La tradición cultural mexicana presenta una singular polaridad en relación con la industria de los juegos de azar: prohibidos en el siglo XX y en plena transición hacia la virtualidad en estos tiempos, los casinos ocupan un lugar controvertido tanto en la economía como en la vida social del país.
Durante sus épocas de veda, los juegos de apuestas contribuían al trabajo informal y al divertimento de ciertas clases sociales; hoy, cuando el gobierno regula la actividad, los casinos tradicionales son desplazados por los casinos online, industria en pleno crecimiento en el país.
Contexto histórico y controversias políticas
Los juegos de azar fueron prohibidos en México en 1947, durante la presidencia de Miguel Alemán Valdés; sin embargo, su veda de hecho venía de tiempos anteriores, durante los mandatos del general Lázaro Cárdenas, cuyo gobierno estableció reglas y penas para los apostadores y organizadores de juegos. Así, la sociedad mexicana vivió momentos de larga censura en las apuestas.
Durante la década de 1990, empero, el tema se reavivó. La Secretaría de Turismo, impulsada por empresas casineras transnacionales, promovió proyectos para la implementación de locales para la práctica legal de juegos de azar. Sin dudas, era del interés de diversos grupos económicos que los casinos tuvieran un lugar en México, especialmente por el volumen de la población y el nivel de pobreza y falta de educación, que aseguraba un público cautivo. En este contexto, se llevó a cabo una fuerta campaña mediática para ablandar la aceptación social y presionar las medidas políticas. Como señala Sara Sefchovich en País de mentiras, solo durante el año 1999 hubo más de 600 notas en periódicos que promulgaban las bondades de la industria de los casinos. En esa misma campaña se recurría al viejo temor mexicano de ser vistos como una sociedad poco moderna, al comparar la veda de juego con los sistemas flexibles de otros países del mundo. Según el libro de Sara Sefchovich, el propio director de Juegos y Sorteos de la Gobernación admitió en una entrevista pública que le habían ofrecido un millón de pesos mensuales a cambio de dejar operar a la industria de los casinos, oferta que luego viró en amenaza personal.
La legalización se dio finalmente en el año 2004, y, aunque la sanción tuvo sucesivas enmiendas, el espíritu es favorable a las casas transnacionales que se asientan en México. Así pues, por un lado la historia de esta industria presenta una estricta prohibición, y por el otro una deliberada apertura a los mercados y a la influencia de las empresas multinacionales.
Los casinos online en el proceso de automatización industrial
La industria de los casinos en México está en franco cambio. Esto se debe, sobre todo, al auge de la edad virtual, donde todas las relaciones comerciales y humanas parecen supeditarse a las redes de la web. Las apuestas no podían quedar ajenas a tales sucesos históricos: actualmente hay muchos más usuarios de casinos online que de los tradicionales espacios físicos donde solían reunirse las personas. Esto trae aparejadas claras ventajas, sobre todo para los servidores, y también varios problemas. Por un lado, la virtualidad representa un modo más cómodo de jugar, pues se puede hacer desde el móvil en cualquier lugar y momento; por otro lado, estas mismas características facilitan la adicción o el uso indebido del juego. Además, se deben tener en cuenta los potenciales peligros que acechan en toda página web donde los usuarios tienen que introducir sus datos personales y de cuentas: el robo de información es un fenómeno recurrente en los casinos online, por lo cual es importante cerciorarse de que las páginas cuentan con el logo de la institución habilitante de cada país.
Sobre todas las cosas, la digitalización de los casinos es emblemática de un proceso que parece estar dándose en todas la industrias: la automatización. Esto implica que ciertas tareas que solían realizar las personas quedan a cargo de máquinas; el costo de producción se reduce así enormemente, al tiempo que, según opinan algunos, se descuidan los derechos laborales de los trabajadores desplazados.
La cuestión moral
Las políticas tradicionales de la Secretaría de Turismo mexicana han estado mayormente orientadas a convencer a la población y a las entidades gubernamentales de que los casinos son provechosos para la economía, pues contribuyen en buena medida a través de los impuestos que se les gravan. Sin embargo, parece haber evidencia que prueba que la influencia de esta industria actúa en sentido contrario. La Universidad de Nueva Orleans publicó un estudio que señala que en las ciudades donde proliferan los casinos también se promueve la drogadicción, la delincuencia, la prostitución y la contaminación de todo tipo.
Así pues, el debate sobre el alcance de los casinos tanto virtuales como tradicionales en la economía y sociedad mexicanas está abierto a polémicas y sujeto a controversias, y el proceso de regulación está apenas comenzando.