El drama del empleo en España aún sigue su curso. No ha terminado. Aún existen 3.304.300 personas desempleadas. Personas que se encuentran sin empleo y lo andan buscando. Sin embargo, sería una irresponsabilidad negar que la economía española, aunque lentamente, sigue mejorando en este aspecto.
De la mano que el desempleo se ha reducido en 466.200 personas, se han creado más de medio millón de puestos de trabajo. Con la economía global inmersa en una creciente incertidumbre, el empleo en España sigue progresando.
Lo anterior supone un crecimiento del empleo cercano al 3% durante el último ejercicio. Sin embargo, aún hay dudas sobre este crecimiento. La precariedad, la temporalidad y la ausencia de oportunidades entre los más jóvenes hace que no sea oro todo lo que reluce.
La reducción de la tasa de paro sigue su curso
Con todo, la reducción de la tasa de paro sigue en marcha. Según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), desde los máximos que marcó la economía española superando el 25% en 2013, el paro se ha reducido en más de un 10%. En el cuarto trimestre de 2018, alcanzó su tasa más baja desde finales de 2008, situándose en el 14,55%.
La tendencia del desempleo es claramente bajista. Sin embargo, como ya hemos advertido al principio del artículo, no es oro todo lo que reluce. Hay cosas que se escapan a los datos o que, como poco, son más difíciles de ver.
En economipedia creemos firmemente que, especialmente en economía, todos deberíamos aprender a leer entre líneas. Cuando se publican datos, existen reacciones de todo tipo. Economistas, analistas y políticos que se apoyan en los buenos (o malos) datos para justificar la evolución de la economía. Y, al mismo tiempo, con esos mismos datos personas que se postulan en contra.
¿Por qué la reducción del desempleo es criticada?
La reducción del desempleo no es mala. La reducción del desempleo siempre es buena. Significa que se crea empleo. Eso sí, lo que puede llegar a ser malo es, precisamente, las medidas que se llevan a cabo para reducir el desempleo.
¿Qué queremos decir con lo anterior? Queremos decir que si mañana un gobierno realiza un gasto ingente en subvenciones para incentivar el empleo, esto podría acarrear más deuda que, finalmente, se traducirá en subidas de impuestos. Es una cuestión de oferta y demanda. Por tanto, no puede reducirse el desempleo a cualquier coste. Ya que, a veces, las medidas adoptadas para reducir el desempleo son contraproducentes.
En esta línea, existen muchas medidas que se pueden llevar a cabo para reducir el desempleo. Desde aumento de ayudas y subvenciones que incentiven la contratación, pasando por modificar la ley en materia laboral, hasta modificar los impuestos.
¿Qué medidas se llevaron a cabo en el caso de España?
En la reforma laboral de 2012 el principal objetivo, según se indicaba, era crear empleo más estable y flexibilizar el mercado de trabajo. Entre las medidas que destacaban, se encuentraban las siguientes:
- Fomentar la contratación de jóvenes y parados de larga duración
- Incentivar los contratos indefinidos frente a los temporales
- Y, en general, flexibilizar el mercado de trabajo.
De estos tres puntos, la polémica se la llevan el segundo y el tercero. Ya que, si bien es cierto, que el desempleo juvenil ha caído, los contratos temporales han aumentado respecto a los indefinidos y las condiciones laborales han empeorado en algunos casos. El siguiente gráfico muestra como los contratos temporales (desde 2013) ganan peso respecto a los contratos indefinidos.
Económicamente hablando, el gráfico anterior no refleja una mala situación. Sin embargo, aunque la economía esté viviendo una época de reajuste complicada, puede afectar negativamente en otros aspectos. Entre otras cosas, a la tasa de fertilidad que, consecuentemente, de continuar así tendrá efectos en el largo plazo. Por ejemplo, relativo a la estabilidad del sistema de pensiones.
No obstante, y en esa línea, tampoco podemos obviar que el mercado de trabajo está cambiando. Cambiando motivado, principalmente, por los cambios sectoriales de la economía. Unos sectores crecen y prosperan y otros se ven relegados a desaparecer. Con los puestos de trabajo ocurre exactamente lo mismo.
En conclusión, estas son algunas de las pinceladas de lo bueno y lo no tan bueno de la reducción del desempleo. El desempleo se reduce, la economía española crece pero debe prestar atención a algunos aspectos. Las condiciones del empleo deben mejorar, los sueldos deben subir y la estabilidad del empleo, a menos que la sociedad cambie, debe aumentar. Eso sí, los sueldos y la estabilidad deben ser fruto de aumentos en la productividad y la creación de valor.
Juan Guerrero dice
No entiendo cómo España, con éstos niveles de desempleo, pueda tener un PIB, mucho mayor que México, país que tiene una tasa de desempleo de 3.5. A México llegan a trabajar muchos españoles, pero mexicanos a España, muy pocos. Aún así, España se encuentra a 50 años de desarrollo de México, muy adelante. ¿No entiendo?
José Francisco López dice
Hola Juan,
El desempleo es un indicador de las personas que se encuentran sin trabajo. No tiene por qué guardar relación con el desarrollo de un país. Lo que sí guarda relación es el salario medio, la renta per cápita y otros indicadores. Un país muy desarrollado puede tener problemas puntuales de desempleo.
Saludos y gracias por comentar.