los ciudadanos latinoamericanos seguirán reduciendo sus niveles de consumo y de aportación al sector empresarial, ya que como ellos indican, “no son bien recibidos en este país” y si ellos se van, su dinero irá con ellos.