¿Te imaginas construir un rascacielos empezando por el tejado en lugar de por los cimientos?
Probablemente no.
Sin embargo, la mayoría de las personas empiezan haciendo inversiones arriesgadas, solo pensando en lo que harán si va bien la cosa. En vez de entender cómo invertir su dinero.
Ahí es donde entra en juego el perfil de inversión: el primer paso para crear tu estrategia de inversión.
Un concepto que va más allá de un simple cuestionario
El perfil de inversión se refiere al conjunto de características que definen tu forma de enfrentar el riesgo, tus objetivos a corto y largo plazo y tu contexto personal.
Muchas entidades financieras utilizan cuestionarios para clasificarte como “conservador”, “moderado” o “agresivo”. Sin embargo, dichos formularios a menudo no capturan la esencia de tus motivaciones ni tus reacciones ante las pérdidas.
Al final, construir tu cartera sin conocerte es como diseñar una casa sin planos.
Tal vez llegues a tener algo habitable, pero vas a desesperarte mucho por el camino. Y seguro que el resultado no es el mismo.
Por qué el perfil de inversión es tan relevante
- Alinea tus expectativas con la realidad
Quizás pienses “quiero ganar un 10% anual” o “con esta rentabilidad me voy de viaje”. Está bien tener metas, pero debes ser consciente de tus límites. Si no sabes cuánto toleras perder, podrías entrar en pánico a la primera corrección. - Evita sorpresas desagradables
Piensa en la situación de encontrarte con que tu cartera se reduce de 100.000 a 80.000 dólares. Si tu perfil contempla esa variación, no te alarmarás. De lo contrario, el miedo t haga malvender. - Facilita la coherencia a largo plazo
Invertir es un camino de constancia. Cuando tu perfil está bien definido, te resulta más sencillo mantener tu estrategia, incluso en momentos de turbulencia. Si conoces el posible margen de pérdida, no abandonarás el barco ante el primer temporal.
Entre el “quiero ganar” y el “puedo perder”
En finanzas, solemos hablar de “riesgo”, pero en realidad, la mayoría de las personas no teme al riesgo como entidad abstracta, sino a la pérdida concreta de dinero.
O dicho más técnicamente: No tenemos aversión al riesgo, tenemos aversión a la pérdida.
Las finanzas conductuales revelan que la aversión a la pérdida es un factor determinante.
Los seres humanos valoramos más la sensación de perder 10 dólares que la de ganar 10.
Eso nos hace tomar decisiones poco racionales.
Para evitar eso, en lugar de obsesionarte con “cuánto deseo ganar”, piensa antes en “cuánto estoy dispuesto a perder”.
Así acercas el plano financiero a tu realidad psicológica y sentimental.
Para ello, revisa cómo funcionan los distintos activos de tu cartera y cómo se han comportado en el pasado.
La diferencia entre capacidad y apetito de riesgo
Otro punto clave es distinguir entre capacidad de riesgo y apetito de riesgo:
- Capacidad de riesgo: Cuánto puedes permitirte perder sin que tu estabilidad vital se quiebre. Incluye tus ingresos, ahorros y responsabilidades.
- Apetito de riesgo: Cuánta volatilidad estás emocionalmente dispuesto a soportar. Incluso si tienes gran capacidad, quizá no duermas bien viendo un 20% de caída.
Ambos factores deben alinearse. No sirve de nada tener mucha capacidad si no soportas psicológicamente las caídas. Tampoco el apetito elevado es útil si tu economía no tolera grandes pérdidas.
Objetivos detrás de cada inversión
Parte de tu perfil es establecer para qué inviertes. ¿Cuáles son tus objetivos?
Por ejemplo:
- Jubilación: Visión a 20 o 30 años, tolerando volatilidad en el corto plazo.
- Comprar una casa en un año: Necesitas más seguridad y menos sobresaltos.
- Proteger un patrimonio heredado: Estratégicamente, buscas mantener valor en el tiempo con menor volatilidad.
Cada meta conlleva plazos y restricciones distintas, y por ende, se traduce en un manejo de riesgo diferente.
Más allá de los cuestionarios bancarios
La mayoría de entidades te hará un formulario para encasillarte en un perfil. Si bien puede orientarte, no siempre refleja la complejidad de tus emociones. Si ver un saldo negativo te impide dormir, puede que seas más conservador de lo que indicaban las casillas de respuesta.
Lo mejor es darte un tiempo para evaluar tus metas, miedos y reacciones ante la incertidumbre. Esa es la base para construir tu cartera de manera coherente.
Conocer tu perfil antes de colocar la primera piedra
Así como en la construcción de una vivienda primero se hacen los cimientos, en las finanzas personales debes definir tu perfil antes de enfocarte en la ganancia. La sinceridad respecto a cuánto podrías perder evitará sorpresas y te permitirá disfrutar más del proceso de invertir.
- Defínete: Observa tu vida económica y tu personalidad ante la pérdida.
- Evalúa: ¿Cuánta capacidad y apetito de riesgo posees realmente?
- Decide: Con esa base, selecciona los activos adecuados y entiende que siempre habrá algo de volatilidad.
El perfil de inversión no es mera burocracia, sino la piedra angular que te ahorrará crisis innecesarias.
Antes de ilusionarte con la rentabilidad, pregúntate cuál es tu umbral de dolor financiero. Esa honestidad inicial te encamina a un viaje de inversión mucho más estable y satisfactorio.
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