El precio de Bitcoin ha captado la atención de inversores y medios desde hace ya más de una década. Desde su creación en el año 2009, esta se ha convertido en la criptomoneda de referencia, aunque eso no ha evitado que haya experimentado fluctuaciones radicales de precio. Tras haber roto la barrera psicológica de los 100.000$, muchos expertos empiezan a divisar un horizonte en el que los 200.000$ sean el nuevo precio de referencia.
Situación de los últimos años
Ya conocemos el origen de Bitcoin. La criptomoneda arrancó hace más de 15 años con un coste prácticamente simbólico. Tras una adopción inicial tímida por parte de entusiastas tecnológicos y libertarios monetarios, el precio de Bitcoin empezó a captar la atención del público general en 2017, cuando alcanzó los 10.000 dólares. Esa fue conocida como la “primera gran burbuja”, pero la idea de las criptomonedas ya se empezó a establecer en el público general. Sin embargo, el “boom” llegó entre 2020 y 2021.
Factores macroeconómicos y adopción institucional detrás del “boom”
Detrás de la evolución del precio de Bitcoin en los últimos cinco años, hay diferentes motivos y escenarios que han afectado enormemente. En un primer momento, los incentivos fiscales y monetarios tras la pandemia de COVID-19 hizo que muchos trataran de buscar activos refugio alternativos al oro, el más típico hasta entonces. Las compras por parte de empresas como MicroStrategy o Tesla, además de la nueva oferta de productos financieros basados en Bitcoin, consolidaron su reputación.
Desde entonces, los bancos de inversión y las gestoras de fondos empezaron a incluir Bitcoin en carteras diversificadas, mejorando su liquidez y disminuyendo el riesgo típico de estos productos. Además, la inflación persistente en economías avanzadas en esta época reforzó la narrativa de Bitcoin como el nuevo “oro digital”.
Las regulaciones de los distintos países también ha tenido un peso importante en su valor. Estados Unidos, en un primer instante, tuvo una política bastante poco decidida con el Bitcoin. Sin embargo, con la vuelta de Donald Trump al gobierno y, temporalmente, con Elon Musk como asesor y mano derecha del magnate, Bitcoin y las criptomonedas ganaron peso y relevancia en el discurso gubernamental estadounidense.
Predicciones de analistas y modelos de valoración
Entre los modelos más citados figura el Stock-to-Flow (S2F), que relaciona la oferta existente de criptomonedas con el nuevo suministro, y proyecta valores superiores a 100.000$ después de cada halving (reducción de la recompensa por minado de Bitcoin). Tras el último halving, en mayo de 2024, algunos pronosticaron que el precio podría superar los 200.000 dólares si se diera un ciclo alcista en 2025 y 2026.
Por otro lado, los críticos de este modelo apuntan a la creciente competencia para descartar este escenario. Cada vez surgen más monedas que captan el interés del mercado, por lo que lo ven más complicado. Además, citan a las normas que están surgiendo desde China y Europa para frenar un poco la esperanza de un crecimiento tan fuerte.
Las empresas de análisis on-chain sí que han destacado el aumento de direcciones activas y la caída de la oferta en exchanges y aunque señalan estos cambios, también advierten de la volatilidad intrínseca de las criptomonedas y de posibles caídas repentinas que reduzcan las posibilidades de llegar a ese precio en el corto plazo.
Otros problemas que surgen es la mala imagen que tiene la minería de Bitcoin. Este método es la única forma de aumentar la cantidad disponible de esta criptomoneda, pero es una actividad energéticamente muy intensa, lo que está llevando a una presión social y política alrededor del proceso bastante problemática. El posible cambio al método proof-of-work podría ser una respuesta, pero mientras podrían imponerse restricciones al consumo energético… o prohibirse completamente en algunos países.
Un último factor que llevaría a limitar su crecimiento es el lanzamiento de monedas digitales de bancos centrales. El Banco Central Europeo, por ejemplo, ya estaba coqueteando con la idea de un “euro digital”. Monedas así deberían ser mucho más estables y reguladas, además de ser de curso legal en sus territorios de acción, atrayendo una parte del capital que hoy fluye hacia Bitcoin.
Cómo prepararse ante una eventual subida a 200.000$
Para los inversores que quieran estar listos en caso de que el Bitcoin suba hasta los 200.000 dólares, hay varias estrategias que se pueden seguir. Una de las más populares es el Dollar Cost Averaging (DCA), que consiste en comprar cantidades fijas de Bitcoin de forma periódica, lo que reduce el impacto de la volatilidad.
Una opción alternativa es la inversión apalancada o el uso de derivados (como futuros y opciones), aunque esto tiene unos riesgos mucho más elevados de liquidación. Para los inversores más conservadores, existen los fondos cotizados (ETFs) o productos estructurados que ofrecen exposición indirecta y diversificación.
También existen oportunidades en los proyectos DeFi y tokens relacionados con infraestructura de blockchain. Estos productos podrían beneficiarse también de una subida general del sector, de manera tangencial.
¿Pesimismo u optimismo?
Con las previsiones actuales, el escenario más optimista es el que mantiene una evolución al alza. Si la adopción institucional sigue creciendo, es probable que Bitcoin rompa la barrera de los 200.000 dólares entre finales de 2025 y principios de 2026.
El escenario más neutral sigue arrojando positivismo, eso sí. Se espera que el mercado se quede entre los 120.000 y los 150.000 dólares. Los expertos que barajan esta opción destacan que la inflación se mantendrá moderada, lo que debería hacer que se pierda un poco el ojo de la criptomoneda.
Los más negativos prevén retrocesos importantes, pero sin atreverse a dar una cifra exacta. Para ellos, la respuesta proveniente desde Asia y Europa puede ser muy dura en materia regulatoria, lo que podría conllevar a una crisis de liquidez en exchanges sin igual.
Sin embargo, la volatilidad implica que cualquier visión es un tanto complicada y, hasta cierto punto, basada en sensaciones más que en una verdad absoluta. Habrá que seguir el mercado día a día para ver, finalmente, dónde cierra el mercado en 2025 y si aún hay posibilidades de llegar a los 200.000 dólares de valor.