La reputación del sector financiero en España no atraviesa, precisamente, por tiempos de vino y rosas; de hecho, dos de cada nueve ciudadanos de este país no confía en las entidades crediticias.
Los innumerables casos de corrupción, el abuso ante la falta de conocimiento económico, los rescates financieros, la reestructuración de la banca y la incertidumbre ciudadana ante los desahucios son sólo algunos de los componentes que han originado la escasa credibilidad ante las entidades bancarias.
Aunque muchos expertos proclaman ya el punto y final de la Gran Recesión, la organización certificadora de conocimientos financieros, el Chartered Institute for Securities & Investment (CISI), asegura que el segmento bancario debe enfrentarse en la actualidad a una crisis de prestigio que le llevará entre 5 y 10 años poder superar.
Ante semejantes vaticinios, la consultora Edelman ha elaborado un estudio de confianza en el sector financiero, mediante una encuesta realizada en 27 países, en el que se observa que en 2015 España se sitúa en las últimas posiciones: sólo el 22% de los participantes cree en el área bancaria frente a una media del 48%. Una cifra que ha caído dos puntos en relación al pasado año pero que supone un incremento de seis si se compara con el informe que se obtuvo en 2012, periodo en el que tuvo lugar el rescate financiero y en el que se dio a conocer el caso Bankia.
A este respecto, directivos del sector pusieron de manifiesto en el XXII Encuentro del Sector Financiero, celebrado en Madrid el pasado mes de abril, que “la rentabilidad de las entidades no podrá aumentar mientras no se eleven los índices de credibilidad, la cual se encuentra bajo mínimos”. Mientras, Simon Culhane, presidente de CISI, ha declarado que hay que enfatizar la necesidad del cambio de trayectoria que se ha seguido hasta la fecha: “la mitad de la batalla es admitir que hiciste algo mal y la otra, demostrar que lo vas a arreglar”.
Medidas para incrementar la credibilidad
Países como Reino Unido o Estados Unidos también se vieron severamente afectados por la crisis mundial, repercutiendo en la confianza de sus ciudadanos ante el sector bancario; sin embargo, su recuperación ya está saliendo a flote. Según Culhane, “se han incrementado las donaciones a la comunidad, sobre todo a través de proyectos a largo plazo; se han alejado de los préstamos de alto riesgo y han alargado el plazo de pago a sus clientes. Pero esto es solo el inicio. En los últimos años han hecho promesas y en los próximos, deberán cumplirlas”.
Junto a esto, algunos bancos de Londres exigen en sus procesos de selección de personal una certificación de integridad, un examen que asegure que el candidato prioriza la rectitud sobre la rentabilidad y la falta de honestidad.
En relación a España, uno de los mayores inconvenientes a la hora de optimizar el prestigio bancario es el ingente cierre de sucursales que ha experimentado el sector, como resultado de sus distintas fusiones, adquisiciones y absorciones. En este sentido, el presidente de CISI concluye que “cerrar los puntos de contacto con los usuarios tiene un efecto desmoralizante”. Es más, entre sus recomendaciones destaca el poder recurrir a medidas alternativas, como reducir las tareas que no se vinculen directamente con la atención al público con el objetivo de mantenerlos en funcionamiento el mayor tiempo posible.