¿Qué es un emprendedor? ¿Todo autónomo puede considerarse un emprendedor? ¿Son los emprendedores visionarios con ideas o simplemente jóvenes que buscan un empleo? ¿Por qué emprenden los jóvenes? ¿Es el emprendimiento la solución al desempleo juvenil? Hablemos un poco sobre emprendimiento.
Ante la disyuntiva que se presenta al finalizar nuestros estudios universitarios, muchos son los estudiantes -cada vez más- que optan por la vía del emprendimiento y el autoempleo. Grandes personajes, considerados como célebres líderes sociales, han ido influyendo en los jóvenes estudiantes, despertando en ellos el deseo de aventurarse en el largo camino que conlleva el inicio de una actividad empresarial. Una actividad empresarial, la cual, además de ofrecerle unos rendimientos lo suficientemente óptimos como para vivir cómodamente, les permita, a estos, al igual que a sus allegados iconos en el mundo de la empresa, dejar huella en el planeta, creando un producto o servicio que, ante una necesidad, irrumpa en la sociedad.
Steve Jobs, Jeff Bezos, Mark Zuckerberg, son algunos de esos líderes que han hecho de emprender una aventura apasionante para los jóvenes egresados. De hecho, grandes productoras de cine, llevando sus historias a la gran pantalla, han hecho de la vida de estos personajes, tan destacados como incomprendidos, una inspiración para aquellos pequeños emprendedores que, en aras de parecerse a sus referencias en el mundo de la empresa privada, tratan de replicar hasta la forma de actuar, así como los patrones de vida, que tenían, y tienen, estos líderes. Incluso las propias universidades, destacando entre estas a instituciones como Harvard o el MIT, incluyen la vida de estos “soñadores” en sus planes académicos, tratando de que los alumnos encuentren una inspiración en ellos.
Así, con el paso del tiempo, el emprendimiento ha ido ganando cada vez más peso en la sociedad, tanto joven como adulta. Mientras que, a priori, el emprendimiento era considerado como una actividad a tiempo parcial que desarrollar hasta conseguir un buen empleo, en estos momentos se ha convertido en el objetivo, así como en el modo de vida, de cada vez más jóvenes, y no tan jóvenes, en el planeta. Una afirmación que recoge también la estadística, donde, para el caso de España, muestra cómo el 35% de los jóvenes, en un futuro próximo, quiere convertirse en emprendedor; algo que también ocurre en Latinoamérica, donde el número de jóvenes se eleva hasta el 40%. Así como, destacando por último la meca del emprendimiento, Estados Unidos, donde este porcentaje se eleva hasta rozar el 65%.
El emprendimiento: ¿Realidad o ficción?
Al igual que concluíamos el apartado anterior con unos números que, especialmente para el caso de los Estados Unidos, sorprendían por el porcentaje de jóvenes que, en relación a años anteriores, desean emprender, comenzamos este apartado diciendo que, mientras muchos de estos jóvenes, y no tan jóvenes, desean emprender, muy pocos los consiguen. De hecho, pese a que se considere que el 63% de los jóvenes norteamericanos quiere convertirse en emprendedor al acabar sus estudios, la estadística también nos muestra cómo únicamente el 7% de la población activa en el país puede ser considerado como “emprendedores”, tal y como recoge el Small Business & Entrepreneurship Council.
En este sentido, hablamos de una situación que, como muestra la estadística, difiere mucho de la realidad. Y es que, lo ocurrido en Estados Unidos también se replica en otros países como España, donde el 17% de los ciudadanos en el país, tal y como muestran los datos oficiales que presenta el Gobierno, se puede llegar a considerar emprendedor. Como vemos, una estadística que no se ajusta tanto a esos números que, al inicio, comentábamos. Y es que, si nos vamos al caso de Latinoamérica, dicha situación se replica en los países latinoamericanos de la misma forma. En México, por ejemplo, mientras que 2 de cada 3 jóvenes (66%) desea ser emprendedor, la estadística muestra cómo únicamente el 35% de los ciudadanos en el país son considerados emprendedores. Obviamente, un dato que debe madurar y que, con la transición en la pirámide poblacional, irá creciendo; pero que, por el momento, sigue siendo escaso.
Además, cabe añadir que tanto para el caso de Norteamérica como para el caso de España, así como para México, los datos oficiales recogen entre esos “emprendedores” a aquellos ciudadanos que, por cuenta propia, desempeñan un oficio o una profesión como persona autónoma, siendo este el verdadero problema de la estadística. Y es que, pese a estar recogidos en el mismo bloque, no existe una clara diferenciación entre lo que es un emprendedor y lo que no. Pues, ambos son emprendedores por el hecho de iniciar y desarrollar un negocio, pero claramente existe una diferencia que, tipificada en estos líderes a los que hacíamos alusión al inicio, es bastante apreciable, así como destacable.
De hecho, de acuerdo con los estudios que se ofrecen en materia de emprendimiento, la medición de los emprendedores en un país, habiéndose medido por el número de años que se encuentra la empresa en funcionamiento, tampoco refleja una clara muestra de qué personas, dentro de la estadística, pueden ser considerados emprendedores, así como qué personas, habiendo iniciado un negocio y siendo, en teoría, emprendedores, no han generado un proyecto, sino que se encuentran en el desempeño de una profesión determinada por cuenta propia. Y esto es importante resaltarlo, pues afinar la definición del emprendedor es clave para el desarrollo de unas políticas que, habiéndose aplicado, siguen sin encontrar su potencial usuario en una estadística que, a la luz de los datos que se muestran en el artículo, no termina de concretar, así como ofrecer una imagen fiel.
Si a esto, además, le añadimos que, en el caso de Estados Unidos, únicamente el 4% logra establecerse como emprendedor, mientras que, en el caso de España, el porcentaje se establece en el 2,5%, la pregunta que uno se hace ante semejantes datos es: ¿Es el emprendimiento una realidad o una ficción?
¿Una solución alternativa al desempleo juvenil?
En los últimos años, mucho se ha hablado, también, del emprendimiento como una solución para el elevado desempleo juvenil que registran muchos países en el planeta. En España, por ejemplo, el desempleo juvenil asciende hasta el 33%, mientras que, para el caso de Latinoamérica, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), así como diversos organismos multilaterales, han definido su desempleo juvenil como la verdadera cúspide del iceberg, al registrar niveles en la Región que sitúan a 2 de cada 10 jóvenes latinoamericanos en situación de desempleo (20%). Esto ha dado cabida a diversas soluciones que, como el emprendimiento, podrían corregir una situación tan desagradable como alarmante.
Ante una situación en la que los distintos mercados laborales en el planeta se están enfrentando a un problema como el de no poder absorber a todos los jóvenes que egresan de las universidades, el emprendimiento, en ocasiones denominado “autoempleo”, ha ganado fuerza, presentándose como una alternativa a la hora de no encontrar empleo. Y es que, tal y como muestra el informe GEM, donde se analiza los motivos que llevan a los jóvenes a emprender en los distintos bloques económicos que integra el planeta, muchos son los países en los que se aprecia una clara tendencia a emprender por situaciones que, como el desempleo juvenil, impiden el acceso al mercado laboral; debiendo escoger el emprendimiento como única alternativa para evitar el desempleo. Para hacernos una idea de lo expuesto, en España, el porcentaje de emprendedores que emprende por la situación de desempleo es cercano al 45%; en México estaríamos hablando de casi un 85%; así como, en último lugar, en Estados Unidos sería del 42%.
Volviendo a incurrir en errores que, como el contabilizar a todos los autónomos en el bloque de emprendedores, siguen desvirtuando el perfil del emprendedor en una estadística que, más que emprendedores, comienza a recoger a todos aquellos profesionales independientes que, en aras de corregir su situación de desempleo, comienzan una actividad por su cuenta que, como veremos a continuación, en muchos de los casos termina fracasando.
Así, es importante destacar esta situación. Pues, en muchas ocasiones, los gobernantes tratan de vendernos el emprendimiento como una alternativa apasionante, además de rentable; pero, a la misma vez, enmascarando en sus declaraciones situaciones tan desagradables, como frustrantes, como la que viven los jóvenes universitarios al acabar su carrera y tener que encontrar un empleo. Esto ha provocado que dichos bloques económicos fomenten políticas relacionadas con el emprendimiento, las cuales promuevan entre estos jóvenes a los que hacemos alusión, el deseo de emprender y no seguir ensanchando ese gran elenco de jóvenes que, ante la situación, se encuentran en desempleo. Unas políticas que, al margen, siguen presentando claras deficiencias para estos emprendedores, los cuales siguen encontrando serias dificultades en el inicio de su andadura profesional.
De hecho, es curioso, a la vez que llamativo, ver cómo en Estados Unidos, desde la oficina para emprendedores del Gobierno norteamericano, se emiten mensajes sobre la relajación en la venta del emprendimiento como una alternativa universal, dado el gasto que produce el fomentar políticas y destinar cuantías a unos emprendedores que, a la luz de los datos, acaban fracasando en su intento de ser un empresario.
Por tanto, en definitiva, estamos ante una situación en la que el emprendimiento no solo se presenta con serios matices que deberían concretarse, sino que se ha comenzado a utilizar como herramienta de la política económica para la reducción de desequilibrios que, como el desempleo juvenil, causan el desasosiego de la clase política. Esto ha provocado un fomento del emprendimiento desmesurado, el cual, en muchas ocasiones, lleva a los gobiernos a destinar grandes cuantías de capital público que acaban siendo desechadas por una realidad que, en el discurso, se omite con cierta frecuencia. Una realidad que pasa desapercibida ante la necesidad de fomentar un emprendimiento que, por el momento, se presenta más como una herramienta política que, por desgracia para los emprendedores, una herramienta para generar nuevos visionarios y generadores del cambio.
Beltrán Restrepo Arredondo dice
Es interesante el análisis que hace el autor frente a la acción de emprender y que es un emprendedor en última instancia, sobre todo desde el aspecto de generar valor agregado en lo que se emprende, pues muchas veces se confunde con crear empresa o generar nuevos negocios que no estarían enmarcados en lo que es propiamente emprendimiento.
Francisco Coll Morales dice
Hola Beltrán;
Muchísimas gracias por el mensaje.
Efectivamente. Muchas veces se confunde el emprender con el autoempleo. Hacemos referencia a dos conceptos que, aunque similares, guardan muchas diferencias que hacen que estos sean distintos. Esto debemos tenerlo claro. Sin embargo, la línea que separa el emprendimiento del autoempleo es muy delgada, por lo que en ocasiones se confunde.
Además, muchos gobiernos han tratado de instrumentar el autoempleo de tal forma que sea confundido con el emprendimiento, siendo su objetivo el cumplimiento de cuotas. Obviamente, estoy generalizando con los gobiernos, no me refiero a ninguno en particular.
Sin más, aprovecho para mandarte un saludo de parte del equipo de Economipedia 🙂