La diferencia entre jornada partida y jornada intensiva es uno de los aspectos clave en las empresas a la hora de ofrecer esa flexibilidad laboral a sus empleados, lo que les ayudará a conciliar familia y trabajo. Vamos a analizar las ventajas y desventajas de los distintos tipos de jornadas que se pueden dar para apostar por la flexibilidad laboral dentro de las empresas.
Para incentivar la implantación de la flexibilidad laboral y que cada uno pueda organizarse cómo mejor le convenga, es preciso comenzar a tener en cuenta el trabajo por objetivos y desterrar el hábito del presentismo; La posibilidad de teletrabajar desde casa u organizar tus propias jornadas laborales en función de tus objetivos, es uno de los mayores alicientes para escoger entre un trabajo u otro.
Quizás deberíamos comenzar a fijarnos en los modelos de horarios laborales que tienen nuestros vecinos europeos como Francia, Alemania o Bélgica donde sus jornadas acaban entre las 16-17h como máximo. O quizás deberíamos poner el ojo en las startups tecnológicas de Silicon Valley, donde cada empleado elije cuándo trabaja y cuándo desconecta llegando a cumplir objetivos, aumentando su productividad y motivación.
Son sólo algunos ejemplos que invitan a evitar nuestras largas jornadas laborales y nuestro desfase horario. Analicemos las ventajas y desventajas de las jornadas intensivas y parciales.
Jornada intensiva
La normativa laboral establece que siempre que la duración de la jornada diaria continuada exceda de 6 horas, deberá establecerse un período de descanso de duración no inferior a 15 min. De tal manera que la jornada intensiva tiene una duración de 8 horas en total, incluyendo 15 min de descanso aproximadamente.
Ventajas
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1-Conciliación laboral y personal
Trabajando las 8 horas seguidas, disponemos de más tiempo libre para poder aprovechar en otras actividades o dedicarlo a la familia, uno de los principales anhelos de muchos empleados. Entre esas actividades, también puede estar la formación que permitirá al trabajador mejorar sus aptitudes, continuar aprendiendo y creciendo como profesional o el deporte, que ayuda a la salud mental y corporal.
La jornada intensiva se adapta a otros colectivos de la población “envidiados” por muchos, como estudiantes o funcionarios. Este hecho, también contribuye a favorecer la conciliación de la vida social y laboral.
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2-Mayor motivación, menor grado de estrés y reducción del absentismo
El disponer de más tiempo de desconexión y reducir los tiempos en el lugar de trabajo, hace que los empleados rindan con mayor eficiencia, más motivados y reduce el grado de desgaste psicológico.
Según estudios recientes de consultoras como Ray Human Capital o Adecco, coinciden en que la jornada intensiva contribuye a reducir la tasa de absentismo hasta en un 50%.
Desventajas
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1-Madrugar mucho o llegar muy tarde
La jornada intensiva suele ser de 6-14h, de 7-15h o de 14-22h por ejemplo. Este hecho implica un madrugón o llegar más tarde a casa de lo habitual. Dependiendo del tipo de persona, lo dará más o menos importancia.
Jornada partida
Por otro lado, la jornada partida y la más extendida en España, es una jornada de 8 horas laborales en las que hay, al menos, una hora de descanso para comer.
Ventajas
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1-Compatibilidad de horarios con otras empresas y profesionales
El que la jornada partida sea la más habitual en las empresas, favorece la conexión entre profesionales con los que se necesita contactar de otras compañías, tanto en horario de mañana como de tarde, evitando postponer conversaciones y reuniones de un día a otro.
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2-Mayor compenetración entre trabajadores
El tener un descanso a media mañana o el momento de la comida que se suele hacer con los compañeros. Este hecho, refuerza los vínculos entre las personas donde ya no sólo se relacionan en temas laborales, sino también en temas algo más personales y en ambientes más distendidos. El buen ambiente de trabajo es fundamental para rendir mejor y más motivado.
Desventajas
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1-Horarios y hábitos menos productivos
Largas jornadas de trabajo que comienzan pronto y acaban tarde, donde se emplean cercar de 2 horas para la comida y 30 min en el descanso de la mañana. Tiempos, que en la mayoría de ocasiones, no son productivos en actividad laboral ni en ocio.
El tener varios parones a lo largo de la jornada y el hábito de alargarla, hace que en muchas ocasiones, se hagan más de 8 horas cada día para llegar a cumplir objetivos.
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2-Menor conciliación familiar y menor motivación
El saber cuándo entras a trabajar pero no cuándo vas a salir, no implica motivación a la hora de rendir mejor. No saber si hoy vas a poder disfrutar de un rato de ocio o deporte, o hacerlo muy tarde, no es la mejor opción a la hora de trabajar. Si tienes cargas familiares, es más difícil atender a los niños y compatibilizarlo con el horario de los colegios.
El 58% de los trabajadores prefiere la jornada intensiva, según una encuesta llevada a cabo por la OCU.