El crecimiento de la banca argentina puede ser un factor clave para garantizar la estabilidad de la economía y alcanzar un sostenimiento del crecimiento económico.
Las reformas gubernamentales que se están llevando a cabo podrían impulsar a medio plazo un aumento de la demanda de crédito privado hasta máximos de 16 años. Los bancos argentinos están tomando posiciones para esa potencial explosión de préstamos.
Banco Santander Río, el banco extranjero más grande del país, comenzó a ofrecer recientemente una tasa del 4 por ciento anual para los depósitos en dólares a 30 días. Es una clara apuesta para ganar cuota de mercado fomentando el ahorro de los argentinos que, desanimados por anteriores crisis, se estima que esconden debajo de sus colchones, en el exterior y en sus cajas de seguridad la nada despreciable cifra de 200.000 millones de dólares.
En el corto plazo la situación es algo complicada, con la depreciación del peso, la alta inflación y las elevadas tarifas eléctricas. Sin embargo, la mayoría de los bancos están muy bien capitalizados, con fuertes tasas de capital y con mucha disponibilidad de liquidez, lo que sumado a la aceleración de la demanda supone un enorme potencial de crecimiento del sistema financiero argentino.
Para ello, el gobierno argentino debe superar varios retos, empezando por cumplir con sus proyecciones de crecimiento económico, y así recuperar tanto la confianza de los argentinos en el sistema financiero, como la confianza de los inversores extranjeros en la economía argentina.
Es importante tener en cuenta que cuanto mayor sea la inclusión financiera mayor será el acceso a bienes y servicios de los ciudadanos, lo que lleva a un mayor consumo, mayores posibilidades de ahorro y un mayor crecimiento económico.
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