¿Crees en la suerte? Y de creer en ella, ¿puedes definirla?
Sean cuales sean tus respuestas, está claro que la suerte es algo que, dejando de lado la metafísica y la parapsicología, está fuera de nuestro control. Si nos topamos con un viejo amigo por mera coincidencia, lo achacamos a la buena suerte. Si perdemos un volado, le echamos la culpa a la mala suerte.
Definiendo lo indefinible: ¿Qué es la suerte?
Al menos para la psicología, la suerte se trata de una atribución. Es decir, una explicación que le damos a un evento pasado.
Cuando determinamos el por qué alcanzamos algún logro, podemos atribuir parte a:
- Nuestra habilidad
- Nuestro esfuerzo
- Dificultad inherente al logro
Lo que no entra en ninguna de las características anteriores, lo atribuimos a la suerte.
La suerte, entonces, es un intento de la mente por hacer “cuadrar” un mundo caótico, y una manera de prever aquello que está fuera de nuestro control.
Cuantificando lo incuantificable: ¿Buena o mala suerte?
Si tomamos las características antes mencionadas, podemos entender que nuestra habilidad y esfuerzo están en lados opuestos de la balanza contra la dificultad del logro.
¿Y la suerte? La suerte, o aquello que está más allá de nuestro control, podría estar en cualquier lado, o en ambos lados de la balanza. Pero difícilmente se dice “¡Conseguí el empleo, qué mala suerte!”
Por lo general, la suerte solo se cuantifica como buena o mala cuando un evento depende en su totalidad, slots de casino, o en su mayor parte de ella, como invertir en criptomonedas.
Esperando lo inesperable: Recompensas aleatorias
Si tuvieras que elegir entre:
- Recibir $2,000 asegurados cada semana
- Recibir $8,000 un día aleatorio del mes
¿Cuál elegirías? Monetariamente, tienen el mismo valor. Objetivamente, es mejor recibir dinero constante, aunque sea menos, a recibirlo todo de golpe en un día que no controlas. Es decir, recibirlo al azar.
Sin embargo, el elemento de la sorpresa hace que recibir el dinero una vez al mes sea más efectivo si buscamos aumentar nuestra felicidad. ¿Por qué? La cantidad recibida tiene poco que ver – podría haber sido un poco más o incluso un poco menos.
La sorpresa es su propia recompensa
El cerebro tiene su propio sistema de recompensa, y al centro está la dopamina, la sustancia química de la felicidad. La dopamina está detrás de la búsqueda del placer y es lo que nos motiva a la acción.
Es importante recalcar que la dopamina se libera desde el momento en que se espera una recompensa, no solo al recibirla. ¿Esa sensación que experimentas al jugar dominó con los amigos? Esa es la dopamina.
El cerebro busca y responde al refuerzo positivo. Esta es la base de los sistemas de recompensa, de la ludificación y del condicionamiento clásico.
Desafortunadamente, recibir recompensas en intervalos fijos o incluso estar en un estado de recompensa “permanente” proporciona cada vez menos dopamina. Es así como algo que una vez fue gratificante ahora es rutinario. Se pierde el atractivo de la suerte.
Recompensas fijas y recompensas variables
Las recompensas fijas son efectivas porque a menudo ofrecen algo “gratis” al cliente. Una cerveza en tu segunda visita. Una orden de alitas en la quinta. Las recompensas estás claramente delineadas.
Pero hacer esto elimina el placer de lo inesperado. Se vuelve algo transaccional. No solo ya esperas esas alitas, sino que te molestaría no recibirlas.
Una forma de hacerlos más efectivos es a través de la aleatoriedad. Por ejemplo, si en vez de usar una tarjeta con tus visitas marcadas, tienes derecho a utilizar una tómbola tras cada compra de un mínimo de $200.
En dicha tómbola, hay boletos con distintas recompensas:
- Una cerveza gratis
- 10% de descuento en tu compra
- Una orden de alitas
- 20% de descuento en tu compra
- Hamburguesas y papas al 2×1
- ¡TU COMPRA ES GRATIS!
¡Tu cartera se abrió de par en par al leer la recompensa número 6! Y el hecho de que no siempre vas a sacar ese boleto (siendo muy generoso, el restaurante te estaría dando un 16.67% de probabilidades de ganarlo) solo lo hace más atractivo.
Lo más interesante, sin embargo, es que esta variabilidad en la recompensa que recibirías es más efectiva en asegurar que vas a volver al restaurante que asegurar la compra gratis en tu décima visita.
Cada vez que visitas el restaurante, tienes la oportunidad no solo de ganar, sino de ganar a lo grande. Y no hay nada que determine cuándo va a ocurrir, cuándo ocurrirá de nuevo, ni cuántas veces necesitas ir antes de que ocurra.
¡Esa es la magia de la suerte!


Deja una respuesta