Las empresas españolas en Reino Unido se muestran enfadadas ante la falta de atención por parte de May en el proceso de Brexit. Ante esto, los flujos de capitales entre España y el país británico se han moderado modestamente.
Con una inversión cercana a los 77.000 millones de euros en el país, los empresarios españoles forman parte de los grandes interesados en conocer las condiciones del Brexit y las repercusiones en aquellas compañías extranjeras que residen en el país. El grado de empresas españoles en el país es bastante elevado, por lo que un Brexit desestructurado tendría un impacto negativo en las mismas.
Empresas como Santander, Sabadell, Telefónica, Iberdrola o Ferrovial, poseían, a final de 2016, una inversión neta acumulada de 77.000 millones de euros en el mercado británico. Y es que, Reino Unido es el segundo destino preferido por las empresas españolas, únicamente por detrás de Estados Unidos.
Según un estudio realizado por la Cámara de Comercio Española en Reino Unido, las inversiones que realizan las empresas españolas en el país han generado cerca de 127.000 empleos. Además, estos empleos han sido generados en sectores cualificados como los servicios financieros, consultoría, infraestructuras, seguros o telecomunicaciones.
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Esto provoca que, ante la pasividad de May y la falta de inclusión de los intereses de estos en las condiciones de salida pactadas con la Unión Europea, los empresarios españoles se encuentren indignados y ninguneados por la Primera Ministra Británica, pues, hasta ahora, no se conoce las repercusiones que tendría una salida de la Unión Europea en estas compañías.
Un entorno incierto
Según este mismo estudio, los empresarios españoles muestran un alto grado de preocupación por lo que está sucediendo en el entorno político y económico del Reino Unido. Desde la celebración del referéndum, los flujos de capital entre España y Reino Unido se han moderando, cifrando los flujos en los 1.657 millones de euros. Una cifra que muestra una moderación en la inversión.
Esto se debe a, como hemos dicho, la preocupación que poseen los empresarios españoles por las actuaciones de Theresa May en materia comercial. Según el estudio, entre los analistas financieros de las firmas sondeadas, el 74% considera que el clima para los negocios en Reino Unido ha empeorado notablemente desde el referéndum. Ante el incremento del riesgo político, el entorno se ha vuelto más inestable.
El 74% considera que el clima para los negocios en Reino Unido ha empeorado notablemente desde el referéndum
Asimismo, el 68% de los encuestados coinciden en que la estabilidad económica y política del país es insuficiente para garantizar la estabilidad de los propios empresarios y sus empresas. Motivo de ello, solo unas pocas prevé incrementar la inversión y el flujo de capital en Reino Unido para los próximos años, mientras el entramado político siga por el camino que, hasta ahora, han seguido.
Para los empresarios españoles, la mejor solución del Brexit es el mantenimiento del libre comercio dentro de la Unión Europea, sin ser excluyente esta política para el país, una vez se encuentre fuera de la Unión Económica Europea. Sin embargo, hasta ahora, los mismos empresarios no se muestran satisfechos con la actuación que está llevando a cabo la dirigente británica, así como la atención que se les está dando a estos empresarios.
Para los empresarios españoles, ha habido una clara falta de apoyo por el Gobierno Británico y, aunque desde la Secretaría de Estado de Comercio califiquen positivamente las relaciones comerciales y de inversión entre Reino Unido y España, estas fortalezas no se ven respaldadas por el empresario, pues esta falta de atención a los interesados españoles ha generado desapegos comerciales.
Un tortuoso camino sin acuerdos
En resumen, estamos ante un Brexit que, como indican las últimas noticias en los principales medios económicos del mundo, todavía le queda un largo recorrido por recorrer. Según las últimas noticias, parece que el proceso de salida, ante la falta de acuerdo, se pospondrá hasta que el Gobierno considere que existe un acuerdo beneficioso para ambas partes y permita una salida estructurada.
Por ello, es pronto para avecinar el futuro y las repercusiones de una salida. Sin embargo, si se puede prever que, ante una salida desestructurada, si las relaciones comerciales entre Reino Unido y Europa se deterioran, los efectos para las empresas europeas con sede en el país británico, podrían provocarle unas pérdidas millonarias, así como la desinversión que se produciría en el Reino Unido.
En definitiva, la peor solución para el país es la espantada de capital y el cierre de empresas en el país. Una deslocalización de estas empresas podría tener un fuerte impacto negativo en la economía británica, que ya ha mostrado su desaceleración ante la falta de acuerdos en los referéndum. Por ello, como hemos dicho, un acuerdo estructurado será beneficioso para todas las partes interesadas en el acuerdo.