Está ardiendo por Internet una carta que ha enviado a The New York Times, Greg Smith, un ejecutivo de uno de los mayores bancos del mundo (nº 25 ver lista), donde publica los motivos por los que deja la empresa. En ella anuncia su cese después de 12 años trabajando para ellos en varios lugares del mundo, alegando que «el entorno se había vuelto más tóxico y destructivo que nunca».
Cada párrafo de la carta es una bofetada a Goldman Sachs. Afirma que «los intereses de los clientes han sucumbido frente a los intereses del banco y los intereses por ganar dinero». «La cultura era parte fundamental del éxito de Goldman Sachs, el espíritu de humildad, el trabajo en equipo y la búsqueda de lo mejor para los clientes, no era sólo hacer dinero, pero esto se ha perdido». Comenta que está triste porque se hayan perdido todos esos valores. Luego añade que «se siente orgulloso porque él siempre advertía a sus clientes que era lo mejor para ellos, aunque supusiera menos dinero para el banco».
Smith dice que en algunas reuniones se habla tranquilamente de «timar a los clientes» y además añade «en los últimos doce meses he escuchado a varios directores llamar a los clientes «marionetas», a veces por correo interno». También comenta que esto no supone nada ilegal, pero que todos los días observa como se colocan entre los clientes productos muy complejos y lucrativos para el banco, en vez de productos sencillos y más alineados con los intereses de ambas partes.
Explica los tres pasos que debe seguir un empleado para ascender:
- Ejecutar los ejes de Goldman Sachs, que consiste en persuadir a los clientes para que compren los productos de los que se quieren deshacer, por no tener buena rentabilidad.
- «Cazar elefantes», es decir, sólo ofrecer a los clientes los productos que den más beneficios al banco.
- Operar con productos opacos y sin liquidez que tengan acrónimos de tres letras.
Goldman Sachs no ha tardado en responder, también con un comunicado a «The New York Times», en la que expone que «todo el mundo tiene derecho a expresar su opinión, pero consideramos desafortunada la repercusión que ha tenido esta opinión personal en detrimento de estudios independientes que avalan nuestro ambiente de trabajo» y afirman que sólo se sienten satisfechos si sus clientes también lo están.