A eso de las 2am de la madrugada de Atenas, el Parlamento griego aprobó las reformas necesarias para iniciar conversaciones con los acreedores para que se lleve a cabo el tercer rescate, es decir, un programa de apoyo financiero de 86 mil millones de euros (95.000.000.000 dólares).
Esto mantiene a Grecia en el euro, aunque todavía no se descarta la posibilidad de una salida del mismo. De hecho, aun se deben aprobar más leyes la próxima semana. Grecia necesita que el Banco Central Europeo abra el grifo de los préstamos de emergencia (ELA), para permitir que los bancos hagan frente a pagos urgentes (recuerde que Grecia mantiene un corralito bancario). Los bancos Griegos llevan cerrados más de quince días y necesitan liquidez de inmediato, la otra opción es salir del euro y devaluar su moneda (véase las consecuencias aquí) para que los bancos puedan hacer frente a la gran demanda de liquidez, opción que de momento pierde fuerza por ambos actores –Grecia y Europa- en este tira y afloja.
En cuanto a las votaciones, a favor estuvieron 229 diputados lo que corresponde con un 77% del parlamento Griego. En contra, votaron un total de 64 diputados con un 21% y 6 no votaron, es decir, se abstuvieron un 2% del total de diputados.
Tsipras, el primer ministro de Grecia, afirmó que tenía tres opciones en la negociación con los socios europeos, aceptar el acuerdo actual, una quiebra del país o su salida de la eurozona.
Las votaciones del sí, han ganado por goleada con una mayoría que no hubiera sido alcanzada sin el apoyo de los partidos de la oposición pro-Europa. Treinta y ocho diputados de su partido de extrema izquierda Syriza no lo han respaldado (uno, el presidente del parlamento, Zoe Konstantopoulou, llamando las medidas como un «genocidio social»). El señor Tsipras había dicho que tal rebelión podría provocar su dimisión, un cambio de gabinete está por llegar.