La introducción de elementos interactivos del hogar y la oficina -el Internet de las cosas– va a dejar a la infraestructura de la nube fuera de juego, abriendo la puerta a un nuevo método de conexión informática, muy al alcance del usuario.
La nube -o Cloud Computing, en inglés- es el nombre que recibe la infraestructura informática que permite almacenar, procesar y recuperar información desde cualquier dispositivo con el que se pueda acceder a Internet. La llegada de la tecnología digital, con sus ordenadores, tablets, smartphones y cámaras fotográficas, -y diseñada para gestionar grandes volúmenes de datos pero con escasa capacidad de almacenamiento- ha venido acompañada indirectamente del desarrollo de servicios alojados en una plataforma específica y conocida como nube.
Pero el término de nube no debería comprenderse como un concepto extraño y ajeno al día a día ya que, con absoluta probabilidad, se emplea de manera continua; simplemente, al escribir un correo electrónico. En el mismo instante en que accedemos al e-mail, estamos entrando en comunicación directa con los servidores de las empresas que nos proporcionan el servicio y donde está almacenada toda nuestra información: fotos, vídeos, música y cualesquiera otros formatos de archivo pertenecientes a nuestro espacio personal.
No obstante, la importancia de este avance tecnológico -la nube- ha sido tal que ha propiciado el nacimiento de un sector económico que tiene como objetivo impulsar diferentes soluciones de servicios comunes a numerosos grupos de usuarios para optimizar el uso de recursos. Según explica Tomás de Miguel, directivo de la Red Académica y de investigación Española RedIRIS:
“La convergencia entre las tecnologías web y la virtualización va a ser la base para idear la nueva generación de servicios para Internet, lo que se conoce como la Internet del futuro (FI). Será el medio para poder superar muchas de las barreras actuales. Por ejemplo, en la investigación médica los datos sanitarios sólo pueden ser manipulados por profesionales del centro al que pertenecen los enfermos; también la información sobre energía sólo puede ser empleada por las compañías eléctricas. En la Internet del futuro, todos estos documentos podrán ser reutilizados, con las debidas autorizaciones, en muchos otros contextos, generando un ecosistema de servicios en el que se accederá a un volumen inmenso de datos de forma ágil y personalizada para cada usuario”.
Servicios de almacenamiento
Dropbox, Google Drive, Microsoft Skydrive, Mega, Box, Cubby, Bitcasa o Copy son algunos de los servicios de almacenamiento más populares que ofrece la nube. Y su utilidad viene bien argumentada desde el Instituto Nacional de Tecnologías de Información: “la nube nos permite disponer, compartir, sincronizar y editar toda nuestra información”. Pero, igualmente, advierte de los principales problemas a los que nos podemos enfrentar: el cese repentino de servicio; el acceso de personas no autorizadas; la acción de un hacker malintencionado; la confusión al compartir archivos y carpetas; o, incluso, problemas legales puesto que “en función de los archivos que alojemos, podríamos llegar a tener este tipo de problemas dependiendo de dónde estén ubicados físicamente los equipos de la compañía que los almacena”.
Como resultado, la misma entidad informa de las recomendaciones que se deberían seguir para mejorar la seguridad y privacidad de la información, los principales escollos del almacenamiento en la nube. De hecho, no se debe utilizar la nube para almacenar información sensible -DNI, contraseñas y datos personales en general-; además, deberemos registrarnos con una contraseña lo suficientemente robusta para que no se pueda descubrir por los ciberdelincuentes. Por último, será necesario conocer el correcto funcionamiento de las herramientas para compartir archivos y carpetas y así no mostrar información accidentalmente a quien no deberíamos.
Tendencias y desafíos en las telecomunicaciones
Para NEC, empresa de reconocida trayectoria en el sector de telecomunicaciones, el propósito fundamental de la estrategia futura de la nube consiste en proporcionar servicios a la carta, “que escalan de forma dinámica, con la ilusión de recursos ilimitados». Pero lograr la meta no va a ser fácil ya que, tal y como agrega el grupo,“de cara a la pyme, hay que examinar el ancho de banda y la estabilidad de la red”.
Y es en este ancho de banda donde se encuentra el quid de la cuestión. Un elevado número de expertos subraya la insuficiencia de la nube ante la indiscriminada utilización de los dispositivos móviles, los cuales ya forman parte no sólo de nuestro estilo de vida más lúdico -entretenimiento, ocio y diversión- sino de nuestras proyecciones laborales actuales.
Pero la alternativa TI (Tecnologías de la Información) de la nube ya está ideada, pensada y organizada. Conocida como niebla, este último sistema tecnológico se basa en conectar los dispositivos inteligentes del usuario de modo que, sin tener que depender de la conexión móvil que necesita la nube, ese mismo usuario pueda acceder a la información digital que precise.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de dispositivos inteligentes? Son, ni más ni menos, los elementos que conforman el Internet de las cosas. Para Tomás de Miguel, “el Internet de las cosas trata de incluir pequeños ordenadores en los objetos cotidianos -casas, coches, electrodomésticos o incluso sobre el cuerpo humano-. Cada uno de esos pequeños agentes estará siempre conectado y recogiendo, transmitiendo o gestionando la información de forma inmediata. Y gracias a esa información mejorará la calidad de vida, al poder proporcionar servicios muy ajustados a las necesidades de cada usuario”.
No obstante, a medida que se incrementa el número de objetos inteligentes, la comunicación con la nube se complica de manera alarmante. Es más, son muchos los que aseguran que la velocidad de las redes 3G y 4G no es suficientemente rápida para transmitir datos desde estos dispositivos a la nube al mismo ritmo que se generan.
Afortunadamente, el sector TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) está batallando por encontrar una solución a través de la informática en la niebla. Por ejemplo, Cisco Systems piensa emplear sus routers inteligentes de modo que nunca se comuniquen con la nube sino con la niebla, con lo que nos rodea y con lo que tenemos más próximo; paralelamente, IBM está invirtiendo gran parte de sus proyectos de investigación en conectar todos esos ordenadores que ya tenemos a nuestro alcance.
En definitiva, y como apunta Cristopher Mims -especialista en el tema que nos ocupa-, “los operadores de telefonía no están haciendo su trabajo. Hasta que no consigamos las redes móviles y terrestres que merecemos, lo más importante será adaptar lo máximo posible los equipos a los usuarios para que el Internet de las cosas resulte útil. El futuro de gran parte de la informática empresarial sigue estando en la nube, pero el verdadero avance tecnológico que transformará el futuro se va a producir aquí, en los objetos que nos rodean en la niebla”.