Los procesos de transformación digital de las empresas solo tendrán éxito si se llevan a cabo de forma consensuada con los trabajadores y si estos disponen de los recursos y capacidades necesarias de adaptación al nuevo entorno.
Fundada en 1932 en Dinamarca, LEGO se dedicó durante 70 años a fabricar juguetes de plástico. A partir del 2001, sufrió una crisis que provocó el cierre de fábricas y miles de despidos. Pero Lego supo reinventarse mediante una decidida apuesta por el mundo digital, la expansión al mercado audiovisual y el tejido de una nueva relación con sus clientes. Hoy, Lego es una de las marcas mejor valoradas del mundo y un ejemplo de cómo la transformación digital es capaz de relanzar un negocio tradicional.
En España, se han producido importantes avances en el ámbito de la transformación digital. Según el Instituto Nacional de Estadística, el 99,1 % de las empresas españolas dispone de ordenadores; el 98,4 %, de Internet, y el 77,5 %, de página web. Sin embargo, menos del 20 % de las empresas vende online y el uso de tecnologías avanzadas como el Big Data no llega al 9 %.
Es importante tener en cuenta que la digitalización de una empresa no es que ésta tenga cuentas en las redes sociales o empiece a vender por Internet, sino que sus sistemas, procesos y procedimientos estén diseñados para proporcionar a los clientes, empleados, proveedores y colaboradores de todo tipo una experiencia nueva a través de la tecnología (Internet, dispositivos móviles, hologramas, impresiones 3D, etc.). Y estos procesos de transformación solo tendrán éxito en aquellas compañías cuyo capital humano disponga de los recursos y capacidades necesarias de adaptación al nuevo entorno.
Los efectos sobre el empleo
Existe un creciente debate sobre los efectos que este fenómeno tiene sobre el empleo. ¿La transformación digital crea o destruye puestos de trabajo? Mientras el Foro de Davos estima que se eliminarán 7 millones de empleos en todo el mundo hasta 2020, la Unión Europea prevé que se generen 900.000 nuevos puestos de trabajo en la economía digital en el mismo período. ¿Cuál de esas previsiones es correcta? Probablemente las dos sean correctas, todo depende del punto de vista con que se mire.
La realidad es que, al igual que sucedió con la Revolución Industrial, la transformación digital destruye empleos obsoletos (labores administrativas, cadenas de montaje, transporte, etc.) a la vez que crea nuevas oportunidades laborales (ecommerce, análisis de datos, seguimiento de clientes, etc.). No olvidemos que en España, a pesar de los altos niveles de paro, hay miles de puestos de trabajo que no se cubren por falta de perfiles cualificados. En este sentido, la transformación digital facilita la transición de la vieja economía a la nueva economía en el mercado laboral.
El éxito de esta transición depende de la actitud que adopten tanto las empresas como los profesionales ante la transformación digital. Por un lado, las empresas deben hacer un esfuerzo por aplicar la innovación y la tecnología en sus productos y servicios. Esto requiere de una estrategia de transformación digital consensuada con la plantilla, no solo impulsada por la dirección o un departamento concreto.
También es necesario invertir en herramientas digitales y de comunicación interna (algo que no hacen el 37 % de las compañías según la asociación ANCED), así como ofrecer formación en TIC a los empleados (una carencia en el 70 % de las organizaciones). Finalmente, desde la óptica de recursos humanos, las empresas que quieran tener éxito en la economía digital deben diseñar una estrategia de «marca de empleador» para atraer talento, además de fomentar el trabajo orientado a resultados con fórmulas como el teletrabajo o el horario flexible.
Por su parte, los profesionales deben percibir la transformación digital como una oportunidad, no como una amenaza. Esto exige salir de la zona de confort y gestionar su carrera de forma activa, aprendiendo capacidades de TIC que les conviertan en trabajadores del conocimiento y desarrollando habilidades que les permitan adaptarse a distintos puestos a lo largo de su vida (trabajo en equipo, gestión del tiempo, liderazgo, etc.). Por último, al igual que las empresas intentan atraer el talento, los profesionales deben usar las técnicas de «marca personal» para hacer más atractivos sus perfiles.
La transformación digital es un proceso que está afectando a todas las facetas de la vida: trabajo, ocio, salud, educación, transporte, etc. En el mundo empresarial y laboral, sus efectos serán cada vez más evidentes. A pesar del notable retraso con el que estamos llevando a cabo este proceso en España, es un fenómeno que no se puede detener ni revertir, de modo que conviene dejar atrás los miedos y resistencias para abrazar el cambio y aprovechar las magníficas oportunidades que nos ofrece.
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