¿Alguna vez has llegado de la compra con más comida de la prevista? ¿Has terminado el mes con el armario lleno y el bolsillo vacío? Si te has identificado, formas parte del 99% de la población, eres un ser humano normal y corriente. Aunque siempre hay algún rarito entre nosotros que forma parte del 1% y sabe los secretos que te voy a contar en esta guía.
Detrás de los efectos que provocan que no tomes las mejores decisiones económicas, se encuentran Daniel Kahneman y Amos Tversky. No es que ellos sean los responsables de cómo te va en el centro comercial, sino que ganaron un premio Nobel en el año 2002 precisamente por demostrar que está en la naturaleza humana no tomar las mejores decisiones económicas.
No tiene tanto que ver con el nivel de inteligencia que tengas, sino más bien con el nivel de conciencia que apliques. Y aunque no eres inmune a los sesgos, ni a la multitud de trucos que utilizan las empresas para venderte más y a veces mejor, lo cierto es que conocerlas te ayudará a identificarlas. Y de este modo, poder saltarte un poco tu propia naturaleza (si es que esto es posible) para poder tomar mejores decisiones económicas que te permitan tener mayor salud financiera.
Vamos a ver 4 recomendaciones para hacer compras conscientes y así evitar las tentaciones del centro comercial, aprovechando la tecnología para tomar mejores decisiones económicas.
1. Jugando al despiste
¡Uy! Si ya es de noche, pero… ¿Cuánto tiempo llevo aquí dentro?
¿Ya son las nueve? ¿Dónde diablos están los huevos?
A menudo entramos en grandes almacenes llenos de comida, electrónica, muebles, ropa, etc. Vamos, todo lo que te imagines. ¿Te has preguntado por qué el tiempo pasa más rápido dentro del establecimiento que fuera? La respuesta es que es una tela de araña del siglo XXI bien pegajosa.
Vamos a jugar a un juego de empatía, ¿dónde colocarías los productos básicos si fueras el dueño de la tienda? ¿Todos juntitos y bien a mano para que las personas puedan cogerlos optimizando su tiempo, su dinero y su energía? ¿O los colocarías al fondo, separados los unos de los otros, para que tengan que recorrer todo tu establecimiento?
Pues eso, los productos básicos se colocan separados y al fondo. Son las denominadas zonas frías. Recuerda esto la próxima vez que solo vayas a por huevos y cíñete a ello.
Una posible solución a esto es servirte de las nuevas tecnologías para ir haciendo la lista de la compra según tus necesidades durante varios días. Cuando la tengas completa, haces el pedido y te lo llevan a casa, así evitas las tentaciones.
Otro detalle tan imperceptible como potente es la iluminación. ¿Recuerdas la peli «El día de la marmota» en la que pasa una y otra vez el mismo día? Sí, ya sé que ese no es el título original, pero todos la llamamos así.
Pues los centros comerciales se inspiraron en ella para simular que siempre es el mismo momento. La iluminación es la misma todo el tiempo, todos los días, potente, neutra y estática.
Si a esto le sumas que no suele haber ventanas, tienes todos los ingredientes para distorsionar la percepción temporal de las personas. Un truco es poner límites antes de entrar a las tiendas, cuando suene la alarma del móvil, es hora de irse.
¡Vamos con otra! Cuando vas por el super, ¿vas mirando al techo del almacén o a la parte inferior de los estantes? Lo más probable es que no vayas mirando ni hacia arriba ni hacia abajo, como la mayoría de personas.
Por eso, los productos y marcas que quieren vender por delante de otras se colocan a la altura de las manos y los ojos. Muchas personas ni se molestan en comparar con los productos que hay debajo y arriba porque implica un esfuerzo, tanto la comparación como la adquisición.
Agacharse o ponerse de puntillas es algo que te puede llevar a ahorrar dinero, los productos que menos margen dejan al establecimiento suelen estar en posiciones menos accesibles.
Además, hay que hacer números. ¡Nunca compares por precio unitario! La forma de comparar los productos de alimentación es por peso o capacidad, es decir, mirando la letra pequeña.
Es costoso tener que estar haciendo cálculos, pero alucinas cuando los haces, ya que muchas ofertas en realidad no lo son. A largo plazo, compensa haber aprendido un lenguaje un tanto farragoso como lo es el 3×2, el 2×1, la segunda unidad al 70%, un 30% menos, y un largo etcétera de creatividad marketiniana.
Otras veces la creatividad marketiniana rema en beneficio de todos, analiza las tarjetas de fidelización, puede que los descuentos que te ofrezcan merezcan la pena. Además, seguro que si es así, vuelves a comprar a la misma tienda. Ganas tú y ganan ellos, todos ganan.
Un aspecto muy importante es conocer cuáles son los productos de temporada o fuera de ella. Los alimentos frescos que se encuentren en su temporada de cultivo o cosecha serán más económicos que aquellos que no se encuentren en esta época. Sin embargo, en el caso de la ropa ocurre lo contrario, la ropa que está de moda en la temporada actual suele ser más cara que la que no está de moda.
Ten en cuenta que se invierten miles y miles de dólares en los departamentos de marketing para conseguir que compres lo que quieren que compres. Siempre es bueno estar en alerta y no dejarte llevar por impulsos. No olvides que tus compras compulsivas son el beneficio de otros.
Dos tips que a mi me funcionan son: preguntarme ¿realmente lo necesito? o esperar 48 horas para decidir si compro algo, sobre todo cuando es de importe elevado.
2. La magia de los sentidos
¿Sabías que la música de fondo que escuchas en las tiendas alarga el tiempo que pasas en ella más de un 30%?
Otra estrategia que parece sacada de La Odisea, cuando Ulises fue retenido por Calipso durante años en una isla, es la de jugar con tus sentidos. La música, los colores, los olores, el trocito de queso que te dan a probar… todos están elegidos para que tu estancia sea placentera, duradera y la tarea que estás llevando a cabo la hagas mejor: la compra.
Pero, ¿mejor para quién? Para la empresa, claro, que es la que vende. Si te has gastado más de lo previsto, has comprado alimentos menos saludables, o no necesitas el 90% de lo que te llevas, es cosa tuya porque ellos habrán cumplido con su objetivo.
Para evitarlo, piensa en frío. Una lista de la compra en base a un menú preestablecido y un presupuesto son tus aliados. Para el presupuesto sírvete de las tarjetas recarga que permiten limitar el consumo al dinero cargado.
Espero que no te pase lo que a Ulises y te quedes siete años en la tienda. Aquí va un consejo:
Evita ir. Es fácil, pero no tanto. Muchas personas deciden ir al centro comercial cuando hay un hueco en sus ajetreadas vidas. Esta decisión aumenta enormemente las probabilidades de comprar algo que no necesitas.
Si no quieres caer en la tentación, evítala. ¿Cómo? Empieza un hobby. Mira, a mí me gusta escribir y aunque me paguen o no por ello, lo cierto es que lo hago por puro placer. Así solo voy de compras cuando verdaderamente necesito algo.
3. El poder del descanso y la alimentación
Existen otros factores que afectan negativamente tu forma de comprar: las prisas y el estrés.
El motivo principal es que tu objetivo de comprar conscientemente se ve influenciado, una vez más, por otros factores que lo perturban. Algunos de ellos pueden ser hacer la compra rápido porque tienes hambre o sentir la obligación de adquirir un producto porque socialmente existe una norma que aceptas a regañadientes.
Por ejemplo, regalar algo a otra persona cuando los precios están sustancialmente más altos que quince días después. En ambos casos, tu prioridad pasa a ser comer y cumplir con la norma, por encima del acto de comprar en sí mismo.
Aunque parezca una tontería, comprar con niveles adecuados de descanso, alimentación y anímicos son armas muy poderosas contra todas las triquiñuelas que per sé te vas a encontrar y que no van a remar a favor de tu bolsillo.
Las prisas a menudo pueden ser un factor importante en la compra, ya que te empujan a tomar decisiones rápidamente sin tener tiempo suficiente para reflexionar y comparar opciones. A veces, las prisas son necesarias, como cuando compras un regalo de cumpleaños con una fecha límite. Sin embargo, la compra acelerada te puede empujar a comprar cosas que no necesitas o que no se ajustan a tus necesidades y deseos verdaderos.
Las compras «sociales» también pueden ser un factor importante en la compra impulsiva. Esto se refiere a la tendencia de las personas a imitar el comportamiento de compra de otras personas, especialmente si esas personas tienen un estatus social elevado o son personas cercanas a ti. Las compras sociales pueden ser especialmente peligrosas si te sientes presionado por el grupo o si te comparas con los demás.
4. El tamaño importa
¿Te ha pasado lo de dejar para el último momento el estudio de ese examen tan importante? ¿O quizás has gastado todos tus ingresos? ¿Llenas el carro de la compra por completo?
Todos ellos son ejemplos de que las personas tienden a llenar el recurso que tienen a su disposición, da igual que se trate de tiempo, dinero o espacio. Pero cuando se trata de hacer compras, y esto lo saben muy bien los establecimientos, cuanto más grande sea el carrito o la bolsa, más van a comprar las personas.
Aunque hay veces en las que interesa llenar el carrito, por ejemplo, los fines de semana suele haber bajadas de precio en ciertos productos. También hay neveras reservadas para productos con fecha de caducidad próxima. Salvando excepciones como estas, en general, ten presente que vas a llenar el espacio disponible.
¿El truco? Reduce intencionadamente tu espacio disponible y automáticamente te adaptarás a tu nueva realidad. Cuando fui a la compra este fin de semana, cogí un carrito de niños, cuando ya no cabía ni un alfiler, no me quedó más remedio que ir a la caja a pagar.
Ya sabes, a partir de ahora, si solo vas a por leche ¡no cojas carrito!
Resumen de consejos
Concluyendo, aquí te dejo unos consejos para hacer la compra de forma más inteligente.
- A la hora de comparar alimentos, hazlo siempre por peso o capacidad. No te quedes en el precio de la etiqueta, lee la letra pequeña.
- Investiga las tarjetas de fidelización, en muchas ocasiones incluyen descuentos muy interesantes que te ayudarán a ahorrar.
- Si no quieres perder la noción del tiempo en los establecimientos, limita la estancia en los mismos. Utiliza la alarma del móvil.
- Si vas a hacer la compra de alimentación, siempre con el estómago lleno.
- Evita comprar con prisas. Planifica.
- Cuestiona las compras “sociales”. ¿Por qué haces lo que haces? ¿Realmente quieres comprarlo o lo compras por moda?
- Selecciona intencionadamente el tamaño del carrito. Si vas a por pocos productos, coge el pequeño.
- Compra productos con bajada de precio por fecha de caducidad próxima. Eso sí, ¡asegúrate de ingerirlos a tiempo!
Hacer bien la compra requiere energía, observación, esfuerzo y estar alerta. A medida que te vas percatando de pequeños detalles, los irás introduciendo en tu día a día. La toma de decisiones será más ágil cuanto más practiques y más aprendas. Para ello, el equipo de Economipedia está a tu lado.
El desconocimiento nos cuesta mucho dinero, espero que esta guía te haya hecho identificar las trampas que te ponen cuando entras a una tienda. Trata de evitarlas y conseguirás ahorrar más.
FERNANDO dice
La otra táctica de los supermercados es colocar precios como por ej; $999 para mitigar el valor psicológico de los $ 1000 para que la persona piense que cuesta $ 900 y no cerca de $ 1000
ADOLFO56 dice
Otro ejemplo que se hace con algunos productos de marcas vendidas en Supermercados [desconozco si son las marcas quien lo hace o los mismos supermercados (pues si son éstos últimos atentarían contra la imagen comercial de las marcas al acaparar productos)], es la reduflación. Algunos analistas refieren este fenómeno como "la inflación invisible". En concreto, consiste en reducir la cantidad de producto puesto en bolsa o bote, que se ofrece al consumidor manteniendo el precio o incluso a veces, superándolo. En algunos casos (particularmente, a mi me pasó e hice una reseña en Google con tal motivo), la reducción comentada es francamente abusiva y descarada (por ejemplo, se utiliza un bote de un litro oscuro o ligeramente oscuro que lleva a la confusión visual. No se ve mucho el contenido de jabón sino poniéndolo al trasluz, resultando, 750 mililitros, dentro de un bote de un litro) por lo que para mí, es recomendable si se observa este tipo de práctica, por lo menos, como mínimo, devolver el producto; y/o, poner reseña en Google; o incluso denunciar en consumo, para ir adquiriendo cultura colectiva de buenos consumidores en defensa de nuestros derechos, frenando de algún modo éstas malas prácticas o inflación invisible, generando un consumidor una especie de consumidor ciego.
Otra mala práctica, para mí, es la manía de esconder los precios de la ropa en las estanterías de las tiendas; o incluso, dentro de la tienda. Se explica: se esconde la etiqueta del precio por parte del personal dependiente de la tienda. La idea de esto, entiendo yo, es que te enamores de la prenda de ropa olvidándote del precio.
Yo entiendo ambas prácticas como vulneradoras del derecho de transparencia contra los consumidores. Siempre me han chocado éstas malas prácticas.
Por último, también he observado, que cada vez que hay puentes largos al regresar de los mismos, veo precios desproporcionados en algunos productos de los Supermercados (en mi mente la pregunta que me hago es: "¿pero qué pasó aquí?". No obstante, esto quizás, es una apreciación más subjetiva de mi parte al no comparar algunos precios anteriores con respecto a los posteriores que he visto al regreso de vacaciones o puentes largos.
Un cordial saludo a tod@s!!!
José Antonio Ludeña dice
Hola Adolfo,
Muchas gracias por tu aportación, estoy seguro que para más de un lector le será útil y la tendrá en cuenta a la hora de hacer sus compras.
Por cierto, he anotado el concepto de reduflación para incorporarlo en nuestro diccionario.
Muchas gracias de nuevo y un saludo de parte de todo el equipo de Economipedia 🙂