Otro varapalo para la economía brasileña que se vuelve a contraer por octavo trimestre consecutivo, este hecho señala el reto al que se enfrenta el gobierno de Michel Temer y sitúa toda la atención en Brasil, una economía que no sufría un varapalo de este calibre desde hace 20 años.
Brasil, una economía que ha pasado de ser una de las mejores del mundo, a ser un auténtico desastre económico (Ver «Brasil, de economía estrella a estrellada»). La economía brasileña no está pasando por su mejor racha en los últimos años, el año pasado se contrajo un 3,6%, si a esto le sumamos la alta inflación que sufría el país, el elevado déficit presupuestario y la agitación política y el malestar de los ciudadanos brasileños, podemos decir que han sido las causas que han llevado al país hacia la peor recesión de su historia.
Pese a las estimaciones que hicieron los economistas, la contracción que sufrió Brasil en casi todos sus sectores económicos, desde los servicios hasta la industria, fue mucho peor. Sólo fue marginalmente mejor que en 2015, cuando el PIB del país sufrió una contracción del 3,8%.
Si lo comparamos con la versión revisada de 0,7% que se registró en el penúltimo trimestre del año 2016, podemos identificar la notable caída del PIB brasileño, que se ha dejado un 0,9% en el último trimestre, pero aun así, la caída es aun peor si la comparamos con la contracción del 0,5% que preveían los economistas de Bloomberg.
Ya en 2015, hablábamos de una recesión afianzada que iba a traer muchísimos problemas al país brasileño. No obstante, la situación ha empeorado mucho desde 2015 en Brasil, el país se enfrenta a la recesión más grande de su historia y el presidente, el Sr. Temer, tiene que encontrar una manera de reactivarla antes de las elecciones presidenciales.
Un gobierno en apuros
La agencia nacional de estadísticas brasileña anunciaba que “Éste fue el octavo resultado trimestral consecutivo negativo”, unas declaraciones que ponían a Brasil y a su gobierno en alerta y focalizaba la atención de los analistas económicos sobre el país brasileño.
Según los analistas, existen indicios de que lo que algunos llaman la “depresión” brasileña finalmente estaba tocando fondo, ya que los principales indicadores económicos como el de la producción automotriz, las exportaciones de petróleo o la agricultura se han visto notablemente mejorados en los dos primeros meses de 2017, un hecho que los analistas han entendido como positivo y que, según sus declaraciones, marcan el fin de la depresión brasileña.
Bajo el mandato de la Sra. Rousseff, la economía brasileña se derrumbó por completo tras el final del superciclo de los productos básicos en 2011 en una mezcla tóxica de recesión económica, elevada inflación, altos tipos de interés y un alto déficit presupuestario.
Desde la llegada de Temer al poder, los mercados financieros brasileños se han estabilizado bastante debido a la aprobación de una reforma, donde se limitaba los aumentos reales en los gastos del presupuesto a 0 y se presionaba para cambiar el sistema de pensiones del país, el cual muchos consideraban inviable e insostenible en el tiempo.
Otras instituciones como el banco central si ha logrado sus objetivos planteados, la inflación ha alcanzado su nivel deseado del 4,5%, un 1,5% punto porcentual. Además, el banco ya se ha puesto a modificar los tipos de interés, tipos que al tener en cuenta la inflación, se encuentran entre los más altos de cualquier gran economía en el mundo, en torno al 7% anual.
El optimismo de los economistas
Mientras el gobierno brasileño lucha por sacar adelante su economía y busca una salida de la recesión, varios economistas de entidades financieras se han pronunciado para hablar de la economía brasileña.
Según anunciaban varios economistas en diversos medios económicos de reconocido prestigio como el Financial Times, la recesión económica de Brasil podría estar llegando a su fin. La entidad Capital Economics dijo que espera que el cuarto trimestre del año pasado, sea el último trimestre en el que la economía se contrajo y que el año 2017, será un año muy positivo para la economía brasileña, que ya está empezando a ver la luz al final del túnel.
Además, añadió que no solo se esperaba que la economía volviese a crecer en este 2017, si no que sus previsiones para este año y para 2018 eran muy superiores a las previsiones del consenso, pronosticando un crecimiento de la economía brasileña de un 1% en 2017 y un 2,5% en 2018.
Una muestra de que las estimaciones que hacen los analistas de capital economics son acertadas es el sector agrícola, sector que según los datos que se hicieron públicos el martes de la semana pasada sobre el, donde se reflejaba un crecimiento del 1% en el cuarto trimestre, pese a la significativa disminución de la inversión que presentaba.
El presidente brasileño, Michel Temer, está tratando de diseñar planes alternativos, que hagan que la economía se recupere rápidamente y a tiempo para recuperar la confianza de los votantes antes que de que den lugar las elecciones presidenciales de 2018.
Un verdadero reto para el gobierno de Temer, un gobierno sacudido por las acusaciones de corrupción y manipulación.
Un presunto gobierno corrupto
No hay que indagar mucho en internet para encontrar noticias y titulares que hablan sobre la corrupción del gobierno brasileño. Aun así, esto no es algo nuevo para Brasil, que ya sufrió la corrupción en primera persona cuando la presidenta, la Sra. Rousseff, fue destituida por manipular los presupuestos.
El problema que sufre Michel Temer es que, tanto el, como sus aliados en el congreso se encuentran procesados e investigados por acusaciones de que se aceptaron fondos de ejecutivos corruptos de la industria de la construcción para financiar las campañas electorales de su partido político.
El tribunal electoral, que está examinando todas las denuncias que acusan a su presidente, posee el poder de anular el mandato del presidente Temer si finalmente resultase culpable de los hechos, a pesar de que él podría evitar renunciar antes de las próximas elecciónes impugnando el proceso de los tribunales superiores.
Aunque son muchas las denuncias que acusan al presidente brasileño de diversos hechos que pondrían sobre la mesa la destitución del presidente, Temer sigue negando todos los hechos y se muestra optimista ante las próximas elecciones presidenciales brasileñas que darán lugar el año que viene.