España atraviesa un grave problema demográfico. El registro que experimentó el país en 2018 en materia de natalidad y mortalidad, lo sitúa en mínimos de 1941. Un grave problema que, de no solucionarse, dificultará el sistema de pensiones en España.
El problema que vive España con la natalidad es un hecho. Hace unos meses veíamos titulares donde se mostraban como la tasa de natalidad en España, es decir, los alumbramientos registrados por los ciudadanos españoles, habían alcanzado el mínimo histórico, alcanzado hace 40 años. Concretamente del 1941, años posteriores a la guerra civil.
A su vez, los índices de mortalidad también se han incrementado. Según los datos que arroja el Instituto Nacional de Estadística (INE), el número de defunciones registradas en España durante el 2018 creció un 2,1% respecto al periodo anterior; registrando así un máximo histórico, no visto casualmente desde el año 1941. Al igual que la natalidad.
Una pirámide de población invertida
El problema de esto no es el aumento en la mortalidad, sino que el proceso que ha experimentado la pirámide poblacional, invirtiéndose en gran medida, ha hecho que cada vez sea más el número de jubilados que precisan de una compensación de jubilación, que, por el contrario, el número de jóvenes que se incorporan al mercado laboral, a la población activa.
Esto es un verdadero problema. Aunque no se tiene en cuenta, España tiene verdaderas dificultades para compaginar y conciliar la vida profesional con la personal. El retraso que viven los jóvenes en acceder al mercado laboral, así como la prolongación de su vida estudiantil, provocan una descompensación en la relación de empleado/jubilado que provoca la sostenibilidad de las pensiones.
Y así lo estamos viviendo. Según el último estudio demográfico que ha realizado la consultora, y big four, Price Waterhouse and Coopers (PwC), el 45% de los expertos encuestados opina que la gente no tiene constancia del problema que representa esta situación, así como de la situación que atraviesa España en materia de natalidad.
Además, al igual que hemos comentado anteriormente, éstos expertos opinan que la dificultad por la que atraviesa España para incorporar nuevos jóvenes a la población activa del país, va a tener un efecto directo en el medio plazo, provocando un menor ingreso fiscal en el país. Y por consiguiente, una mayor dificultad para hacer frente al sistema de pensiones.
Menos matrimonios, menos hijos
Según las estadísticas que arroja el Instituto Nacional de Estadística acerca de los matrimonios, éste también se ha visto reducido notablemente respecto a periodos anteriores. Según los datos, durante el primer semestre de 2018, el número de matrimonios fue de 69.777, cayendo cerca de un 6% respecto al mismo periodo del año anterior. Estas cifras, a su vez, muestran un registro de 4.220 matrimonios menos, situándose el número de matrimonios en el mismo nivel que se vio durante los años 2013 y 2014, años en los que el número de matrimonios también descendió.
Como arrojan las cifras, la sociedad actual ha decidido no casarse, o por otro lado, la situación económica y la inestabilidad en el empleo no les ha permitido hacer posible la unión matrimonial. De ahí que el número de uniones haya descendido a niveles de 2013 y 2014. A su vez, como veremos ahora y como hemos comentado anteriormente, al descender el número de matrimonios, también desciende el número de nacimientos, por lo que, en cierta forma, mantienen relación.
Por Comunidades Autónomas, los mayores incrementos en el número de matrimonios se produjeron en Cantabria, con un 6,8%. En segundo lugar tenemos a La Rioja, con un 5,6%, y por último tenemos a Canarias que con un 1,1% sella el ranking de las comunidades con mayor incremento en el número de matrimonios. Por otro lado, los mayores descensos registrados se dieron en Galicia, con una reducción del 14,7%; en segundo lugar quedó Madrid, con una reducción del 14,1%; y en tercer lugar se sitúa Extremadura, con un decremento del 10%.
Las cifras del desastre
Durante el primer semestre de 2018, el número de nacimientos en España fue 179.794, según los datos que registraba el INE. Unos datos que muestran una reducción de un 5,8% respecto al mismo período de 2017. A su vez, estas cifras suponen la cifra semestral más baja de toda la serie histórica. Según recoge la serie, el número de nacimientos, lleva cuatro años seguidos cayendo en el primer semestre, una tendencia que refleja un evidente envejecimiento progresivo de la población.
En el caso de las defunciones, como hemos visto anteriormente en las cifras, éstas se vieron incrementadas en un 2,1%, llegando a situarse en las 226.384 personas; el registro más elevado que se da, al igual que en el caso de los nacimientos, durante un primer semestre desde el año 1941, en el que hubo 259.202 defunciones.
Para terminar, debemos recalcar el tema de las pensiones. En el caso de las pensiones, debemos tener en cuenta que, aunque la natalidad se viera incrementada, estos nacimientos que hoy se dan en España, no tendrán un efecto en la población activa hasta dentro de, al menos, 16 años. Por ello, teniendo en cuenta el tema de las pensiones, el cual prevén una incapacidad de pago anticipada al efecto que tendrían estos nacimientos en el ingreso fiscal, el país se ve abocado a precisar de inmigrantes que sostengan nuestro sistema.