Efecto derrame
El efecto derrame es un postulado que propone reducir la carga tributaria sobre los contribuyentes de mayores ingresos. De ese modo, se intentaría incrementar el ahorro y la inversión empresarial, beneficiando así a la economía en su conjunto.
El efecto derrame asegura, en otras palabras, que deben recortarse los impuestos a las personas con mayores rentas. En consecuencia, afirma esta teoría, se invertiría más en negocios, generando riqueza y aumentando los puestos de trabajo.
Esta teoría se suele vincular al presidente de Estados Unidos Ronald Reagan, quien implementó una política de reducción de impuestos. Esto, en la década de los ochenta.
Este tipo de políticas liberales como las de Reagan tuvieron una fuerte resonancia en otras partes del mundo, particularmente, en América Latina. Por ejemplo, en países como Chile o Argentina. Así, ganó terreno principalmente hacia finales del siglo XX.
Críticas al efecto derrame
Entre las críticas al efecto derrame, se señala que la evidencia empírica no lo ha respaldado. Es decir, que cuando se han implementado bajadas de impuestos en los segmentos de mayores rentas, esto no habría derivado en un mayor crecimiento económico.
En el documento «Causas y consecuencias de la desigualdad en los ingresos», firmado por Era Dabla-Norris, Kalpana Kochhar, Frantisek Ricka, Nujin Suphaphiphat y Evridiki Tsounta (con aportes de Preya Sharma y Veronique Salins), se advierte que tanto la inequidad como el crecimiento económico son importantes. Así pues, señalan que: «En economías avanzadas, las políticas deben enfocarse en reformas para incrementar el capital humano y sus habilidades, junto con sistemas impositivos más progresivos».
En este punto, debemos recordar que un impuesto progresivo es aquel donde, a mayor renta, mayor es la tasa impositiva. Es decir, lo opuesto a lo que propone el efecto derrame.
El citado documento agrega, además, que: «En mercados emergentes y países en desarrollo, asegurar la profundización financiera, acompañada de mayor inclusión financiera y de la creación de incentivos para reducir la informalidad, sería importante. De forma más general, las complementariedades entre crecimiento y equidad en los ingresos sugieren que políticas que apunten a elevar los niveles promedio de vida pueden también influenciar en la distribución de las rentas y asegurar una prosperidad más inclusiva».
El estudio mencionado fue publicado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en el 2015. Dicho organismo aclara que los puntos de vista de los autores del documento no necesariamente representan la opinión del FMI o sus políticas.
Para entender el porqué de que, quizás, el efecto derrame no funciona, debemos considerar que una reducción de impuestos no necesariamente se traduce en mayor inversión en el país. Las personas de altos ingresos podrían, por ejemplo, llevar sus capitales a otro territorio con mayores ventajas tributarias o a los denominados paraísos fiscales.
De igual modo, es importante destacar que si el sistema tributario favorece a las personas de mayores ingresos, dejando atrás al resto de la población, en algún momento podría generase inestabilidad política. Esto, debido al descontento del mayor grueso de los contribuyentes, desembocando incluso en regímenes populistas que hayan podido capitalizar dicho descontento social.