A los bancos griegos les queda liquidez hasta mañana miércoles. A pesar de que todo el mundo apostara ayer porque el BCE mantuviese el límite de fondos de emergencia (ELA) para la banca griega, el BCE decidió estrechar un poco más el cerco griego. Y, aunque sí mantiene el ELA, eleva las garantías necesarias para recibir esos fondos, valorando el colateral de los bancos griegos con un 60% de descuento frente al 50% anterior.
El BCE no estableció el límite en 60% por casualidad, sino porque es lo que permite a los bancos griegos aguantar el tirón hasta el miércoles, fecha en la que el Gobierno griego, precisamente, ha extendido el corralito.
En caso de haber exigido un descuento más alto, los bancos griegos no tendrían colateral suficiente para pedir fondos y se tendrían que declarar insolventes. Con sus bancos sin dinero, el Gobierno heleno debería decidir si requisar depósitos o acuñar una nueva moneda.
A mediodía se reúne de nuevo el Eurogrupo en lo que es ya una final con muchas prórrogas. Parece que Europa y Grecia están cerca de un acuerdo, no porque se lleven mejor que antes, sino porque están bailando al borde del precipicio y a nadie le interesa una salida de Grecia del euro, por sus desastrosas consecuencias.
Desde Europa, la canciller alemana, Angela Merkel, ha pedido que se estudie cualquier propuesta helena. Asimismo, Manuel Valls, el primer ministro francés, ha asegurado este mismo martes que «Francia está convencida de que no podemos asumir el riesgo de una salida de Grecia de la zona euro, sobre todo por razones políticas».
Los ciudadanos griegos tampoco quieren una salida del euro, no obstante, como han demostrado en las urnas, no pueden aguantar más y no van a aceptar más ajustes en los bolsillos, aunque eso supusiera la salida de la moneda única.