En contabilidad, los conceptos de activo y pasivo se usan para describir lo que una empresa posee y lo que debe, respectivamente.
Pero, ¿cómo se traducen estos términos a nuestras finanzas personales y por qué son tan importantes?
Qué es un activo en finanzas personales
Un activo es algo que posees y que, potencialmente, puede generarte dinero ahora o en el futuro.
Piensa en un apartamento que alquilas, una página web con la que obtienes ingresos por publicidad o incluso el saldo de tu cuenta bancaria. Son recursos que tienen valor económico y que podrías monetizar o vender.
- Activos que generan ingresos:
Una vivienda para alquilar, un negocio propio, acciones que te den dividendos o un fondo de inversión. Este tipo de activos suele ser especialmente valioso porque no solo conserva su valor, sino que, además, te aporta un flujo de dinero. - Activos que no generan ingresos:
Aun así, hay activos que no te generan rentas directamente, pero sí poseen un valor económico que podrías recuperar vendiéndolos. Por ejemplo, tu casa habitual o un automóvil. No te dan dinero cada mes, pero, llegado el caso, podrías liquidarlos.
Qué es un pasivo en finanzas personales
Los pasivos son las deudas u obligaciones que tienes que devolver.
Una hipoteca, la deuda de tu tarjeta de crédito o un préstamo para financiar un viaje se consideran pasivos. La deuda total que asumes es tu pasivo, mientras que la cuota mensual es el gasto que pagas regularmente para cubrirlo.
- Deudas asumidas por necesidad:
Puede que en algún momento hayas pedido un préstamo para un tratamiento médico o para resolver una emergencia. - Deudas por consumo:
También hay créditos destinados a compras de ocio, como un viaje, un teléfono de alta gama o muebles nuevos. - Deudas para inversión:
A veces, adquieres un préstamo para emprender o comprar un activo que, a la larga, te genere ingresos. Este tipo de pasivo puede tener cierto sentido si calculas el riesgo y las posibilidades de recuperación.
¿Por qué importan los activos y pasivos?
La relación entre activos y pasivos influye de forma directa en tu patrimonio, es decir, en la diferencia entre lo que posees y lo que debes. Un patrimonio sólido implica que, si vendieses todos tus bienes y pagases tus deudas, aún te quedaría un dinero significativo. En cambio, si tus deudas superan al valor de tus activos, te encuentras en una situación financiera precaria.
- Objetivo básico: Aumentar los activos que te generan ingresos y reducir, en la medida de lo posible, los pasivos que te ocasionan gastos.
- Equilibrio: No se trata de no tener deudas jamás (una hipoteca puede ser una deuda manejable), sino de que tus deudas no superen tu capacidad de generar ingresos.
El dilema de la casa y el coche como “activos o pasivos”
En contabilidad tradicional, tu casa y tu coche son activos porque tienen valor económico. Sin embargo, el autor Robert Kiyosaki, en Padre Rico, Padre Pobre, los denomina pasivos si no generan dinero y, además, te ocasionan gastos (mantenimiento, seguros, impuestos).
¿Cuál es la visión correcta?
- Visión contable: Son activos porque podrías venderlos.
- Visión de Kiyosaki: Si no dan ingresos y, además, consumen dinero, deberías considerarlos como pasivos en tu día a día para no sobrevalorar tu situación financiera.
En realidad, ambas pueden tener sentido: todo depende de si vas a utilizar esos bienes con fines de rentabilidad o no.
Si tu casa es tu residencia habitual y no la vas a vender, te produce un coste en lugar de un ingreso. Pero si la alquilas o la vendes, se convierte en un recurso valioso.
Ejemplos prácticos
- Un fondo de inversión: Activo que puede generar retornos (dividendos o plusvalías) con pocos gastos asociados.
- Un préstamo para viajar: Pasivo que debes devolver más intereses. A corto plazo, aumenta tu disfrute, pero te quita recursos en el futuro.
- Un coche que usas para trabajar (Uber o repartos): Aunque genera gastos de mantenimiento, te aporta ingresos. ¿Activo o pasivo? Dependerá de si los ingresos superan los costes y te compensa.
¿Y esto de que me sirve?
Entender qué es un activo y qué es un pasivo te ayuda a visualizar mejor tus decisiones económicas.
Básicamente tienes que saber si cuando compras algo está poniendo dinero en tu bolsillo (ahora o en el futuro), o te va a quitar dinero de tu bolsillo.
Cuantos más activos que te ingresen dinero mejor será tu salud financiera, porque contarás con un gran volumen de ingresos procedentes de tus activos y no dependerás tanto de tu ingreso laboral.
Cada vez que compres algo grande (una casa, un coche, un ordenador costoso), pregúntate:
- ¿Este bien me generará un ingreso?
- ¿Podré venderlo si lo necesito?
- ¿Me supondrá una nueva deuda que no puedo manejar?
Respondiendo a estas preguntas, evitas endeudarte en exceso o adquirir bienes que terminen convirtiéndose en una carga. Además, podrás buscar oportunidades de inversión que, a la larga, sumen valor a tu patrimonio.
Por último, recuerda que la meta principal en finanzas personales es equilibrar tus activos y pasivos de modo que los primeros pesen más en tu balanza.
Si necesitas más ideas sobre cómo identificar y organizar tus activos, pasivos e inversiones, te sugiero suscribirte a nuestra newsletter semanal. Allí compartimos experiencias y estrategias para que tus activos trabajen a tu favor y tus pasivos no se conviertan en un lastre financiero.