Analizando las causas y consecuencias de la crisis económica que ha sufrido España recientemente, observamos como nuestra economía se basaba en un modelo de baja productividad, de empleo poco cualificado y escasa inversión en tecnología e innovación. Sin embargo, las regiones con unos cimientos más sólidos, donde el I+D y el empleo cualificado han tenido gran peso, han sabido enfrentar mejor las épocas de crisis y sus previsiones de crecimiento son más optimistas.
Estos datos, hacen plantearse el cambio en el modelo económico de España y apostar por la economía del conocimiento; Una economía donde el conocimiento y la innovación sean los motores del crecimiento. Es decir, mayor inversión en I+D, transformación digital, apuesta por el capital humano, creación de más puestos de empleo altamente cualificados y mejoras en el bienestar social.
La fundación BBVA, en el libro “La competitividad de las regiones españolas ante la economía del conocimiento «, analiza el estado de las comunidades autónomas en función de su grado de innovación y se aprecia como no todas las regiones están preparadas para un cambio en su modelo productivo. Sin embargo, las ciudades con más población son aquellas que poseen un grado mayor de innovación y fomentan esta cultura, es lo que se denomina “efecto escala”.
“El 44% de la población se concentra en 9 provincias que ostentan el 71% del empleo en áreas TIC y el 50% del PIB Español”.
Según el estudio de FBBVA; Álava, Barcelona, Cádiz, Madrid, Sevilla, Valencia, Valladolid, Vizcaya y Zaragoza son las provincias mejor situadas en este ranking. En la cola, Huesca, Segovia, Soria y Teruel.
La creación de estos polos de atracción tecnológica se debe a factores como:
- Más población, mayor división del trabajo y por tanto, mayor especialización. Este hecho presupone un mayor conocimiento específico de una materia que permitirá generar nuevas ideas.
- Más población, más oportunidades de empleo, más empresas compitiendo en un mismo territorio lo que impulsa la lucha por innovación y por adquirir una ventaja competitiva en el mercado o generación de sinergias.
- Una gran urbe está dotada de más infraestructuras de uso común, de las que se pueden beneficiar todos los agentes. Por ejemplo;
- Facilidades de transporte y las comunicaciones, lo que implica mejores oportunidades de acceso a mercados internacionales (exportación e importación), cercanía con clientes y proveedores especializado…
- Mayor acceso a universidades y titulados superiores lo que significa la facilidad de acceso al conocimiento y al empleo cualificado, mayor número de patentes…
- El impulso por la innovación también viene por parte del sector público y el gasto en I+D que se haga. Por ejemplo, Madrid está a la cabeza en gasto en I+D respecto del PIB con un 3,15% seguida de Cataluña y País Vasco con un 2%.
El progreso técnico es considerado una de las claves del crecimiento económico que depende estrechamente del capital humano. En definitiva, el tejido empresarial, empleo cualificado e infraestructuras son la clave para atraer más población y así se genera senda de crecimiento.
Como se ha demostrado, la economía del conocimiento es una de las mejores herramientas para resistir una crisis económica, pero todo tiene un precio; Es necesario dotar de una cuantiosa inversión, tanto pública como privada, en educación, investigación, tecnología y capital humano que proporcione resultados en el medio/largo plazo. ¿Estamos dispuestos a realizar este esfuerzo?
Si en España queremos ser competitivos a nivel mundial, debemos sumarnos a la economía del conocimiento. La era de los nativos digitales ha comenzado y, tanto la transformación digital de las empresas como la inversión pública en I+D, pueden ser una gran oportunidad para crear empleo cualificado de jóvenes y ser competitivos en tecnología e innovación. Es momento de sentar unos sólidos cimientos para generar nuevos motores de crecimiento.
Fuente de la imagen de cabecera: Elaboración propia