El gobernador Nicolás Maduro puso en marcha la semana pasada un embargo judicial sobre los bienes que General Motors tiene en el país venezolano, obligando a la empresa norteamericana a despedir a los 2.700 empleados que trabajaban en su factoría. Los embargos de empresas en Venezuela se han convertido casi en algo cotidiano, ¿qué consecuencias tienen para su economía?
La factoría “fue sorpresivamente tomada por las autoridades públicas, quienes asumieron el control de la misma, impidiendo el desarrollo de las actividades”, decía un comunicado de la división de General Motors en Venezuela. El gobierno también confiscó vehículos de la planta.
Las empresas aportan riqueza y empleo a un país. De este modo, el gobierno de Venezuela está dando pasos para que cualquier empresa enfrentada a su régimen y esté situada en Venezuela, coja sus factorías y se marche. Esto significaría una frenada en la economía y una perdida de puestos de empleo, que Venezuela no está preparada para asumir.
Cada vez son más los ciudadanos venezolanos que se quejan por la precaria situación que viven en Venezuela y la baja calidad de vida a la que están sometidos.
Las consecuencias de las políticas de maduro en la economía nacional
No es la primera vez que el gobernador venezolano se hace con el control de una empresa de modo ilegal, de hecho, todos conocemos su famosa frase “Exprópiese”.
Parece que esto es algo que está aplicando de manera habitual en el país y ya son más de 1400 negocios privados, los que lleva expropiados Venezuela desde el año 1998. Esto está dañando notoriamente su economía. Su deuda externa está creciendo por minutos y la demanda en el país es insuficiente para empresas grandes que puedan favorecer a la creación de empleo.
Desde los tiempos de Chavez, en Venezuela se han estado expropiando empresas que no compartían la misma visión política que el dictador. Actualmente la situación se ha vuelto insostenible, dado que Nicolás Maduro se ha empeñado en echar el pulso con las empresas y está decantándose todo a su favor.
Louis Vuitton, Bridgestone, Good Year, son ejemplos de empresas multinacionales que han cerrado sus filiales en el país venezolano. La huida de empresas y la creación de desempleo ha hecho que la demanda del país y el ingreso nominal de las familias en Venezuela se haya visto reducido a mínimos.
La economía venezolana en 2016 sufrió el mayor retroceso de la historia que había ocurrido en el país, el mayor retroceso ocurrido en el mundo, pero los expertos avecinan que la crisis será todavía peor en 2017.
Pese a que este año la disminución del Producto Interior Bruto (PIB) es menor que la del anterior, el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronostica para este año, 2017, una caída del 4,5 por ciento. La economía va a seguir cayendo y los indicadores romperán históricos nunca rotos en su historia, agravando mucho más la nefasta situación en la que viven la mayor parte de los ciudadanos venezolanos.
La predicción del FMI apuntaba en octubre que 2016 cerraría con una inflación del 475%, pero para el año 2017, ha pronosticado una inflación del 1.660% al cierre de año. Es decir, algo que ahora cueste 100 bolívares, a finales de año costará 1.660 bolívares. La elevada inflación ha llevado al presidente Maduro a anunciar un nuevo aumento de salario, llegando a cuadriplicarse en un mismo año.
Dado que las empresas no pueden subir sus productos de precio por las políticas intervencionistas venezolanas, muchas están cerrando porque en esa situación no existe viabilidad, y eso está aumentando el paro. Las previsiones de paro que se prevén para el año 2017 en Venezuela son una tasa de desempleo del 21,4% frente al 18,1% del año pasado. Cifra que contrasta de manera notable con las cifras oficiales que ofrece el Gobierno venezolano en las que la tasa de desempleo se mantienen en niveles muy bajos. Un ejemplo más de la manipulación existente por parte de los órganos de gobierno del país que están perpetuando la pobreza de su nación.