Estados Unidos impone aranceles a productos europeos por valor de 11.000 millones de dólares. Una nueva guerra comercial en plena desaceleración de la economía de la zona del euro.
Donald Trump, el mediático Presidente de los Estados Unidos, justo en el momento en el que se disponía a firmar un acuerdo comercial con China y poner fin, de ese modo, al tortuoso camino por el que ha pasado la guerra comercial y el comercio global, lanza una declaración de intenciones en la que proclama la guerra comercial, esta vez, a la Unión Europea.
Aunque al inicio de su mandato, el Presidente, ya amagó con desatar una guerra comercial con los grandes bloques comerciales que competían en el mercado global, sus intenciones por corregir el enorme déficit que sufría la balanza comercial en Estados Unidos le llevó a centrar sus esfuerzos en los países asiáticos, enfrentándose únicamente con China.
Ahora, cuando el tema de China ya está encauzado. El Presidente, junto a sus secretarios comerciales, ha vuelto a retomar la misma postura que la tomada al principio, declarándo la guerra comercial a la Unión Europea a través de dichos aranceles y poniendo en peligro una muy diversa cantidad de productos que se exportan recurrentemente a los Estados Unidos; como los quesos, aceites, entre otros productos.
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Una disputa por las aeronáuticas
Entre las supuestas razones que han llevado a Donald Trump a imponer aranceles a la Unión Europea, unos aranceles que se cuantifican en 11.000 millones de dólares, son las ayudas y los subsidios recibidos por el fabricante aeronáutico Airbus. Unas ayudas que el fabricante recibe desde 2004, año en el que Estados Unidos denunció dichas ayudas ante los árbitros de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
A su vez, Europa respondió con otra denuncia, en la cual, se acusaba a Estados Unidos de proporcionar ayudas similares a la aeronáutica americana, competencia de Airbus, Boeing. La OMC, por su parte, declaró que las ayudas recibidas por el fabricante americano eran contrarias a la normativa internacional. Tanto por un lado, como por el otro, ambas ayudas eran contrarias a la normativa vigente.
Unas ayudas que afectaron negativamente a los Estados Unidos y que le proporcionó esa ventaja a Airbus sobre Boeing. Dada la situación, Donald Trump exigió a los árbitros de la OMC que impusiesen las sanciones correspondientes, en compensación por la pérdida provocada por Europa. Una pérdida que, como dijo el Presidente a través de su cuenta de twitter, se verá repercutida en la imposición de aranceles por valor de 11.000 millones de dólares.
Un momento delicado para Europa
Una guerra comercial que se da justo en el mismo momento en el que el Fondo Monetario Internacional (FMI) publica sus pronósticos y proyecciones para el crecimiento económico en los próximos años. En dicho acto, el FMI anunció los grandes perjuicios que representaba la guerra comercial para la economía global, ya que suponía una ralentización en el comercio global. Uno de los mayores contribuyentes al crecimiento económico.
A su vez, la economía Europea, a diferencia de China o Estados Unidos, continuará moderando sus crecimientos a niveles de crecimiento inferiores a los que prevén registrar las dos economías líderes del mundo. Alemania agota su crecimiento económico y, con ella, ya comienzan a sentirlo sus homólogos de la eurozona. Por ello, esta situación no es para nada beneficiosa si nos situamos en el contexto que atraviesa la Unión Europea.
A diferencia, también, de Estados Unidos, el Banco Central Europeo (BCE), ante la desaceleración económica que experimenta el bloque económico, las políticas expansivas y los bajos niveles de tipos continuarán implementados en la economía hasta que esta logre situarse en ritmos de crecimiento óptimos y sostenibles, momento en el que el BCE devolverá la normalidad monetaria a la eurozona.
Más productos afectados por los aranceles
Estamos hablando de que estos aranceles que desea aplicar Estados Unidos afectarán a Europa, ya que no sólo afectan a la industria aeronáutica, sino que también afectarán a muchos productos de alimentación que la Unión Europea comercia con los Estados Unidos. Una situación que contradice la pactada el año pasado, cuando se llegó al acuerdo de reducir las tarifas en el acero y el aluminio, permitiendo el libre comercio en el sector automovilístico.
En dicho acuerdo, Estados Unidos prometía no aplicar nuevos gravámenes a la Unión Europea, en compensación de una mayor compra por parte de Europa en una serie de productos de origen norteamericano y, a cambio, este liberaría las relaciones comerciales para favorecer la exportación, como hemos dicho, del sector automovilístico, así como alimenticio.
Ahora, ante las resoluciones de la OMC, la relación entre Estados Unidos y Europa vuelve a verse perjudicada, poniendo en peligro, como hemos comentado, muchos de los productos que se exportan a los Estados Unidos desde Europa y que provocarían un encarecimiento en su exportación tras la aplicación de esta nueva imposición arancelaria y nuevas barreras de entrada.
Una cruzada por el comercio
Estados Unidos, especialmente Donald Trump, sigue en la misma línea que hace un año. Donald Trump, en sus esfuerzos por ser el justiciero del comercio global, sigue entablando conflictos con los grandes bloques económicos, incurriendo así en bloqueos comerciales que, por muy justificados que estén, afectan muy negativamente a la economía; pues debemos tener claro que estamos atacando al comercio de una forma directa.
Al igual que China, Europa siempre suele mostrar un comportamiento mas cauto que el mostrado por los Estados Unidos. Por ello, durante los próximos meses, Europa tratará de renegociar nuevamente el marco de acuerdo logrado el año pasado, de modo que, tanto la alimentación como el resto de industrias, no se vean perjudicadas por la cruzada comercial que, el año pasado, iniciaba Donald Trump.