En ocasiones, se utiliza depósito a plazo fijo y cuenta remunerada para referirnos a
un producto bancario que proporciona una cierta rentabilidad sin riesgo y que está
protegido por el Fondo de Garantía de Depósitos. Sin embargo, en realidad, se trata de productos bastante diferentes que tienen una serie de elementos distintos que es necesario conocer. Estos son los más importantes.
Plazo
Las cuentas remuneradas tienen una duración indeterminada en la que el dinero
devenga intereses. Eso sí, las entidades se reservan el derecho de modificar el tipo de
interés durante el periodo en el que la cuenta remunerada permanezca abierta.
Los depósitos a plazo fijo, en cambio, suelen tener un plazo definido de antemano,
que pueden ir de unos pocos meses hasta unos cuantos años. Durante este plazo, el
interés seguirá siendo el mismo siempre.
Disponibilidad
En general, las cuentas remuneradas ofrecen la disponibilidad total del dinero.
En los depósitos a plazo fijo, en cambio, no es posible recuperar el capital hasta que
no transcurra el plazo definido en el contrato.
En algunos casos, los contratos de depósito prevén la posibilidad de disponibilidad
anticipada a cambio del pago de una penalización, que suele ser una rebaja en los
intereses pagados. o el abono de una cierta cantidad de dinero en algunos casos.
Rentabilidad
Los depósitos a plazo fijo suelen ofrecer unas rentabilidades superiores a las
cuentas remuneradas.
Existen algunas excepciones a esta regla general, ya que es posible disponer de una
cuenta de ahorros con buenas condiciones que tienen una remuneración fija por
encima de los depósitos a plazo fijo.
Recientemente está ganando popularidad contratarlas en el extranjero y en otros
países europeos, como las que se ofrecen en plataformas de ahorro como Raisin.
Además, en un contexto de bajos tipos de interés, las remuneraciones se han
equiparado de forma significativa.
Aportaciones
Las cuentas remuneradas son bastante flexibles en cuanto a las aportaciones, ya
que podemos ir añadiendo nuevos fondos según nuestras necesidades.
En los depósitos a plazo fijo, en cambio, una vez contratado el producto, ya no es
posible realizar más aportaciones, de manera que el capital inicial será el que
permanezca hasta que transcurra el plazo.
Abono de intereses
En líneas generales, las cuentas remuneradas abonan los intereses de manera
mensual. En el caso de los depósitos a plazo fijo, los plazos dependen del contrato,
pero suelen ofrecer el abono anual o al vencimiento.
Eso sí, en ambos casos, y con independencia de cuándo se abonen los intereses,
habrá que tributar la cantidad correspondiente como rendimientos del capital
mobiliario, e integrar los intereses dentro de la base imponible del ahorro.
Normalmente, los bancos ya realizan las retenciones correspondientes antes del
abono.
Límite máximo de remuneración
Normalmente, los depósitos a plazo fijo suelen establecer un límite más elevado
que las cuentas remuneradas en cuanto a la cantidad a remunerar. Por eso, estas
últimas se sitúan en clara desventaja si tenemos una cantidad importante de dinero
ahorrada.
Condiciones
La única condición que exigen los depósitos a plazo fijo es la inmovilización del
dinero durante el plazo del producto. Las cuentas remuneradas, en cambio, pueden
exigir la domiciliación de la nómina, de varios recibos, el uso de tarjetas de débito o
crédito, la contratación de uno o varios seguros o de otro producto de la misma
entidad.