Sesgo conductual
Un sesgo conductual se puede definir como el camino corto de tipo mental que empleamos los seres humanos para realizar de una forma más simple el proceso de la toma de decisiones. Sin embargo, esto puede generar que tomemos decisiones sin aplicar el pensamiento racional.
Es decir, un sesgo conductual puede considerarse como una tendencia de la conducta que nos hace tomar decisiones poco racionales. Especialmente, cuando nos enfrentamos a estímulos o información que resulta amenazante o negativa. Impulsándonos a que sigamos ciertos esquemas mentales subjetivos y poco racionales.
En efecto, esto nos lleva a dar respuestas parciales y poco racionales. Por lo tanto, este es un tema que preocupa en el campo de las finanzas, especialmente cuando las personas deben tomar decisiones de inversión.
Sin duda, lo que se persigue es que se conozcan y entiendan mejor los sesgos conductuales. Dado que, así, las personas pueden ser más precisas y racionales en su proceso de toma de decisión. Sobre todo, al momento de tomar decisiones de inversión y de esa forma obtener mejores resultados.
Tipos de sesgos conductuales
Entre los principales sesgos conductuales, podemos mencionar:
- Exceso de confianza: Es el sesgo que hace que la persona llegue a tomar decisiones sobre lo que sabe. Considerándose a sí mismo como un experto en el tema, lo que lo lleva a asumir un mayor nivel de riesgo. Las personas llegan a creer que saben más de lo que realmente conocen.
- Seguir a la manada: En este sesgo el inversor toma decisiones imitando las decisiones que toman los inversores que obtienen los mayores beneficios. Siguen los movimientos de los expertos del mercado.
- Ilusión de tener el control: Esto se produce cuando el sujeto piensa que tiene el control total de la situación. Aunque, en realidad no se tenga. Lo que puede conducir al fracaso por la toma de malas decisiones.
- Estrategia contraria: En este caso, el inversor compra activos y acciones que presentan un comportamiento negativo. Con la esperanza de venderlos cuando adquieran un mayor precio y beneficiarse de esa decisión.
- Efecto de disposición: Se produce cuando el inversor comercializa los mejores activos en un tiempo muy corto. Quedándose con los malos activos por un tiempo muy largo. Esta decisión conduce a pésimos resultados y malos negocios.
- Sobrerreacción: Ocurre cuando el inversor le da más importancia a la información del comportamiento actual del mercado. Dando poca relevancia a los datos históricos para tomar la decisión. Tomando decisiones apresuradas.
- Sobrerreacción: Por el contrario, el inversor no responde a los cambios relevantes que se están produciendo en el mercado. Lo que conduce a desestimar la información importante del mercado en su proceso de toma de decisiones.
- Optimismo: El inversor percibe enormes ganancias en forma anticipada. Por lo que reacciona de manera exagerada, invirtiendo en grandes cantidades, ante el deseo de la obtención de enormes beneficios.
- Pesimismo: En forma contraria, el sesgo pesimista lleva al inversor a invertir muy poco o no invertir. Eso ante la percepción de poco beneficio o incluso por el temor de la pérdida.
- Estrategia del momento: Consiste en considerar las tendencias y el comportamiento de corto plazo del mercado. Pero, dejando de lado el efecto sobre el largo plazo. Provocando que en la decisión no se consideren todas las variables necesarias.
¿Por qué es importante entender los sesgos conductuales?
Para comenzar, podemos afirmar que es fundamental comprender y entender los sesgos conductuales. Debido a que, un sesgo nos puede llevar a tener una interpretación errónea de la información que manejamos. Llevándonos a emitir juicios y a tomar decisiones de manera equivocada.
Además, un sesgo conductual puede considerarse como un mal hábito mental. Que nos conduce a dejar de tomar decisiones de manera racional. Pero, si tenemos un adecuado conocimiento de cómo funcionan y cómo se presentan, podremos evitar que influyan de manera negativa en nuestro proceso de toma de decisiones. Incluso los podríamos utilizar para nuestro propio beneficio.
En conclusión, se puede determinar que los sesgos siempre están presentes en la conducta humana. Pero, si los conocemos y sabemos cómo funcionan, podemos minimizar su impacto sobre el proceso de la toma de decisiones. Logrando los mejores resultados, especialmente al tomar decisiones de inversión.