Compra compulsiva
La compra compulsiva es el trastorno por el cual una persona adquiere bienes y/o servicios de forma incontrolable y sin un propósito concreto. Esto le causa problemas a nivel personal y con su entorno familiar y laboral.
Es decir, la compra compulsiva consiste en consumir en exceso y por impulsos emocionales. De ese modo, la persona gasta más de lo que puede, endeudándose y poniendo en riesgo su situación financiera.
Pero las consecuencias de este trastorno no son solo económicas. El individuo pone en riesgo la relación con sus seres más cercanos, como su familia o su pareja, porque antepone frente a ellos su adicción. Es decir, prefiere seguir gastando, aunque esto signifique, por ejemplo, que pueda quedarse sin dinero para pagar la mensualidad del colegio de sus hijos.
Características de la compra compulsiva
Entre las características de la compra compulsiva podemos resaltar las siguientes:
- El consumidor compra solo por satisfacción, no para cubrir una necesidad, y menos aún una urgencia. Sin embargo, intentará justificarlo.
- La persona suele vivir endeudada, gastando siempre más de lo que gana.
- Para el comprador compulsivo, el bienestar que le produce comprar puede ser el mismo que la bebida para un alcohólico. Es decir, es un trastorno muy común a otras adicciones.
- Al placer que le genera comprar le sigue un remordimiento, por ejemplo, ante los reclamos de familiares cercanos. Luego de la satisfacción inicial, además, suele generarse depresión o ansiedad que la persona intentará aliviar volviendo a consumir. De ese modo, se genera un círculo vicioso.
- El individuo puede adquirir cosas inútiles, repetidas o que nunca llegará a usar. Lo que le da satisfacción es la acción de comprar.
- Como cualquier adicción o trastorno, la compra compulsiva debería ser tratada por un profesional (psicólogo o psiquiatra). El primer paso es que la persona enferma acepte su condición y se decida por seguir un tratamiento.
Compra compulsiva y consumismo
Es importante tomar en cuenta que vivimos en un mundo donde es común usar la tarjeta de crédito y comprar a cuotas. Esto facilita que las personas puedan gastar más de lo que tienen en el momento.
En ese contexto, tendemos a normalizar el consumo en exceso (no es socialmente mal visto como el robo), pero puede llegar a ser una conducta adictiva.
La compra compulsiva no causa el mismo daño al organismo que las drogas ilegales o el alcohol. Sin embargo, sí genera un perjuicio, y no solo material, sino emocional con las personas más cercanas.