Si alguien pensaba que el tren de la Inteligencia Artificial iba a frenar pronto, los resultados que presentó ayer Nvidia han demostrado exactamente lo contrario.
No estamos ante una desaceleración, estamos presenciando cómo se reescriben las leyes de la física computacional y, de paso, las de la economía global.
Ayer, Nvidia reportó unos ingresos récord de 57.000 millones de dólares para su tercer trimestre de 2026.
Repito, 57.000 millonazos.
Es 4 veces lo que se gasta España en el desempleo. Y en España hay mucho desempleo…
Esto supone un crecimiento del 62% respecto al año pasado y un salto del 22% en solo tres meses.
Pero más allá de las cifras mareantes, lo que Jensen Huang, su fundador y CEO, puso sobre la mesa es una visión del futuro inmediato donde la IA no es solo un asistente a través de un chat, sino una fuerza industrial que está haciendo todo, en todas partes y al mismo tiempo.
La máquina de hacer dinero: El centro de datos
Decir que el negocio de centros de datos va bien es quedarse corto.
De los 57.000 millones de ingresos totales, 51.200 millones provienen exclusivamente de esta división.
Para entender la magnitud de la cifra, esta única división de Nvidia factura ahora más que muchas empresas del S&P 500. Y por si fuera poco, el crecimiento es de un vertiginoso 66% respecto al año pasado.

Un error común es pensar que Nvidia solo vende la tarjeta gráfica (las famosas GPU). El informe trimestral revela un dato crucial que a menudo pasa desapercibido: el negocio de Networking (redes) se ha convertido en un titán por derecho propio.
Los ingresos por redes se dispararon un 162% año tras año, alcanzando los 8.200 millones de dólares. Nvidia se ha convertido, casi sin hacer ruido, en la mayor empresa de redes del mundo.
¿Por qué? Porque tener miles de GPUs potentes no sirve de nada si no pueden «hablar» entre ellas a la velocidad de la luz.

Aquí es donde entran tecnologías clave como Spectrum-X Ethernet y Quantum-X InfiniBand.
La demanda de Spectrum-X, diseñado específicamente para optimizar el tráfico en nubes de IA, ha crecido a doble dígito, demostrando que los clientes no solo compran el «cerebro» (las GPU), sino también el «sistema nervioso» (los cables y switches) que lo conecta todo.
La razón de estos números y este dominio es sencilla: el mundo entero está cambiando sus cimientos digitales. Las grandes tecnológicas están compitiendo en una carrera armamentística digital.
Ya no se trata solo de entrenar modelos de IA, ahora el foco está en la inferencia. Es decir, en el uso real y diario de esos modelos para razonar y ejecutar tareas.
Nvidia se ha convertido en el proveedor único de las palas y los picos de esta fiebre del oro, pero con una diferencia, sus palas son motores de cohete que nadie más sabe fabricar.
Blackwell: El objeto de deseo mundial
Si hay un protagonista en este trimestre, ese es Blackwell, la nueva arquitectura de chips de Nvidia.
La demanda de estos chips es, en palabras textuales de la directiva, increíble y supera cualquier expectativa. De hecho, Colette Kress, la directora financiera, confirmó que los chips Blackwell están todos agotados para los próximos trimestres.

Lo impresionante es la velocidad de adopción.
En el mundo del hardware, las transiciones suelen ser lentas. Aquí no. Nvidia ya está enviando estos sistemas a Microsoft, Oracle y OpenAI. Incluso han revelado que Blackwell ha conseguido un rendimiento 10 veces superior por vatio en comparación con la generación anterior (Hopper) en ciertos modelos de razonamiento.
En un mundo donde la energía es limitada, un chip que te da diez veces más potencia por la misma electricidad no es un lujo, es la única forma viable de crecer.
Y no se detienen ahí.
Mientras el mundo se pelea por conseguir sus Blackwell, Nvidia ya tiene funcionando en sus laboratorios la siguiente generación, llamada Rubin, que se espera para la segunda mitad de 2026.
Esta cadencia anual de innovación es lo que mantiene a la competencia a una distancia casi insalvable. No dan tiempo a que nadie les alcance.
Son inalcanzables.
Una gestión financiera impecable
Si las ventas asustan, lo que queda en la caja después de pagar todo es lo que realmente enamora a Wall Street.
De hecho, Nvidia ha presentado un trimestre que roza la perfección.
El margen bruto se sitúa en un espectacular 73,4%. Para una empresa que fabrica hardware físico, esto es inaudito, puesto que son márgenes típicos de empresas de software puro y duro.

Aunque el margen bajó ligeramente respecto al año pasado (74,6%) debido a la complejidad de iniciar la producción de los nuevos chips Blackwell, la directiva ya ha adelantado que esperan recuperar y mantener la zona de mediados de los 70 para el próximo año.
Otro punto brutal es el del apalancamiento operativo.
A pesar de estar invirtiendo masivamente en I+D y cadena de suministro, los gastos operativos solo subieron un 8% respecto al trimestre anterior, mientras que los ingresos subieron un 22%.
Es decir, ganan dinero más rápido de lo que pueden gastarlo.
I..love…it…
Esto significa que NVIDIA es capaz de vender mucho más sin tener que gastar proporcionalmente lo mismo.
Además, la empresa está controlando sus gastos con puño de hierro, invirtiendo principalmente en I+D como te decía, para mantener su ventaja competitiva, pero sin despilfarrar.
El resultado es un ingreso neto de 31.900 millones de dólares, un salto del 65% en un año.
Eso supone un margen neto del 53%. Es decir, más de la mitad de lo que facturan se lo quedan para ellos.
Lo más sorprendente es que en los últimos 5 años el beneficio neto ha subido, atento eh, a un ritmo anualizado del 88.5%

Ya, ya, pero ¿y el flujo de caja libre? Que ahí es donde está la panoja de verdad.
Pues el flujo de caja libre fue de 22.100 millones de dólares en un solo trimestre.
Es decir, un margen de free cash flow del 38%.
¿Cuántas empresas conoces que tengan estos números?
Cagoentó, ¿cómo no va a valer tanto?
Y ¿Qué hacen con tanto dinero? Te preguntarás. Pues devolvérselo a los accionistas.
En los primeros nueve meses del año fiscal, han devuelto 37.000 millones de dólares mediante recompra de acciones y dividendos.
Solo en este trimestre, Nvidia devolvió 12.700 millones de dólares a sus accionistas, y en lo que va de año ya han devuelto un total de 37.000 millones.
Y ojo porque aún tienen autorización para recomprar otros 62.000 millones más en acciones.
Ahí lo dejo
Y viendo todo esto, ¿Existe una burbuja?
Esta es la pregunta del millón. ¿Es sostenible este gasto? ¿Hay una burbuja de IA a punto de estallar?
Durante conference call, Jensen Huang fue tajante y ofreció una perspectiva diferente que desmonta la teoría de la burbuja basándose en hechos.
Huang argumentó que no estamos viviendo un solo cambio, sino tres transformaciones masivas que ocurren a la vez, y entenderlas es la clave para comprender por qué las empresas siguen gastando miles de millones sin parar.
El primer argumento es puramente físico y económico, y no tiene nada que ver con ChatGPT.
La computación tradicional (basada en CPUs) ha dejado de ser eficiente. La Ley de Moore (esa regla tan famosa que decía que los ordenadores se volvían más rápidos y baratos cada dos años), se ha parado en seco.
Sin embargo, la cantidad de datos que el mundo necesita procesar sigue creciendo.
Si las empresas siguieran usando CPUs normales, sus costes de energía y espacio se dispararían. Por tanto, según Huang, la computación acelerada (GPUs) no es un lujo, es una necesidad.

Las empresas están cambiando sus centros de datos viejos por nuevos no solo por la IA, sino para ahorrar dinero en tareas básicas como simulaciones, procesamiento de datos y SQL.
Es como cambiar todas las bombillas incandescentes de un edificio por LED. Al principio es una inversión muy tocha, pero es obligatoria para que la factura de la luz no te coma en el futuro.
El segundo pilar desmonta la idea de que la IA no genera dinero.
Huang explicó que la IA Generativa ya ha tomado el control de los motores económicos de internet: los sistemas de recomendación.
Google, Meta y Amazon no compran chips de Nvidia solo para experimentar. Los usan para sus algoritmos de publicidad y búsqueda.
De hecho, Huang dio un dato demoledor y que da que pensar. Meta reportó un aumento del 5% en conversiones de anuncios y un 3% en el feed de Facebook gracias a su nueva IA.
En empresas que facturan cientos de miles de millones, un 5% de mejora paga de sobra la infraestructura. De hecho, estas inversiones se financian solas con el flujo de caja. Por tanto, no es deuda especulativa, es una reinversión de beneficios.
Y si los dos puntos anteriores justifican el gasto actual, el tercero justifica el gasto futuro.
Estamos pasando de hablar con la IA a que la IA haga el trabajo. Es decir, será la era de la IA agéntica.
De hecho, herramientas como Cursor o GitHub Copilot están permitiendo a los ingenieros de software ser infinitamente más productivos. O plataformas como ServiceNow o SAP están integrando agentes que automatizan flujos de trabajo enteros en recursos humanos o cadenas de suministro.
Por tanto, la IA ya no solo te resume un texto o genera una imagen. Ahora razona, planifica y usa herramientas.
El retorno de inversión se está volviendo tangible, y cuando una tecnología empieza a ahorrar costes masivos y a generar productividad real, deja de ser una promesa para convertirse en una necesidad operativa.
Conclusión: El arquitecto de la nueva era
Al analizar este trimestre, queda claro que Nvidia ha trascendido su etiqueta de fabricante de hardware. Se ha convertido en la plataforma sobre la que se está construyendo la economía de las próximas décadas.
Sus números son sólidos, su hoja de ruta tecnológica es espectacular y su gestión financiera es eNvidiable.
Es cierto que tienen desafíos en el horizonte, como mejorar la cadena de suministro, los problemas con China (y Trump), y el tema de la energía para suministrar todos esos centros de datos.
De todas formas, la supuesta burbuja parece estar, por ahora, bastante controlada.
Creo que el mensaje que manda está bastante claro: o te subes a este tren de alta velocidad, o te quedas viendo cómo el presente (y el futuro) se alejan desde el andén de la computación tradicional.
Espero que te haya gustado.
Un abrazote, y buena inversión


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