Resiliencia
La resiliencia es la capacidad que tiene una persona para superar y sobreponerse a situaciones traumáticas que le ocurren en la vida.
Se trata de un concepto que se utiliza a menudo en el área de la psicología.
Con frecuencia, pueden suceder problemas como: enfermedades, pérdidas de algún ser querido, accidentes, desengaños personales relacionados con el amor, o la familia, entre otras circunstancias que ponen a prueba la capacidad humana para enfrentarse a ellas.
Las situaciones que ocurren, pueden llevar al límite a cualquier persona, y es entonces cuando existen dos alternativas: sobreponerse y aprender de la experiencia, o dejarse vencer sin superar los hechos que han acontecido. Lo primero indica una actitud resiliente.
También se utiliza en el mundo de la empresa. Una empresa resiliente es aquella que se sobrepone a cuantas crisis y dificultades se interpongan en su camino.
Cómo es la actitud resiliente
El autor que acuñó este concepto fue John Bowlby, el creador de la teoria del apego, pero fue Boris Cyrulnik, psiquiatra, el que lo expuso al mundo, especialmente a través de su libro «Los patitos feos» donde habla ampliamente sobre este concepto, y los ejemplos de actitud resilientes más destacados.
La actitud resiliente se destaca por lo siguiente:
- La capacidad para conocer los límites que tiene una persona, y conocer aquello en lo que destaca para potenciarlo. Son personas que son conocedoras de sus capacidades, de los puntos fuertes que tienen, y detectan sus defectos y limitaciones para poder sacar lo mejor de sí mismos.
- La creatividad es otra de sus características. La tendencia a crear algo creativo, y aprender de ello es algo que caracteriza este tipo de actitudes.
- No se rinden ante cualquier adversidad. Ven en el problema que ha surgido una oportunidad para aprender sobre él. Si una crisis sucede, intentan quedarse con la parte positiva para seguir hacia adelante.
- El optimismo como opción predominante. No suelen ver el vaso medio vacío, sino que se centran en verlo medio lleno. Disfrutan de los retos de la vida, de los aspectos positivos y de seguir avanzando en esa dirección, sin caer en lo negativo de los hechos. Son grandes conocedores de sí mismos, y al saber que tienen puntos positivos y débiles, apuestan por los primeros para potenciarlos al máximo.
- Controlan sus emociones. Saben que sólo pueden controlar aquello que parte de sí mismos, no de las acciones de los demás, o los hechos que suceden. Por lo tanto, asumen su responsabilidad, pero teniendo en cuenta que no pueden controlar todo lo que pasa en la vida.
- Se rodean de gente que aporta positividad. Rodearse de personas positivas, y que aportan creatividad, cariño, sensaciones positivas es algo habitual en este tipo de actitudes. Evitan rodearse de gente tóxica que invada sus vidas.
- Practican mindfulness, y técnicas psicológicas para favorecer la atención plena, y controlar sus emociones de forma positiva y práctica.
- Se enfrentan a la vida con humor. No hay nada mejor que ante las situaciones adversas partir del humor para intentar asumirlas y sobreponerse a ellas.
- La flexibilidad ante todo. La vida genera cambios, y es ahí cuando una persona resiliente se adapta a ellos, sin rigidez, y atendiendo a que todo puede ocurrir, y lo importante es mantener la actitud.
Lo importante para tener este tipo de actitudes es conocerse uno mismo. Hay que tener en cuenta las capacidades de uno, aquellas limitaciones y bloqueos que existen, y entrenar nuevas actitudes para ir tomando un control total de las emociones, y de lo que uno puede manejar en su vida que es al fin y al cabo las acciones que uno mismo genera.
La resiliencia permite afrontar la vida desde la positividad, y aproximarse a las situaciones desde un punto alejado de cualquier aspecto negativo.