La industria de la moda es un negocio que se reinventa constantemente, que genera nuevas tendencias por sí sola y que cambia la forma en que la gente se ve de forma constante. Es la industria más permeable a los cambios de la sociedad en estilo, así como provoca los cambios de estilo de la sociedad. Entre la alta costura y la venta al por menor, la industria textil mueve millones de euros al año, mostrándose siempre como una constante.
Otro fenómeno que influye en la moda es lo que llevan las personas famosas, y los cambios que realizan iconos como futbolistas o las actrices e intérpretes del momento. Sin embargo, ¿cuáles son las claves de la rentabilidad del sector? En un mundo donde la reinvención es constante y en un contexto donde la digitalización ha cambiado totalmente los paradigmas de consumo, la moda ha tenido que actualizarse.
La digitalización de los procesos de compra
El cambio más grande al que ha tenido que enfrentarse la industria en la última década ha sido el de la digitalización. Más allá de la adaptación a las dinámicas del ecommerce, que genera nuevos hábitos de consumo y obliga a reducir tiempos en la entrega, ha obligado a nuevas estructuras y nuevos tiempos dentro de las tiendas físicas. El cliente quiere saber qué ropa está disponible, cuáles son las tallas y las características, motivo por el que se necesitan catálogos online absolutamente actualizados y fáciles de usar a nivel de experiencia de usuario.
Los procesos de internet han reducido los tiempos de la compra y de la venta, así como han magnificado los valores de la búsqueda. Por este motivo, las empresas del sector deben invertir en buenas estrategias online. Recientemente, el gigante Zara ha abierto una tienda física en la que solo se puede comprar online. Nuevos contrastes para la actualización de una industria, en la que cuando las cosas salen mal las consecuencias son muy negativas.
Los minoristas de moda ante las tendencias globales
La industria de la moda también tiene que adaptarse a las nuevas necesidades de la sociedad de consumo. En un contexto donde las ventas de ropa se han recuperado tras la recesión de 2008, si bien se avecina una posible crisis, la cuestión ahora reside en saber actualizarse para los nuevos retos que vienen. Los modelos de negocio más sustentables y una moda más sostenible están en el foco de las nuevas generaciones de consumo, especialmente de la Z.
En los objetivos para conseguir una moda sostenible, se pueden ver ejemplos de empresas que empiezan a fabricar tejidos a partir de botellas de plástico recicladas, así como nuevos negocios de moda que basan su modelo en tejidos de calidad y una ropa de proximidad.
La digitalización y el inevitable viraje hacia la sostenibilidad continúan siendo los grandes retos para la industria de la moda. Empezando por la alta costura, que ya realiza esfuerzos para medir su impacto y reducir sus huellas negativas, hasta la moda minorista, que necesita adaptarse a las necesidades de un público más exigente.