Los ritmos de crecimiento de los países se debilitan. Países como Estados Unidos, China o los de la Zona Euro comienzan a mostrar señales de agotamiento debido a los riesgos globales. ¿Qué está causando este debilitamiento? ¿Qué consecuencias puede tener sobre la economía global?
Las repercusiones que están teniendo la batería de riesgos que acechan la economía a nivel global, ya empiezan a surtir efecto en las economías. Los escenarios económicos que se presentan en los países evidencian un claro decremento generalizado y los ritmos de crecimiento continúan reajustándose.
Como estamos viendo, el debilitamiento de la economía global es un hecho. Ya vemos como los países prevén ritmos de crecimiento inferiores a los, a priori, pronosticados por las autoridades y organismos económicos. Los problemas que han generado las tensiones comerciales han estresado una economía que, para 2019, se esperaba más avivada.
El brusco ajuste en los mercados que vimos en diciembre de 2018 muestra un claro indicador del riesgo que corren los países a entrar en esa temida recesión que muchos analistas preveían para 2020. Las señales de desaceleración, como hemos dicho, son bastante claras y no hay indicios de que la situación acabe revirtiéndose.
Los planes de estímulos, aplicados por los bancos centrales en países como Estados Unidos, o los aplicados en Europa por el Banco Central Europeo; teóricamente, deberían finalizar durante este 2019. Sin embargo, el escenario de desaceleración ante un contexto donde los estímulos se están manteniendo han hecho saltar las alarmas en los bancos centrales.
Paralización de las nuevas subidas de tipos
Como hemos podido observar durante estas semanas, la Reserva Federal de los Estados Unidos ha cambiado por completo su política de comunicación. Según han indicado, dada la desaceleración que está experimentando la economía estadounidense en los últimos meses, los tipos se contendrán estables, al menos por el momento.
El miedo se ha adueñado de la política, por lo que una subida de tipos en un entorno de desaceleración económica, podría tener unos efectos negativos en la economía, provocando un incremento en el ritmo de desaceleración de la misma. A su vez, el Banco Central de Europeo ha adoptado políticas similares a las adoptadas por la Reserva Federal.
Por el momento, el Banco Central Europeo, con Mario Draghi a la cabeza, ya ha anunciado que las subidas de tipos, previstas para mediados de 2019, también se contendrán. Europa tampoco se atreve a una retirada de estímulos en un contexto donde el Brexit y los enormes problemas de deuda no dejan de acecha. El Banco Central ha decidido esperar a la normalización para proceder a esa retirada de estímulos que se tenía prevista.
Estas decisiones por parte de los bancos centrales aportan un mayor relajo a una economía, que, como hemos podido observar, se mostraba estresada ante una –quizá- anticipada subida de tipos. El mercado vuelve a relajarse y esta devolución de los estímulos monetarios ha provocado un desahogo en las economías. No obstante, debemos tener en cuenta que aunque la aplicación de estímulos permanente no beneficie a la economía, una subida de los tipos precipitada podría asfixiar la economía y provocar daños irreparables.
Crecimientos más moderados
Si echamos un vistazo a los ritmos de crecimiento previstos para el próximo año, éstos muestran, como hemos dicho, esa desaceleración económica de la que hablamos, pues los porcentajes son notablemente inferiores a los experimentados durante el año pasado. Además, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), mientras en 2018 crecíamos a niveles del 3,7%, para el año 2019 se espera un reajuste del 0,2%, situando el crecimiento en el 3,5%.
Por países, en el caso de Estados Unidos, su economía mostrará unos ritmos de crecimiento de en torno al 2,5% para 2019, y del 2% para 2020. Un crecimiento que, como hemos dicho, distará mucho de ese anualizado 3,5% que vimos en 2018. En el caso de Europa, esta crecerá a ritmos inferiores al 1,5%. Un crecimiento que, al igual que ocurre en Estados Unidos, dista mucho de ese 2% que vimos el pasado ejercicio.
En el caso de China, la cosa cambia un poco, pues debido a su elevado ritmo de crecimiento, el impacto de esta desaceleración económica moderará notablemente sus ritmos de crecimiento. Para el 2019, el país asiático prevé crecer a ritmos inferiores al 6%; una moderación que le llevaría a crecer 0,6 décimas por debajo de los ritmos de crecimiento del año pasado, los cuales ya mostraban el peor ritmo de crecimiento para China de las últimas tres décadas.
En conclusión, como podemos observar, el debilitamiento de la economía es generalizado y real. La economía se debilita en todos los países de una forma generalizada. Aunque parezca una obviedad, la solución queda en manos de los líderes políticos, pues de corregirse todas aquellas incertidumbres, podríamos ver una reactivación de la misma. Sin embargo, de seguir así, estaremos allanando el terreno para futuras recesiones en la economía global.