Los bonos basura, también conocidos como “junk bonds, son instrumentos financieros de deuda de baja calidad crediticia, de grado no-inversión, o de carácter especulativo.
En otras palabras, los bonos basura son productos emitidos por entidades poco conocidas o de escasa recomendación y que implican un elevado riesgo (en comparación con el resto de los bonos), ya sea o bien por su exposición a la suspensión de pagos o bien a la volatilidad del mercado.
En compensación a este mayor riesgo, ofrecen un tipo de interés más elevado y en ocasiones muy por encima de la media del mercado, lo cual ha llevado a más de uno al fracaso, y a otros (relativamente pocos en un universo de millones de individuos) al éxito.
El nivel de riesgo de estos bonos basura es valorado por las agencias de calificación o rating, quienes se encargan de subir o bajar la nota. Precisamente, este tipo de bono suele tener las peores valoraciones debido al nivel de riesgo que lleva implícito.
¿Quién dice si se trata de un bono basura?
Son tres las agencias más relevantes que dan cuenta de estas clasificaciones:
- Standard & Poor’s
- Moody’s
- Fitch.
Sus notas varían entre letras mayúsculas, minúsculas y números. De hecho, si bien sus aportaciones tienen una denominación particular por agencia, la norma general refleja las mejores calificaciones con la letra “A” y las peores, con la “B”. En este sentido, los bonos basura suelen denominarse con la valoración BB+. (Véase las Agencias de rating)
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