Ciudad inteligente
La ciudad inteligente (smart cities) es aquella que utiliza el potencial de la tecnología y la innovación, junto al resto de recursos, para promover de manera más eficiente un desarrollo sostenible y, en definitiva, mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos.
La idea es que las ciudades inteligentes no sean meramente una herramienta política, sino hechos tangibles. En manos de todos está colaborar activamente para que nuestras ciudades sean sostenibles de cara a nuevas generaciones y, entre todos, mejoremos nuestra calidad de vida. Y si queremos ser más futuristas, te invitamos a revisar la siguiente nota: Así ha planteado Samsung cómo serán las ciudades dentro de 200 años.
Ventajas de las ciudades inteligentes
El internet de las cosas (IoT), el big data, aplicaciones móviles, industria 4.0, entre otros, están consiguiendo mejorar la eficiencia de las ciudades, si sabemos utilizarlo de manera inteligente. En este sentido, una ciudad puede gestionar la tecnología para mejorar la vida de las personas y más concretamente, para conseguir beneficios como:
- Contribuir a la mejora del medio ambiente.
- Ahorrar costes a sus ciudadanos.
- Optimizar los servicios públicos.
- Mejorar la transparencia en la gestión de las administraciones.
- Conseguir retener empresas y atraer talento.
- Mejorar la comunicación con los ciudadanos.
Requisitos para ser smart city
Para que cualquier municipio se considere una ciudad inteligente, debe reunir estas condiciones:
- Desarrollo económico, social y medioambiental sostenible y en armonía
- Gestión óptima de los recursos naturales a través de la participación de los ciudadanos.
- Ciudadanos e instituciones comprometidas con la ciudad.
- Infraestructuras e instituciones dotadas de soluciones tecnológicas para hacer la vida de los ciudadanos más sencilla
Pero la pieza clave para el funcionamiento de una ciudad inteligente es la participación ciudadana. Si los ciudadanos no contribuyen activamente el uso y fomento de estas alternativas, no se conseguirán los objetivos previstos en su implantación. Es esencial la información, formación y difusión a los ciudadanos por parte de las administraciones públicas.
Ámbitos de aplicación
Los sectores de aplicación de las ciudades inteligentes son muy amplios. Así, destacamos:
- El medio ambiente: Sistemas que permitan el ahorro de energía, realizar un consumo eficiente del agua, fomentar el reciclaje, reducir la emisión de gases nocivos, fomento del uso de vehículos eléctricos públicos y privados (eMobility), etc.
- Sanidad: Telemedicina, teleasistencia, gestión de datos e historiales de pacientes, alertas a los servicios de emergencias automáticamente cuando una persona mayor o discapacitada se ha caído o se ha desviado de su ruta, entre otros.
- Urbanismo: Gestión eficiente del tráfico, optimización de rutas del transporte público, infraestructuras sostenibles (smart buinding), nuevos sistemas de alumbrado público con tecnologías LED y adaptaciones del consumo, riego automático e inteligente de jardines, y demás.
- Administración y gobierno: Sistema de administración electrónica, plataformas de pago online, entornos iCloud, banda ancha para teléfonos móviles y wifi público gratuito (el reto de la UE para 2020).
- Seguridad: Como ejemplo, tenemos el CISEM (Centro Integrado de Seguridad y Emergencias) de Madrid que coordina a los cuerpos del Samur y la policía reduciendo los tiempos de respuesta en 8 minutos.
- Turismo y ocio: Aplicaciones para facilitar las visitas turísticas, como guías de ocio y consumo para buscar lugares de compras y restaurantes. Así, los resultados se podrían adaptar a los intereses particulares de cada individuo.
Sensores que miden y controlan la actividad en las ciudades
La mayoría de las aplicaciones de las smart cities se rigen por un control de sensores habilitados por las ciudades para realizar mediciones de datos. Gracias al big data, se pueden cruzar y gestionar grandes bases de datos, elaborar modelos predictivos, etc. Se denominan los sensores inteligentes, y sirven para múltiples aplicaciones como las que hemos visto.
Algunos de los parámetros que miden estos sensores son: Niveles de radiación, detección de señales wifi o bluetooth, medición de los niveles de decibelios, control inteligente de las fechas de caducidad de los productos y sus propiedades, control de las compras de cada ciudadano para ofrecerle información interesante, sensores en los aparcamientos que detectan si están libres o no, entre otros.
Ejemplos de smart cities
A lo largo del mundo, en casi todos los países más desarrollados, existen proyectos de ciudades que aspiran de una forma u otra a convertirse en una ciudad inteligente a su manera. El objetivo final de la corriente smart city es adoptar todas las iniciativas de forma completa, aunque el proceso en general pasa por implementar primero unas, y luego otras.
- Málaga. Con la eclosión del Parque Tecnológico de Andalucía (PTA) y el proyecto energético de la empresa ENEL, la ciudad del sur de España es un auténtico laboratorio a nivel tecnológico, pero sobre todo energético. La clave para convertirse en una auténtica smart city son los procesos energéticos de la ciudad, en concreto, el proveniente de la energía eléctrica.
- Singapur. En este caso, la ciudad-estado asiática es uno de los polos tecnológicos más influyentes del mundo. En su forma de implementar soluciones inteligentes en materias de tráfico y videovigilancia, son pioneros.
- Montevideo. La capital de Uruguay es la ciudad con más calidad de vida de toda América Latina, siendo pionera en planes de modernización y redistribución de recursos. Además, en los últimos años se está convirtiendo en un auténtico foco digital de la zona. Así, su estrategia de cara a ser una ciudad inteligente pasa por desarrollar varias iniciativas de forma simultánea.
- Copenhague. Dinamarca ha estado entre los países más sostenibles del mundo durante años, siendo un referente en políticas de desarrollo sostenible, entre otras. Por ello, no es de extrañar que la capital se considere como una de las ciudades que más respeta e incentiva el medio ambiente, siendo una forma más de ser una smart city.
Además de las ciudades destacadas, las ya más que conocidas Londres, Nueva York, Seúl o Barcelona son ciudades inteligentes que siguen potenciando esta corriente de sostenibilidad y eficiencia. Otras ciudades como Nairobi (Kenia), Doha (Qatar), o Brisbane (Australia), son ciudades con un gran potencial que están en camino de implementar ciertas iniciativas con la meta de poder ser ciudades inteligentes a medio plazo.