La delincuencia en México, sin duda, es un tema pendiente. En 2017, México fue el país más violento de América Latina. Más de 25 millones de personas fueron víctimas de la delincuencia durante el año 2017. Una cifra, que supone que el 35,6% de los hogares registró al menos un víctima entre sus integrantes. En consecuencia, la inseguridad le costó al PIB de México un 1,65%.
Los últimos datos sobre delincuencia en México publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) no muestran datos de mejora. La delincuencia ha crecido respecto a años anteriores y no parece tener fin.
Al menos así lo muestra la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de la Seguridad Pública (ENVIPE) de 2018. El objetivo y enfoque de la encuesta es ofrecer información a los mexicanos sobre el fenómeno de la victimización delictiva. Sobre todo, con la intención de que aquellos que toman decisiones de política pública en dicha materia, lo hagan con más efectividad.
Las víctimas de la delincuencia en México ascendieron a 25,4 millones mayores de edad
Por cada 100.000 habitantes, se registraron 29.746 víctimas. Una cifra que se encuentra por encima de la de los últimos años. Entre 2013 y 2015 parecía que la delincuencia se estancaba e incluso tenía expectativas de reducirse. Sin embargo, tras lo dos últimos registro las esperanzas sobre el cambio de tendencia, se han evaporado.
Así mismo, la tasa de víctimas de delito por sexo se sitúa en el máximo de los últimos cinco años en ambos sexos. Aumentan la cantidad de víctimas tanto de hombres como de mujeres. Siendo la tasa de víctimas de hombres ligeramente superior a la de las mujeres.
La región que más víctimas de delito registró por cada 100.000 habitantes en 2017 fue Estado de México, mientras que la que menor delincuencia registró fue Chiapas. A continuación se muestra una tabla cortesía de INEGI:
Consecuencias para la economía de México
Además, por supuesto, de los costes humanos que supone el alto nivel de delincuencia, la economía también se ve afectada. Se ve afectada, decimos, y no precisamente en poca cuantía. Ya no solo por los costes directos que evidentemente se registran, sino por todos los costes indirectos no registrados.
Es decir, un coste directo ocurre cuando te atracan y te roban 1.000 pesos. El coste indirecto, sin embargo, ocurre cuando un inversionista o empresario decide llevarse su inversión a otro lugar dónde sus trabajadores y su negocio se encuentre más seguro. O bien, cuando ni se plantea invertir en el país por miedo a sufrir costes de este tipo.
Según estimaciones del INEGI el costo total estimado de la delincuencia fue de 299.600 millones de pesos. Es decir, un 1,65% del producto interior bruto (PIB) de México.
Las empresas pequeñas: las que más sufren
El tejido empresarial de un país está compuesto, fundamentalmente por las pequeñas y medianas empresas. Son las empresas con menor margen de maniobra, con el presupuesto más ajustado y, por ende, las más afectadas directa e indirectamente por la delincuencia.
El Fondo Monetario Internacional (FMI), ofrece un gráfico interactivo que refleja este hecho. Lo divide en tres secciones:
- Planes de expansión cancelados: Alrededor del 35% de las empresas encuestadas tuvieron que cancelar sus planes de expansión. La más afectada es la microempresa con cerca del 15%.
- Horarios de trabajo recortados: Respecto al recorte de horarios, la cifra es aún más alarmante. Cerca del 45% de las firmas que realizaron la encuesta, afirman haber tenido que recortar horarios como consecuencia de la percepción de inseguridad. Las más afectadas vuelven a ser las microempresas, superando en el entorno del 18%.
- Rutas de distribución eliminadas: Algo más del 20% de empresas tuvieron problemas con la distribución de sus productos. Fue el aspecto que menos penalizó y, al mismo tiempo, que afectó de manera parecida a todo tipo de empresas.
En este sentido, los datos reflejan que el Gobierno debe inducir más presión en este asunto. Primero y más importante por la calidad de vida de sus paisanos. Un país inseguro limita a los ciudadanos y no les permite desarrollar todo el potencial a nivel personal, profesional y social que podrían alcanzar. En cuanto a la economía, aunque secundaria en este tema, cabe decir que mejoraría sustancialmente reduciendo este problema.