Guerra económica
La guerra económica es la confrontación o amenaza de confrontación entre países a través de medios económicos.
Este tipo de enfrentamiento es una alternativa a los conflictos armados. Sin embargo, la efectividad de la misma esta condicionada por la capacidad del país adversario de adaptarse a las restricciones impuestas.
Mecanismos para llevar a cabo una guerra económica
Para llevar a cabo el conflicto, los gobiernos utilizan las siguientes herramientas:
- Embargos comerciales: Esto supone una prohibición total de realizar operaciones con un país específico. La restricción puede limitar el comercio, las negociaciones de cualquier índole, el flujo de capital, el flujo de personas, entre otros.
- Limitar el flujo de capitales: Otra opción es limitar el acceso a los mercados financieros. El conjunto de medidas puede contemplar, por ejemplo, prohibición de inversiones o acceso al crédito.
- Sanciones: Las sanciones son una especie de embargo menos severo. Se establecen las mismas restricciones pero de forma específica. Estas pueden considerar el congelamiento de activos, por ejemplo.
- Guerra comercial: También se toma en cuenta la implementación de barreras comerciales.
- Suspensión de ayuda: Los países en vías de desarrollo suelen recibir ayudas o donaciones de los países avanzados para fomentar el bienestar. La suspensión de ese flujo de dinero también se enmarca en este tipo de guerra.
- Expropiaciones: Las expropiaciones les permiten a los gobiernos obligar a los privados a vender bienes por el bien del país. Otro alegato puede ser la seguridad nacional. De esta forma, pueden apoderarse de infraestructuras o sectores estratégicos.
- Boicots: De manera informal, se puede sabotear el orden público del país adversario. Asimismo, entorpecer las operaciones de los organismos del otro país en territorio propio.
Objetivo de la guerra económica
El país que inicia el conflicto, con algunas de las acciones anteriores, busca doblegar al país objetivo. El fin último es lograr un cambio de políticas de otras que se consideran contrario a los intereses nacionales.
La forma de debilitar al adversario es inhibiendo su capacidad de beneficiarse del intercambio comercial, financiero y tecnológico con los demás países.
Consecuencias de la guerra económica
Dependiendo de la influencia del contrincante, el país objetivo puede sufrir graves consecuencias en términos de salud económica. Lamentablemente, la población atacada puede ver reducido sus ingresos, aumento de la pobreza y desigualdad, y, en general, deterioro en su calidad de vida. Por su parte, los gobiernos que no logran adaptarse a las nuevas condiciones pueden verse obligados a cambiar las políticas, deponer el poder y aumentar la represión.
También, es mermada la capacidad de los agentes de generar ingresos y las condiciones adversas pueden desencadenar una depresión económica. Además, mientras el gobierno logre conservar el poder, empeora constantemente el estilo de vida de los habitantes. Igualmente, los consumidores del país agresor puede experimentar inflación en los sectores económicos fuertes del país agredido.