La pandemia ha tenido un fuerte impacto en el conjunto de economías, así como en la propia estructura económica de estas. Las empresas luchan por adaptarse a una nueva normalidad en la que, como era de esperar, existen ganadores y perdedores.
Debido a la situación provocada por los efectos de una pandemia sin precedentes, muchos son los sectores que han comenzado a adaptarse para así preparar sus negocios para la nueva normalidad. Una nueva normalidad que, debido a la naturaleza de una crisis vírica que ha recluido de forma permanente a casi todo un planeta en sus hogares, presenta tantos cambios como incógnitas. Cambios que, como el e-commerce o el teletrabajo, ya comienzan a estar cada vez más presentes en la cotidianidad de nuestro día a día.
Así, hablamos de una adaptación que ha comenzado a darse en todos los sectores, pero no de forma simétrica. Es decir, las facilidades que ofrecen los sectores para adaptarse al contexto no son las mismas. Además, la intensidad del daño provocado por la pandemia también juega un papel relevante en este escenario. Y es que, ante la nueva coyuntura, son muchas las empresas que ya comienzan a readaptar sus modelos de negocio, así como su planificación estratégica, con el fin de que, independientemente del negocio al que hagamos referencia, pueda adaptarse a un nuevo escenario en el que, de haber ocasionado cambios en los patrones y hábitos de los consumidores, dichos modelos de negocio puedan estar obsoletos.
En este sentido, cogiendo como ejemplo el caso de la Unión Europea —por el hecho de ser el bloque económico más afectado por la crisis sanitaria—, uno de los sectores que más preocupación muestra ante la nueva normalidad ha sido el sector turístico.
Atendiendo a las cifras que nos deja el sector turístico durante la pandemia, toda actividad económica que, de forma directa o indirecta, se encontrase supeditada a dicho sector, se ha visto mermada gravemente durante este proceso. Una situación que, como ya preveía la Organización Mundial del Turismo (en adelante, OMT), dejará unas pérdidas millonarias en el sector, cuantificando el valor de las pérdidas en 400.000 millones de dólares.
Ante la nueva coyuntura, los empresarios que operan dentro del sector, así como los que se encuentran ligados a el, se preguntan cómo será la recuperación de la economía, además de preguntarse si esta recuperación también se producirá en el sector que, en estos momentos, les abastece. Sin embargo, como decía, debido a que no se cuentan con precedentes, la dificultad de saber cuán intenso será el impacto económico en el sector resulta prácticamente una trivialidad cuando lo contrastamos con la propia dificultad que conlleva el conocer cómo se comportará el cliente turístico en el futuro, cuando la tormenta doble que hoy nos acontece, se disipe por completo.
¿El fin de los hoteles?
Si algo nos deja la pandemia, además de todo ese continuo exceso de información que ocupaba diariamente los titulares en periódicos y televisiones, es un distanciamiento social que, con el paso del tiempo, va pasando a formar parte de esta nueva normalidad.
El simple hecho de salir a comprar el pan y cruzarte con el vecino ha pasado de ser una excusa para conversar y socializar, a ser un impedimento y una situación incómoda. El miedo por un virus que presentaba, entre otros rasgos, un alto índice de contagios entre los habitantes de una población determinada, ha acabado convirtiendo una acción tan simple como la propia sociabilización entre humanos, pasando de ser una práctica común, amable y recreativa, a ser, en estos momentos, una situación a evitar, incómoda y poco frecuente en la nueva normalidad.
Esta es una de las principales preocupaciones de un sector que, como el sector turístico, se centra en la continua conexión, así como interacción, de personas, además de forma continuada. Ante una nueva normalidad en la que dichas situaciones son el objeto a evitar, incentivados por unos gobiernos que abogan por el distanciamiento social, preocupa una posible externalidad negativa que, en aras de evitar posibles contagios por esa interacción continuada, acabe afectando al propio sector turístico, no logrando recuperar sus niveles previos a la crisis.
Para ver mejor esta situación, nos hemos basado en indicadores como los que ofrece la patronal hostelera en España, segunda potencia turística del mundo (primera en habla hispana). Atendiendo a estas cifras, las pérdidas del sector turístico, en el peor de los escenarios, podrían ascender a los 92.000 millones de euros. Una cuantía que varía en función de los territorios que analicemos, pero que afectará, con total seguridad, a todos los territorios en el país.
Los hoteles, únicamente en los dos meses pasados, se dejaron la friolera cifra de 2.000 millones de euros. Unas pérdidas que, ante la incapacidad de abrir por el shock de oferta provocado por el Gobierno como dique de contención para el virus, han sacudido duramente al sector.
Sin embargo, esto no acaba aquí. La situación que nos acontece, así como la cercanía de la temporada estival a la prematura disipación de las medidas de distanciamiento social, ha tenido un impacto en la demanda que ha provocado que la recuperación para un sector de gran importancia para la economía española se complique más de lo esperado.
En este sentido, el escaso volumen de reservas ha llevado al sector a reducir sus precios, aplicando descuentos que alcanzan, incluso, el 35% del precio. Estos descuentos tratan de promover una demanda que, de acuerdo con los datos que ofrecía el país para el primer trimestre del año y mitad del segundo, reflejaba una caída que había acabado derivando en un descenso de los ingresos hoteleros de hasta un 27%.
Así, con una economía que se encuentra supeditada, teniendo en cuenta la contribución directa, así como la indirecta que se produce a través de los servicios auxiliares, en un 25%, estamos hablando de una quinta parte de la economía española que, computando su contribución al empleo (14,7%), se encuentra en grave peligro.
Los apartamentos turísticos, ¿la solución?
Debido a lo que comentábamos al inicio, la situación generada por el Coronavirus ha llevado a la población a evitar, y cada vez más, cualquier escenario en el que se produzcan masificaciones de personas, las cuales puedan dar lugar a nuevos contagios, así como un rebrote que, entonces sí, acabe con nuestra economía. Dando lugar a escenarios contrafácticos que solo son apreciables en los capítulos más desmedidos del Apocalipsis bíblico.
Esta es una de las situaciones a las que deben enfrentarse los empresarios hosteleros, que tratan de preparar sus negocios, sus hoteles, a una nueva situación en la que los espacios compartidos, las instalaciones comunes, así como todo habitáculo en el que puedan interactuar varios individuos, han pasado de ser un extra demandado y valorado por los consumidores, a ser un lugar indeseable por unos consumidores que proyectan, precisamente en estos lugares, una posibilidad de contagio. Esto ha llevado a los empresarios hosteleros a encontrarse con amenazas como son, teniendo en cuenta que ya lo eran, los apartamentos turísticos. Unos apartamentos turísticos tan odiados, como demandados en una situación como la actual.
Así, si atendemos a las cifras que presenta este sector, por ejemplo, en Estados Unidos, podemos ver claramente como dicha situación ya es una realidad. Pues, de acuerdo con los datos que ofrece la plataforma de apartamentos turísticos Airbnb, las declaraciones de la compañía reconocen que la cantidad de reservas realizada entre mayo y junio del año vigente, ya se encuentra por encima de los datos que, en contraste, presentaba dicha plataforma en el año 2019.
Además, como bien recoge el portal Bloomberg hablamos de una tendencia que no sólo está presente en Airbnb Estados Unidos, sino también en países como Corea del Sur, Alemania, Portugal, Nueva Zelanda o, incluso, la propia España que anteriormente citábamos. Una situación que ha llevado al CEO de la compañía a emitir declaraciones como que, tras los análisis realizados, se observa una clara tendencia cambiante en la forma de viajar.
En esta línea, la posibilidad de acceder a unas vacaciones, pudiendo escoger un apartamento en el que la interacción social se limite a las personas de confianza, reduciendo así la posibilidad de contagio, ha llevado a que los consumidores se decanten por este tipo de plataformas. Pues, como hemos visto en los datos que se ofrecen, ya superan los resultados presentados en el ejercicio anterior, cuando nadie sabía siquiera lo que era un coronavirus.
Así, remontándonos al inicio de este artículo, podemos extraer como son algunos de los cambios que ya comienzan a vislumbrarse en la sociedad. Cambios que, de una forma u otra, están cambiando nuestros hábitos, obligando a las compañías a readaptarse a una normalidad en la que, como reflejan las cifras, existen claros ganadores y perdedores.
Una situación que, en conclusión, nos muestra la vulnerabilidad de una coyuntura, así como la necesidad de negocios que, ante un entorno incierto, sean capaces de adaptarse a los distintos escenarios que, aún siendo escenarios contrafácticos, pueden darse en el planeta.
Otto Correarbelaez dice
El comportamiento gregario, de los animales silvestres, claramente inducido por una actitud ególatra, nos enseña que a partir está conducta, se produce un bien común.
Ante la pandemia actual, se produce un efecto contrario para los seres humanos. Cuál será el papel que desempeñará, el poder económico mundial, para que no se derrumbe ?
Seguirán acumulando miseria o propondrán una comunidad más justa?
Eso de ganadores y perdedores, no funcionará.
O ganamos todos, o esto será el fracaso total.
luis fernando dice
otto correarbelaez, con el comentario que dejastes, creo que la economia es como una balanza donde el dinero va a un sector a otro los ganaderos que venden ganado compran zapatos y ropa. ahora ese ganadero esta más suceptible a comprar más salud que zapatos o ropa. no es que uno pierda y que desaparesca, es más de un balance el mismo dinero que una persona tenia destinado para gastar en un viaje ahora lo gasta en muebles, pintura etc… y eso hace que le demos menos importancia al turismo y por ende esta callendo el sector turismo, y las personas ven más viable rentar algo mas caro pero con menor riego de contagio que algo más barato con mayor riego. en fin es una balanza que es incierto como se va a comportar.
un saludo