El carry trade es una práctica muy habitual en los mercados financieros. De hecho, suele hablarse con frecuencia de él en la prensa económica, especialmente en Sudamérica. Sin embargo, muchos no saben realmente en qué consiste, y eso explicaremos en este artículo. Además, responderemos a una pregunta aún más importante: ¿cómo nos afecta el carry trade cuando otros lo practican?
Una estrategia de inversión en divisa
Se trata de endeudarse en una moneda para invertir en otra, aprovechando el diferencial de tipos de interés
A grandes rasgos, podemos definir el carry trade como la práctica de financiarse en una moneda a la vez que se invierte en otra. El principal motivo detrás de esta estrategia es aprovechar el diferencial de tipos de interés que existe entre un país y otro.
De esta manera, el inversor pide prestado en una moneda de un país cuyos tipos de interés son bajos. Una vez que cuenta con ese capital, puede convertirlo a otra moneda e invertirlo en un país donde los tipos son más altos.
Este esquema presenta dos grandes ventajas. En primer lugar, si el diferencial entre los tipos de interés es elevado, la rentabilidad puede ser muy alta. En segundo lugar, si en el país donde se invierten las divisas hay un ciclo alcista de tipos, es probable que su moneda se aprecie contra las que aún tienen tipos bajos.
Eso significa que dentro de un año, por ejemplo, el inversor tendrá en su poder no solo los intereses generados, sino también un capital inicial más valioso que antes.
Veamos un ejemplo
En determinadas condiciones, las oscilaciones del tipo de cambio pueden multiplicar las ganancias de quienes hacen carry trade
Para entenderlo mejor, imaginemos que un inversor del país A pide prestadas a un año 1.000 unidades monetarias al 1 % de interés. Convierte ese capital a la moneda B (supongamos que el tipo de cambio es 1 = 1) y lo invierte en bonos a un año que pagan un 10 % de interés. Al cabo de un año, tendrá 1.100 en moneda del país B: 1.000 de capital inicial y 100 de intereses generados.
Si el tipo de cambio se ha mantenido estable, los 1.100 en moneda B serán cambiados por 1.100 en moneda A. El inversor tendrá que devolver 1.001 (1.000 de capital, 1 de intereses) y habrá ganado 99.
Sin embargo, como hemos mencionado, el tipo de cambio varía constantemente. De hecho, lo habitual es que ante subidas del tipo de interés la moneda se aprecie. En nuestro ejemplo, imaginemos que a lo largo de ese año la moneda B se ha revalorizado contra la moneda A, y ahora el tipo de cambio es 1,10 = 1.
En ese caso, el inversor seguirá teniendo 1.100 en moneda B, pero a la hora de cambiar le entregarán 1.210 en moneda A. Devolverá los 1.001 acordados, y habrá ganado 209.
Problemas del carry trade
La inestabilidad cambiaria y el riesgo regulatorio son problemas que los inversores siempre deben considerar
Ahora bien, esto no significa que el tipo de cambio siempre vaya a favorecer al inversor. De hecho, en ocasiones las subidas de tipos son solo medidas del Banco Central para frenar una depreciación de la moneda. Si esto no se consigue, los que hayan invertido en ella pueden sufrir grandes pérdidas, pues tendrán en sus manos una moneda devaluada mientras sus deudas están denominadas en una moneda fuerte.
También puede ocurrir que a lo largo del periodo de la inversión el Banco Central cambie su política monetaria, o que ocurra cualquier evento que deprecie la moneda del país donde se invierte. En cualquiera de estos casos, aumenta el riesgo de pérdidas ligadas al tipo de cambio.
Por último, en ocasiones, los tipos de interés muy altos son una estrategia para atraer inversiones compensando otros riesgos que presenta el país. Uno de ellos es el control de capitales, que limita la repatriación de beneficios. Eso significa que en determinadas condiciones, un extranjero puede invertir en el país, pero cuando recoge los beneficios, no puede sacar su dinero de él o recomprar la moneda origen.
Todo en su contexto
Esta estrategia es frecuente a la hora de invertir en mercados emergentes, si bien se hace también entre economías más desarrolladas
De hecho, para entender mejor el carry trade es esencial conocer el contexto en el que normalmente se emplea. Empezamos señalando que, cuando hay una libertad total de movimientos de capitales entre dos países, el diferencial entre sus tipos de interés tiende a reducirse. Sin embargo, no suele desaparecer por completo, ya que los tipos dependen de decisiones de los bancos centrales que no siempre siguen las tendencias del mercado.
En estos casos, el diferencial de tipos que sigue existiendo suele repercutir en la cotización de las divisas. Como ya hemos comentado, apreciando la divisa del país con tipos más altos y depreciando la del país con tipos más bajos. Con estos movimientos de precios, el mercado puede descontar (al menos en parte) el diferencial de tipos, reduciendo la rentabilidad del carry trade.
Por este motivo, esta estrategia es frecuente a la hora de invertir en mercados emergentes, si bien se hace también entre economías más desarrolladas. Al fin y al cabo, los tipos de interés nominales suelen ser más altos en los mercados emergentes. Las causas de este fenómeno son varias, siendo la principal que la prima de riesgo es más elevada en estos países.
Por lo tanto, cuando hablamos de carry trade en el siglo XXI solemos referirnos a inversores que se financian en una moneda relativamente fuerte (dólar, euro, libra) para invertir en otras de países emergentes. Este es el caso de buena parte de la inversión extranjera en el mundo hispano, procedente de Estados Unidos y Europa.
¿Una solución o un problema?
Gracias al carry trade se reducen las ineficiencias en la asignación de recursos en los mercados internacionales, aunque no está exento de críticas
En principio, el carry trade es un mecanismo del mercado para igualar los tipos de interés a nivel mundial e interconectar los mercados financieros. Recordemos que si en el país A los tipos son bajos, los inversores moverán su dinero al país B, reduciendo la oferta monetaria en A. Al haber menos oferta de capitales disponibles, los tipos de interés tienden a subir.
Lo contrario ocurre en el país B: al tener tipos más altos, atrae capitales internacionales. Pero precisamente la llegada de esos capitales inyecta liquidez al mercado, presionando a la baja los tipos de interés. De esta manera, el movimiento de capitales tiende a corregir los diferenciales de tipos entre países.
Para muchos economistas, este fenómeno es muy positivo, ya que aumenta la eficiencia de los mercados, en el sentido de que el capital se acaba invirtiendo en las mejores oportunidades. Se reducen así las ineficiencias en la asignación de recursos en los mercados internacionales. En otras palabras, se evita que en un país haya liquidez de sobra y sea difícil encontrar oportunidades rentables de inversión, mientras en el de al lado sobran las oportunidades, pero falta capital para invertir.
Sin embargo, el carry trade también comporta serios riesgos si tiene lugar en entornos inestables. En Argentina, por ejemplo, ha sido una estrategia muy popular entre los inversores extranjeros en los últimos años. El problema es que, en una coyuntura económica tan volátil, con cambios regulatorios constantes, inflación, controles de capitales y gobiernos con baja calificación crediticia, se convirtió en una estrategia a corto plazo que en la práctica generaba grandes oscilaciones en los flujos de entrada y salida de capitales. Todo ello causando, además, una gran presión sobre las reservas del Banco Central y el tipo de cambio.
Desestabilizando países
En entornos inestables, un ciclo de recogida de beneficios puede ser suficiente para desestabilizar la economía de un país
De hecho, en muchos países hemos visto que cuando esta estrategia de inversión se realiza en grandes magnitudes, el impacto sobre la vida cotidiana de las personas puede ser muy fuerte. Cuando llegan los capitales a hacer carry trade, la economía crece, se crean puestos de trabajo y se aprecia la moneda. La gente viaja al extranjero, compra productos importados y se endeuda para consumir, porque comprar en otra moneda es más barato que antes y los tipos de interés bajan.
Sin embargo, esa misma bajada de tipos es lo que incita a los inversores a repatriar sus capitales y no prorrogar sus inversiones. Cuando llega el momento de recoger beneficios, los bancos y empresas empiezan a tener problemas de liquidez, se destruyen puestos de trabajo y se deprecia la moneda del país. La euforia económica se transforma en recesión, a veces poniendo en la cuerda floja la solvencia de los gobiernos.
A la vista de esta experiencia, parecería evidente que esta práctica es nociva para las economías emergentes. Si en la teoría sirve para fortalecer la convergencia económica y la interdependencia, en la práctica ha conseguido desestabilizar a los países pobres, consolidando la brecha con los ricos.
No obstante, no todos los expertos comparten estas críticas. Desde su punto de vista, la culpa de la inestabilidad cambiaria en esos casos no es del carry trade en sí, sino de quienes han generado ese entorno tan adverso en el que se desarrolla. Es decir, que estos movimientos de capital no tendrían que desestabilizar un país con una economía sólida, seguridad jurídica garantizada y gobiernos creíbles.
De hecho, es innegable que cuando la misma estrategia de inversión se desarrolla en entornos más favorables, el efecto desestabilizador sobre la economía es mucho menor, y a veces casi imperceptible.
¿Y si todo fuera un error de cálculo?
Los tipos de interés hacen referencia al precio de los bienes futuros, y ninguna autoridad monetaria puede prever con exactitud esos valores
Todo ello nos lleva a plantear una tercera alternativa. Ya hemos dicho que los tipos de interés dependen en gran medida de la oferta y demanda de dinero. Recordemos que, si hay liquidez abundante en el mercado, será más barato pedir dinero porque los tipos tienden a bajar. Por el contrario, si se demanda más dinero, hay una presión al alza sobre los tipos.
Sin embargo, los bancos centrales también juegan un rol importante. Ellos son quienes marcan la tasa de interés de referencia en el sector bancario, lo que impacta sobre el resto de la economía. El problema es que si esa tasa de interés no coincide con la que pide el mercado, pueden darse grandes desajustes a nivel macroeconómico.
Por ejemplo, si un banco central quiere fortalecer su posición y sube demasiado los tipos de interés, está mandando una señal falsa al mercado. De alguna manera, está diciendo a los capitales internacionales que las inversiones en el país son más rentables de lo que realmente son. El resultado es que esos capitales llegan, se quedan unos años, y al ver que el entorno no se ajusta a las previsiones, salen en masa y desestabilizan la moneda del país.
Por lo tanto, bajo este punto de vista, el carry trade solo sería negativo cuando los tipos de interés están fuertemente intervenidos, o bien mal determinados por los bancos centrales. Esto da lugar a un debate más amplio entre los economistas, ya que los tipos hacen referencia al precio de los bienes futuros, y ninguna autoridad monetaria puede prever con exactitud esos valores.
En resumen, hemos visto que el carry trade es mucho más que una estrategia de inversión que solo interesa a quienes mueven dinero de un país a otro. Más bien, al contrario, se trata de un fenómeno cada vez más frecuente a medida que avanza la globalización, y que puede tener un fuerte impacto no solo en nuestro país, sino también en nuestra economía doméstica.