Teoría de la equidad
La teoría de la equidad es un conjunto de postulados académicos que busca entender cómo la percepción de tarifas o distribuciones justas o injustas influyen en los vínculos entre las personas, particularmente, en el ámbito laboral, teniendo un impacto en la motivación.
La teoría de la equidad, visto de otro modo, pretende explicar cómo se sienten las personas cuando se comparan con otras teniendo en cuenta si esa percepción es justa o no.
En el caso de que la percepción sea positiva, los individuos se sienten realizados y con gran motivación, pero si ocurre el efecto contrario, tenderán a sentirse desilusionados. Se trata de una teoría que está muy relacionada con la psicología social y la psicología de las organizaciones.
John Stacey Adams fue el creador de la teoría de la equidad en el año 1965. La llevó a cabo de modo experimental dentro del ámbito organizacional. No obstante, es un concepto que se puede utilizar en distintas áreas.
La teoría de la equidad se basa en la comparación. Un individuo tiende a compararse con gente determinada para valorar si el trato que recibe está siendo óptimo y aplica una valoración propia.
El resultado de esta comparación puede ser positivo o negativo. En este último caso, habrá que valorar el comportamiento de la persona para cambiar ese estado. Por ejemplo, intentando relativizar el tema, modificando su opinión o aceptando las circunstancias.
Este término es muy utilizado en determinados campos de la psicología. Por ejemplo, en la psicología de las organizaciones.
¿Cuáles son las bases de la teoría de la equidad?
Estos son los puntos clave en los que se basa esta teoría:
Comparación
Compararse es algo que el ser humano hace de forma habitual. Con la comparación, pretende valorar la situación en la que se encuentra.
Por ejemplo, un individuo puede realizar esta comparación en su trabajo. Valora su labor y también tiene en cuenta cómo lo trata la empresa. Probablemente, lo haga comparándose con otro compañero con un perfil o cargo similar. Esto permite que la persona sea consciente de la situación en la que se encuentra y que tenga una percepción negativa o positiva según su criterio.
Una vez analizada la situación, se valora si es una relación equilibrada o no, es decir, si la empresa aporta en mayor grado a la persona una serie de elementos (atención, sueldo, cargo, tener en cuenta sus sugerencias) o es esta última la que hace una mayor contribución con su trabajo.
Tensión o motivación
Una vez analizada esa situación previa en la que el individuo se compara en un determinado contexto, por ejemplo, en una empresa o relación, tendrá que decidir si esa comparación es motivadora o le genera tensión al ser poco equilibrada entre lo que se da y lo que se recibe.
Posteriormente, tiene que decidir cómo enfrentarse a esa situación y qué cambios haría si quiere que exista una aportación equilibrada entre ambas partes.
Actuación
Cuando se percibe algo que resulta molesto para la persona y hay una situación desigual entre lo que se ofrece y lo que se recibe, hay que valorar el modo de actuación ante esto. Pueden existir diferentes posibilidades. Por ejemplo, minimizar lo que uno está ofreciendo y maximizar lo que está recibiendo para lograr un equilibrio, pero esto entraría dentro del autoengaño.
Otra opción es tomar cartas en el asunto y hablar con la persona responsable para cambiar la situación y manifestar la molestia que se está sintiendo.
Por último, otra alternativa sería aceptar lo que ocurre a modo de resignación y no realizar ningún cambio. Sin embargo, esto no es aconsejable, ya que a la larga puede producir un mayor malestar y resentimiento.
Ejemplo de la teoría de la equidad
En una relación de pareja, uno de los dos tiene la sensación de que no está recibiendo lo que ofrece. Se siente solo y reconoce que siempre apoya a su pareja en todas las decisiones que toma, la acompaña a nuevos lugares y le ofrece su ayuda en todo momento.
Sin embargo, el otro miembro no tiene ese nivel de compromiso. Eso hace que la persona sienta que está dando mucho más de lo que recibe y surja un desequilibrio.
Deberá plantearse varias opciones ante esta situación. Por ejemplo, hablar con su pareja para que la situación cambie y exista un balance más equilibrado, dejar la relación o disminuir el nivel de involucración que tiene, aunque esto probablemente hará que se sienta molesto y no se resuelva el problema.