Los centros off-shore son territorios en los que las personas físicas y jurídicas consiguen, desde el punto de vista fiscal, unos beneficios. Estos puede ser la disminución probable de trabas burocráticas o cierto nivel de privacidad en cuanto a su actividad económica.
La mecánica que caracteriza principalmente el funcionamiento de los centros off-shore es que el inversionista realiza acciones financieras desde un país extranjero. Esto, con el objetivo de lograr unas determinadas ventajas o ganancias que no se encuentran en la nación de origen del titular.
En este tipo de centros financieros se trabaja con cuentas bancarias, inversiones o sociedades mercantiles.
Visto de otro modo, estos centros off-shore son puntos geográficos en los que es posible desarrollar diferentes acciones financieras aprovechando la ventaja económica de sus legislaciones.
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La denominación de off-shore, en términos financieros, se emplea entonces para actividades económicas realizadas en un país distinto al de residencia de la persona física o jurídica que las emprende.
Por lo general, los centros off-shore se encuentran geográficamente situados en los conocidos como paraísos fiscales.
El Fondo Monetario Internacional considera como centros financieros off-shore a Andorra, las Islas Caimán o Malasia, dentro de una extensa lista.
Principales características de los centros off-shore
Las principales características de los centros off-shore son:
- Permiten a inversores de todo el mundo proteger sus activos.
- A menudo se trata de sociedades especialmente cuidadosas en materia de confidencialidad y privacidad.
- Como ya se ha dicho, ofrecen tipos fiscales más bajos y menores barreras en materia financiera.
- Debe establecer su domicilio fiscal en un lugar diferente al de la sede del proyecto o negocio emprendido.