Cada vez es más habitual que los gigantes innovadores de Silicon Valley contraten personas sin titulación universitaria. ¿Dónde se encuentran los mejores talentos? ¿Qué competencias debe tener el empleado ideal de estas empresas?
“El expediente académico no sirve para nada”, afirma el vicepresidente de RRHH de Google.
Las historias de los unicornios de Silicon Valley surgen cuando sus fundadores abandonan la universidad para apostar por su propia idea de negocio; Steve Jobs (Apple) sólo estuvo unos meses en la universidad, Bill Gates (Microsoft) abandonó Harvard o Mark Zuckerberg originó la idea de Facebook en Standford pero acabó abandonando los estudios.
Pero esto sólo ocurría con los fundadores. A medida que estas empresas fueron creciendo, querían a “los mejores talentos” en sus filas. Hasta hace unos años, los mejores alumnos de las universidades más prestigiosas de EEUU pasaban a formar parte de las empresas más importantes a nivel mundial de Silicon Valley: Google, Apple, Facebook, IBM, Microsoft, Intel…
Sin embargo, en los últimos tiempos, han decidido realizar una selección menos convencional y apostar por otro tipo de talento no tan académico y así, ampliar la heterogeneidad de sus equipos.
“El 14% de algunos equipos de Google, no poseen titulación universitaria. Entre el 10-15% de las nuevas contrataciones de IBM, tampoco.”
¿Por qué no es necesario un título universitario en Silicon Valley?
El hecho principal que sustenta esta teoría entre los directores de RRHH de las compañías de Silicon Valley, es que la tecnología no sólo se aprende dentro de las aulas. Los jóvenes de hoy en día pasan mucho tiempo delante de un ordenador, jugando, navegando en internet… y han desarrollado destrezas y habilidades que no se enseñan en una universidad. La tecnología nos permite ser autodidactas en muchas cuestiones. Este tipo de perfiles son muy valorados por las compañías tecnológicas porque aportan un modo de pensar y desarrollar estrategias diferentes; Si han sido capaces de desarrollar estas aptitudes, si entran a trabajar y continúan aprendiendo dentro del entorno laboral, se convertirán en grandes talentos para la compañía y sin haber pisado una universidad.
Pero en la realidad, en el mundo laboral, no sólo se requieren perfiles informáticos/tecnológicos. Existen muchas otras disciplinas que requieren formación y no sólo autodidacta. Programas para detectar talento tecnológico y creativo a edades tempranas para continuar desarrollándolo en una compañía son muy interesantes, pero no debemos dejar pasar la formación. La formación es necesaria y muy importante para desarrollarnos intelectualmente, como personas y profesionales.
Del mundo de las ideas a la práctica
Quizás la causa de que hayamos llegado a esta situación está en la educación; Lo que se enseña en las universidades poco tiene que ver con el mundo laboral y a las situaciones que se enfrentarán los alumnos una vez acaben su titulación. Es necesario un acercamiento entre universidad y empresa, debemos pasar del mundo de las ideas a la práctica. El fin de estudiar una titulación universitaria es poder dedicarte profesionalmente a ello, pero si este conocimiento se queda en el mundo de las ideas, los alumnos tendrán dificultades para insertarse en el mundo laboral.
Tener un título y un buen expediente no está reñido con tener habilidades sociales y talento
Una persona con talento, con capacidad de aprendizaje, analítica, creativa, proactiva… tendrá muchas posibilidades de éxito laboralmente, independientemente de que su expediente sea mejor o peor o que directamente, ni le tenga. Porque son habilidades que se necesitan en los empleados de cualquier compañía. Pero debemos partir de que no todo el mundo es igual, y que debemos saber valorar qué hay detrás de un buen expediente; La capacidad de sacrificio, de aprendizaje, de esfuerzo, concentración y saber priorizar entre lo que te apetece hacer y lo que debes hacer. Todas ellas actitudes muy valoradas y necesarias en el mundo laboral.
Formación y competencias, son el complemento perfecto para descubrir el talento que necesita cada empresa. No importa si esa formación viene de un título universitario en un prestigioso centro, en una formación profesional o en otro lugar, el hecho es que debemos partir de una base de conocimientos para poder continuar creciendo y aprendiendo. Flexibilidad, adaptabilidad al cambio, trabajo en equipo, orientación a resultados, liderazgo… Son un combo de competencias que poseemos en mayor o menor medida, pero que debemos entrenar y desarrollar a lo largo de nuestra vida. Cuanto antes aprendamos de todas ellas y experimentemos, más rápido nos adaptaremos al mercado laboral.